A Esperanza Casteleiro le va a tocar comerse el marrón de los dos agentes del CNI pillados en su actividad de espionaje en favor, se supone, de los Estados Unidos de América. La razón es que aun cuando ella no tenga nada que ver en esas filtraciones, o directamente espionaje, ella es la responsable del Centro Nacional de Inteligencia español y tiene que asumir la carga que conlleva el cargo.

También a Paz Esteban le tocó responsabilizarse de asuntos en los que no tenía nada que ver, aunque fue bajo su responsabilidad cuando seguramente se produjeron las fugas de estos dos agentes porque se tarda mucho tiempo en acumular las pruebas para hacer una acusación de tan grueso calibre.

Paz Esteban pagó el precio que le pedía ERC en la anterior legislatura por unas escuchas que la propia Esteban había autorizado previa aprobación del juez del Tribunal Supremo Pablo Lucas las escuchas a ciertos dirigentes del independentismo, con lo cual estaba perfectamente armado su caso. Eso no impidió que Paz Esteban fuera sustituida por la señora Casteleiro en una decisión que se consideró por la oposición, como claramente injusta.

Ahora Paz Esteban va a tener que comparecer en una de esas comisiones reclamadas por los separatistas para acusar de lawfare a la administración de Justicia en nuestro país. Son tres las comisiones pactadas entre el PSOE y Junts: por el caso Pegasus, por los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils y por la llamada Operación Cataluña (el presunto uso de la policía por parte del Gobierno del PP para desacreditar a políticos independentistas catalanes).

Probablemente Paz Esteban tenga que comparecer en las tres aunque poca información se va a sacar de una persona que tiene el deber de guardar el secreto de cuanto acontece en la Casa.

Paz Esteban aguantará impávida el arreón de los dos agentes del CNI implicados

Por lo que se refiere a su sucesora en el cargo es más de lo mismo. Lleva casi cuarenta años en el Centro Nacional de Inteligencia y sabe bien lo que se puede y no se puede confesar. Quiero decir con esto que ella aguantará impávida el arreón de los dos agentes del CNI implicados, aunque uno de ellos ha sido puesto ya en libertad con medidas cautelares pero el otro está en la cárcel de Estremera.

De todos modos, y dado que los Estados Unidos es un país aliado de España en el que la información clasificada fluye con normalidad -siempre con las debidas precauciones- no se comprende bien qué clase de información podría haber trascendido de un país al otro que no fuera compartida.

El diario ABC publicaba anteayer que la información estratégica sobre países iberoamericanos era del máximo interés para los servicios secretos del país aliado. Pero se comenta que esa información la podían haber obtenido por las vías establecidas y sin necesidad de comprar a los dos agentes del CNI, que llevaban meses y meses detectados y cuya detención finalmente se culminó en el mes de septiembre. Por eso existen dudas.

De todos modos toda la información relativa al personal del CNI y sus ocupaciones, desde los nombres propios hasta el escalafón o los destinos son materia reservada por Ley, pero los de estos dos agentes ya pueblan las actuaciones. La causa está bajo secreto de sumario y por esas circunstancias, lo previsible es que sea así hasta que llegue, si es que llega, a juicio.

En cualquier caso, es Esperanza Casteleiro quien va a correr con el descrédito del mismo modo que Felix Sanz Roldán corrió con el que le correspondía cuando en el año 2010 fue condenado -había sido detenido e 2007- Roberto Flórez a 12 años por traición por pasarle información clasificada (supuestamente militar) a la inteligencia rusa.