No es mucho pero sí suficiente para encarecer la apuesta de Carles Puigdemont a Pedro Sánchez que se desarrollaría así: el Consell per la Repùblica me pide que no acepte participar en tu investidura. Por lo tanto si quieres que te apoye o más bien, como necesitas que te apoye porque, si no lo hago, tu investidura habrá fracasado y vamos entonces a una repetición electoral que a nadie de este sector interesa, subo la apuesta y me vendo más caro.

Cierto que el 4,5% de los participantes en el CxR, que suman un total de 4.201 socios con derecho a voto (90.484) es poca cosa pero menos lo es el porcentaje de quienes nos han votado a nosotros (392. 634) respecto de quienes os han votado a vosotros (7.760.970) y aquí estamos, sin embargo, condicionando tu investidura porque resulta que nuestros 7 diputados son esenciales para que salgas investido presidente.

Por lo tanto, subo la apuesta y me niego a bajarla. Así que quiero también un referéndum de autodeterminación y la consideración de Cataluña como minoría nacional.

Pero ahí entra ERC que dice que qué es eso de "minoría nacional", que Cataluña es una nación y el reconocimiento ha de ser como nación, no como minoría nacional. "La minoría es un planteamiento equivocadísimo, no somos la Bretaña, no somos húngaros en Rumania, somos una nación" ha dicho Carles Campuzano, consejero de derechos sociales del Govern. ERC también pide el traspaso de Rodalies y acabar con el déficit fiscal de más de 22.000 millones de euros.

Con lo cual todo se está poniendo muy difícil para las pretensiones de Pedro Sánchez de tener las cosas listas antes del 27 de noviembre, fecha límite para convocar una repetición de elecciones el 17 de enero.

El acuerdo con Yolanda Díaz es un trampantojo destinado a tapar el auténtico nudo gordiano de estas negociaciones, que no es otro que la ley de amnistía exigida por ERC y Junts

El acuerdo con Yolanda Díaz es un trampantojo destinado a tapar el auténtico nudo gordiano de estas negociaciones, que no es otro que la ley de amnistía exigida por ERC y Junts además del referéndum de autodeterminación que Pedro Sánchez no puede dar porque atenta directamente contra el artículo 2 de nuestra Constitución.

Es ridículo que el presidente en funciones pacte una medidas con su vicepresidenta en funciones, como si no formaran parte de un partido coaligado, que no es la Yolanda Díaz de Sumar puesta por Pablo Iglesias en el puesto en el que está, sino Ione Belarra. Pero la continuidad de Belarra está descartada, como la de Irene Montero porque Podemos va a estar fuera del futuro gobierno, casi con total seguridad.

El caso es que Yolanda Díaz ejerce al mismo tiempo de líder de Sumar y de vicepresidenta del Gobierno en funciones, una dualidad que les es muy rentable a ambos políticos. A Pedro Sánchez porque tiene con qué distraer al personal y a Yolanda Díaz porque la coloca como líder de una formación que tiene como uno de sus miembros a Podemos que fue el partido que la encumbró al puesto en el que está ahora mismo.

Esto que parece un trampantojo es la realidad de la política española de hoy. Unos porcentajes mínimos de votantes que deciden si Puigdemont debe o no reventar la estrategia del líder de Junts, aunque no ejerza orgánicamente ningún liderazgo, y deciden sobre el destino de 46 millones de españoles.

La realidad es que si esa votación se traduce en hechos que no sean el subir el precio de la apuesta sino cargarse la sesión de investidura de Sánchez, nos habremos quitado de encima un problema gravísimo, cual es tener una ley de amnistía metida con calzador y de mala manera entre los pliegues de la Constitución, en la que no cabe.

Váyase lo uno por lo otro.