Feijóo se equivoca grandemente haciendo esos elogios de Puigdemont creyendo que con ello va a atraer a los huérfanos de Junts x Cat que se sienten desamparados por los planteamientos de Carles Puigdemont y los suyos.

Una cosa es que los empresarios catalanes -siempre tan obsequiosos con sus invitados- le hayan tratado muy bien y otra muy distinta es que afirme ante ellos que Puigdemont es más "transparente y sincero" que Pedro Sánchez. Dijo Núñez Feijóo: "Todo el mundo sabe lo que pide el señor Puigdemont. En los contactos, no personales ni directos, pero sí indirectos, no nos ha mentido. Eso sí es un valor. No estoy de acuerdo en absoluto con sus planteamientos, pero eso no significa que desde la discrepancia pueda haber respeto". Pero es que no es verdad. 

Primero porque Puigdemont se fue en un coche y se cambió en un túnel para eludir la acción de la Justicia, cosa que otros no hicieron y aguantaron a pie firme la intervención de los tribunales. Eso es una mentira disfrazada de fuga.

Segundo, porque está utilizando los siete pobres escaños que le han dado las elecciones para chantajear al presidente en funciones y obtener lo que de ninguna manera podría conseguir de otro modo, de manera que es un chantajista redomado, por lo tanto, un tramposo.

Tercero, porque está intentando que la ley de amnistía no le cubra a él sólo sino a todos los que participaron en el golpe de Estado interno que se dio en los meses de septiembre y octubre de 2017.

Cuarto, porque aquel referéndum totalmente ilegal no fue supervisado por ninguna entidad mínimamente independiente, a pesar de lo cual se dijo que habían participado dos millones de personas y nadie ha tenido el cuajo hasta ahora de desmentir ese dato. Y Puigdemont es el primero que se beneficia de ello.

Núñez Feijóo no va a rescatar a los votantes huérfanos de Junts o a los de Ciudadanos por ese procedimiento, porque los votantes de Junts son ya irrecuperables

En estas condiciones decir al empresariado catalán que Puigdemont tiene la ventaja de no mentir lleva a la confusión de los interlocutores. Lo que Feijóo podría haber dicho y hubiera quedado mejor es que este hombre fue siempre sincero respecto de sus planes delictivos.

Pero decir lo que dijo en una reunión de Cercle d´Economía catalán que se había mostrado muy de acuerdo en una amnistía en la que los dos grandes partidos políticos se pusieran de acuerdo, es una ingenuidad o aún peor, una estupidez.

Núñez Feijóo no va a rescatar a los votantes huérfanos de Junts o a los de Ciudadanos por ese procedimiento, porque los votantes de Junts son ya irrecuperables y porque los votantes de Ciudadanos o bien se han ido a la abstención o bien se han refugiado en el PSE con la consoladora excusa de que ese sí es un partido constitucionalista que no les va a dejar tirados, como hizo Inés Arrimadas, porque está muy imbricado en Cataluña. No es verdad pero a los catalanes les vale así.

Pero elogiar a Puigdemont cuando está a punto de colocarnos una ley de amnistía junto con un bodrio de ley paralela en la que se diga o se reconozca que Cataluña es una nación, por lo tanto que España es una nación de naciones o sea una nación plurinacional, es una equivocación de libro, impropia de quien pretende dirigir los destinos de España.

Las cosas en Cataluña se han de hacer como en todas partes: manteniendo una sola idea un modelo único, con todas las variaciones que se quiera, porque es evidente que Andalucía no es lo mismo que Galicia y ésta a su vez no es lo mismo que Cataluña. Pero manteniendo una idea de gobierno igual para todos.

Y no elogiando a Carles Puigdemont porque "es más sincero que Pedro Sánchez". Por eso entre los dos están a punto de encalomarnos un par de leyes inasumibles de todo punto, más unas rebajas de la deuda contraída ante los tribunales que es lo que el de Waterloo pide también, a tenor de lo que se publica.

Y otra cosa que nada tiene que ver con su ley de amnistía: el cambio de alcalde de Barcelona: Collboni por Xavier Trías, de Junts. Por pedir que no quede.

Por ahí Alberto Nuñez Feijóo no va bien. De hecho, va muy mal.