Parece que los ánimos en el PSOE están bajos, o más bajos de lo que lo estuvieron la semana pasada, cuando la amnistía parecía inminente. Ahora parece que las pretensiones de acoger en esa ley a todos sus colaboradores estén incursos o no en los sucesos relativos a la apuesta independentista, está complicando las cosas porque con esas inclusiones el Tribunal Constitucional les echaría para atrás la ley. Los nombres de Josep Lluís Alay, Gonzalo Boye, Lluis Escolá y Miquel Buch , que Puigdemont pugna por amparar en esa ley de amnistía están complicando las cosas.
Y a Puigdemont no le vale una ley que sirva para investir a Sánchez y luego sea tumbada por el TC porque entonces la tal ley no servirá de nada. Pero es cosa suya que la amnistía entre por los estrechos cauces de un Tribunal Constitucional ya bien dispuesto de antemano a aprobar una amnistía, pero siempre que su contenido pase las horcas caudinas de la legislación española.
Y esta ley no la pasa fácilmente, es más, la pasará con mucha dificultad. Pero no se lo pueden poner imposible al TC. Y eso es lo que está sucediendo ahora mismo. La condición de que una ley de amnistía pase el control del Constitucional está en que se trate de delitos de naturaleza política ligados al proceso independentista, no de otros delitos que no tienen nada que ver con ello.
En el caso de José Luis Alay, íntimo amigo del prófugo, se trata de dos causas judiciales: Voloh, que investiga la financiación del 1-O y, sobre todo, de un caso de presunta malversación por haber usado fondos públicos para una visita a Nueva Caledonia.
El caso de su abogado Gonzalo Boye, que ha estado rápido en utilizar el término de lawfare, está acusado de blanquear capitales para el narco Sito Miñanco, delito que nada tiene que ver con el procés.
El caso de otro "amigo" es el sargento de los Mossos d’Esquadra Lluís Escolà, que le ayudó a escapar a Bélgica. Escolá ha sido condenado a cuatro años de cárcel por hacer de escolta del ex presidente fugado con cargo al dinero público.
Y por fin Miquel Buch, condenado a cuatro años y medio de cárcel por contratar a un mosso d´esquadra para que hiciera de escolta de Puigemont
De modo que la investidura de Pedro Sánchez pende de un hilo y ya ha consumido todos los días que le llevó a Alberto Nuñez Feijóo preparar su investidura fallida. No sé qué tendrá que decir ahora el presidente del Gobierno en funciones. Si se excusará por haber ridiculizado al aspirante entonces por "haber hecho perder el tiempo a los españoles", como dijeron él y sus corifeos.
El caso es que Pedro Sánchez ahora mismo está en las manos del prófugo de la Justicia y que su número tres, Santos Cerdán, no se sabe dónde está, si aquí o allí, porque no hacemos más que verlo arrastrar su maletita de un lado para otro sin que todavía haya fumata blanca para la investidura de su jefe. Parece que está allí, esperando el santo advenimiento.
Mientras tanto, la calle se va calentando progresivamente. Y no me refiero a las acciones del lunes y el martes cuando los de Abascal rodearon las sedes del PSOE y en Madrid, provocaron la actuación de la Policía. Nunca, nunca, se pueden rodear las instituciones democráticas y eso vale tanto para la sede del PSOE, como para la sede del PP, o para el Congreso de los Diputados como hizo Podemos en los comienzos de la legislatura de Mariano Rajoy, que repitió la de 2012, y, que, en opinión de Pablo Iglesias, era "jarabe democrático".
Esa actitud amenazadora y violenta que provoca a la Policía a actuar es indefendible en una democracia, ya la defienda Pablo Iglesias o Santiago Abascal
Bien, pues esa actitud amenazadora y violenta que provoca a la Policía a actuar es indefendible en una democracia, ya la defienda Pablo Iglesias o Santiago Abascal. Lo sucedido el lunes es impresentable para un partido de gobierno como es Vox.
No, a lo que me refiero es a otra temperatura, la que está calentando el PP que hará sus convocatorias en tiempo y forma. Pero que hará hablar a la gente en la calle con sus citas en todas las capitales de provincias. Las personas se están organizando para protestar por una ley de amnistía que excede todos los límites de lo tolerable.
Y aún no sabemos el contenido de una ley que está por redactarse, si es que no está redactada ya, pero de cuyo contenido tenemos noticia por los acuerdos a que ha llegado el PSOE con ERC. Que son acuerdos con contenidos muy dispares, como el traspaso integral de las cercanías, ese que la ministra del ramo dijo que no podía ser porque era ilegal, que eso no tiene nada que ver con una ley de amnistía.
Pero que son acuerdos intolerables para la mayoría de los españoles porque lo que hicieron entre septiembre y octubre de 2017 no se le ha olvidado a la gente. Y que a esos señores, que no se han arrepentido de nada y, al contrario, insisten en que lo volverán a hacer, se les obsequie con una ley de amnistía y con cesiones como la de la condonación de 15.000 millones de lo que Cataluña adeuda al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) irrita a mucha gente que se está levantando contra este gobierno y contra este regalo del todo inmerecido.
Pero cuando hay una revuelta popular, luego es muy difícil devolverla a los corrales. Y eso es lo que está a punto de suceder.
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