El martes 26 de diciembre, Mao Zedong, héroe de la Guerra Civil y de la Revolución Socialista China cumpliría 130 años. Mao es una figura política que marcó el largo siglo XX, si bien estuvo rodeado de grandes controversias, incluso en la propia República Popular de China. Pero para conocer al líder chino se tiene que ir más allá del tópico y el rumor: uno se tiene que alejar tanto de sus ardientes aduladores, como de sus fervientes críticos. Solo así podrá entender el Estado socialista chino actual, como también su historia contemporánea. Además, que parte de su pensamiento ha servido de influencia para grupos revolucionarios socialistas en la India, Filipinas, Pakistán, Perú, diferentes países africanos, entre otros.

Para entender a Mao Zedong debemos remontarnos a las tesis filosóficas de la Escuela Legalista, establecida por Shen Buhai y Shang Yang. Su idea era abandonar el Confucionismo, y acercar la persona al Estado, a través del pragmatismo y la burocracia por encima de lo intangible y los ritos. Vemos en la dinastía Qin, quien principalmente conquistó gran parte de la China actual, un referente para un joven Mao Zedong que veía en las personas la base del Estado, y en lo tangible y lo pragmático lo necesario para conseguir sus objetivos, que China fuera un país el cual se hiciera respetar en lugar de ser pisoteado desde la Guerra del Opio por objetivos comerciales. Es en la Revolución Taiping donde Mao veía el origen de la Revolución Socialista en China.

El Partido Comunista de China no se desplazó de las tesis defendidas en los Tres Principios del Pueblo de Sun Yat-sen, padre de la Patria y República China tanto para comunistas como para no comunistas, basadas en el Nacionalismo, la Democracia y el Bienestar Social. Nacionalista en el sentido de una China libre de vendepatrias; democracia entendida como democracia popular, y por lo tanto perteneciente y subordinada a las masas; y finalmente bienestar social, subordinado al interés general y contra los capitalistas especuladores contrarios a él. Estas ideas desplazaban al Kuomintang y a Chang Kai-shek como legítimo para gobernar el pueblo chino, pues no dejaba de tener contacto con los extranjeros que forzaron a China a arrodillarse, según la doctrina maoísta.

A pesar de que el Gran Salto Adelante fracasó estrepitosamente, y que la Revolución Cultural supuso una gran purga intelectual, política y militar, como también de cualquier que cuestionara el modelo y pensamiento maoísta, incluso algunos acérrimos políticos señalaron que la Guardia Roja era más maoísta que Mao, también estableció una doctrina organizativa profunda. El éxito militar de la Larga Marcha, el proceso de reagrupación de facciones comunistas en un único punto de China, esquivando a las tropas del Kuomintang, fue lo que catapultó a Mao Zedong al liderazgo del comunismo chino. Soldados y campesinos caminando miles de kilómetros para organizarse y jerarquizarse, pues la organización es clave en una victoria, forjaron el mito.

Su idea de la emancipación nacional, y una China libre de cualquier influencia extranjera, fue uno de los principales motivos por los cuales ganó tantos adeptos a su causa. La frase pronunciada por Mao el día de la proclamación de la República Popular de China, de que el pueblo chino se ha puesto en pie, resume esta idea antiimperialista. Como también una de las máximas del Partido Comunista de China hoy. China, con medios chinos, será quien sea dueña y señora de su destino.

Por este motivo la vía de la revolución socialista de Lenin encajó perfectamente en China, pues el Kuomintang tenía vínculos con las potencias extranjeras, esta estaba subordinado a los intereses británicos y franceses, y el Estado les pertenecía a ellos. Por ende, el Estado Chino con el KMT no dejaba de ser un estado títere de los extranjeros.

Es la razón por la que Mao se alejó de la URSS cuando empezó la desestalinización, ya que se creyó que hacían pasos hacia el capitalismo y el revisionismo. Al mismo tiempo la URSS expandía su influencia en África en forma de milicias, como también en Cuba en forma de misiles o en América Latina. Esta visión de que Moscú mandara sus representantes a ver a líderes, a poner y derrocar mandatarios, como hacía "el imperialismo" levantó recelos en Pekín. No sabían si ellos serían los próximos a caer frente los soviéticos. En el punto álgido de la separación China – URSS, pero, es cuando se forjó la alianza entre China y Estados Unidos, y los acuerdos entre Nixon y Mao, con un Henry Kissinger y Zhou Enlai omnipresentes en los mismos.

A la muerte de Mao Zedong el Partido Comunista de China asumió su responsabilidad. Se depuró a los responsables del caos, la Banda de los Cuatro, entre los que estaba la mujer de Mao, y se volvió al orden. El partido condenó el personalismo del líder y secretario general, como también empezó la tarea de restablecer y conmemorar a todos los intelectuales, políticos y militares que fueron depurados por la Revolución Cultural y la Guardia Roja. Pero al mismo tiempo lo situó en una posición muy interesante, y por eso su retrato preside la Plaza de Tiannanmen.

Sin la semilla plantada por Mao Zedong en la Larga Marcha no habría República Popular de China

Sin la semilla plantada por Mao Zedong en la Larga Marcha no habría República Popular de China. Sin las políticas emprendidas bajo su mandato, aunque muchas de ellas erráticas, otras muchas no lo fueron y permitieron posteriormente abrirse a reformas rápidas y tangibles. Sentó las bases doctrinales del Partido Comunista Chino, y, por último, también fue quien proclamó la República Popular de China. Erróneamente se confronta Taipéi y Pekín, pero recordemos que Taiwán fue una dictadura militarista dirigida por un partido único, el Kuomintang, hasta 1991.

La política china es compleja, y sus líderes lo son igual o aun más. A pesar de que mucha gente sigue creyendo que el maoísmo sigue vigente en China, la verdad es que actualmente no queda rastro de ninguna política propia o cercana a la Revolución Cultural o al Gran Salto Adelante. Las políticas de Deng Xiaoping, pero sobre todo las de Hu Jintao, restablecieron cierto paradigma confuciano a la política comunista. El principio de la Sociedad Armoniosa de Hu fue el punto y aparte.

Ahora, como recita la canción de la Guerra Civil China, sin el Partido Comunista de China no habría nueva China, y esto implica que Mao siga vigilante en Tiannanmen, aunque más allá sea el partido y no él quien vigile. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.