La jura o promesa de la princesa Leonor ante las Cortes Generales es, como fue hace 37 años con su padre, la demostración de que la princesa se compromete ante la representación parlamentaria, reunida para ese acto solemne, a acatar la Constitución y las leyes de nuestro ordenamiento jurídico. Es un acto unilateral de sometimiento de quien está llamado en el futuro a ser el Rey -en este caso la Reina- de España.

No es al revés como muchos piensan. Es el sometimiento de la Corona ante las Cortes Generales. Esta es la almendra del acto de hoy en el que la princesa de Asturias cumple 18 años y jura defender la Constitución.

La princesa de Asturias, que ha sido hasta hace nada un misterio porque sus padres, más bien su madre, lo ha querido así, se ha convertido en un auténtico descubrimiento para una parte importantísima de la sociedad española.

Y hemos de decir que "tiene un buen relleno". Eso significa que las convicciones que expresa y el modo en que las expresa, siendo todavía una jovencita que acaba de asomarse a la vida, demuestran que está educada desde pequeña para asumir su tarea y que hasta ahora la ha asumido a gusto de todos o de casi todos.

Es hija de su padre, el Rey, que es a su vez el más parecido a su madre, la reina Sofía. El Rey le habrá enseñado a comportarse con encanto, con una sonrisa, aunque no le apetezca, y con un rigor en su comportamiento que ahora es muy pronto para comprobarlo pero en el futuro podrá verificarse con mucha mayor amplitud porque la princesa habrá dejado la juventud para adentrarse en los caminos de la edad adulta.

Ese será el momento en que se podrá calibrar cuánto de su padre tiene la princesa y cuánto de su madre, que ha ejercido de "mater amantísima" y aún sigue ejerciendo, de las dos hermanas.

Tiene de ejemplo a seguir de su padre, en primer lugar, y de su madre, en segundo término. Pero también de su abuelo, el rey Juan Carlos I, sin cuya contribución la democracia que hoy disfrutamos no hubiera sido posible.

Porque don Juan Carlos pudo haber tenido un comportamiento como ciudadano deplorable, pero su apoyo a un sistema democrático fue indudable y constituye la base de la Constitución mucho antes de que ésta estuviera en las estanterías de las casas de las personas interesadas en la democracia . También en el plano internacional el viejo rey hizo un papel de apertura de horizontes que no se le puede negar ahora.

Tiene dos referentes en los que mirarse para aprender. En uno para tener presente que la democracia es un valor frágil y que se puede perder si no se defiende todos los días. Y de su padre el haber conseguido remontar con el esfuerzo de traer "una Monarquía renovada para un tiempo nuevo

Por lo tanto, tiene dos referentes en los que mirarse para aprender. En uno, el mayor, para tener presente que la democracia es un valor frágil y que se puede perder si no se defiende todos los días. Y de su padre puede aprender la integridad, el haber recogido la Monarquía del suelo en el que la había dejado don Juan Carlos y haber conseguido remontar con el esfuerzo de traer "una Monarquía renovada para un tiempo nuevo".

Su padre, el de la princesa de Asturias, ha introducido una transparencia total en los asuntos institucionales y en la vida personal de la Familia Real, ahora reducida a cuatro miembros: el Rey, la Reina y sus dos hijas y los dos viejos reyes, base de la Monarquía parlamentaria que disfrutamos.

En este país a nadie se le exige ser monárquico, ni siquiera ser constitucionalista. Se puede ser republicano sin problema de que te vayan a meter en la cárcel por ello. Pero sí conviene que los republicanos entiendan el significado del acto de hoy, que es el sometimiento de la princesa de Asturias a las Cortes Generales, presentes en el solemne acto.

El acto se celebrará con unas cuantas ausencias, que no quitan brillo al acto. Solo las de los presidentes de los gobiernos de Cataluña y del País Vasco, que sí estuvieron en la jura de la Constitución por el entonces príncipe de Asturias, y hoy Rey, empañan en algo la celebración.

Todas las demás ausencias son lamentables pero no consiguen ensuciar el hecho de que la futura reina de España, esa jovencita de 18 años cumplidos ese mismo día, jure la Constitución en presencia de sus padres los Reyes, de su hermana Sofía, su gran apoyo, y de toda las Cámaras reunidas en un acto que tiene una relevancia política y social incuestionables.

Su jura de la Constitución es sobre todo, una imagen de futuro, de la continuación de la nación de ciudadanos que nos hemos dado.