Por supuesto, Sánchez le ha dado a Bildu la alcaldía de Pamplona, que era algo que hace poco se jactaba de no haber hecho o de no ir a hacer. O sea, que era la última o quizá la única prueba que quedaba de su decencia y la tenía que destruir pronto, para proteger su reputación. Parecía que no, pero todavía estaba ahí esa mancha, esa vergüenza, esa cosa que había dicho Sánchez y que aún se mantenía cierta e intacta, como la promesa de algún caballero antiguo con palabra, bigotito y florete finos y rectos igual que manecillas de reloj (los que practican esgrima parece que dan una hora de campanario con sus poses y muecas).
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 La vida de un guardia civil en Oñate: "No nos alquilan casas, los niños tienen que ir a colegios privados"
- 2 Beryl, el huracán que ha descolocado a los expertos: "Nunca ha habido nada así"
- 3 Zapatero, invitado estrella del verano marroquí: “La historia de España no se entiende sin Marruecos, una gran nación”
- 4 El primer santo milenial jugaba a Pokémon y difundía la fe
- 5 🌍 Así puedes conseguir la foto que hizo la NASA el día de tu cumpleaños
- 6 ¿Cuántas calorías hay que quemar al día?
- 7 El juez Peinado rectifica y concreta por qué investiga a Begoña Gómez
- 8 Quiénes son las tres juezas del Supremo que rechazan la sentencia de Trump con "miedo por la democracia"
- 9 Mad Cool 2024: dónde es, cuándo se celebra y qué artistas actúan