No sé si lo que les voy a contar es apócrifo o es real, porque ha sido una semana tan intensa que hay piezas de información que se asoman a mi cabeza y no sé si son ciertas o soñadas. De hecho puede que alguna que no reconozca como real lo fuera, pero que la escuchara en ese momento que nos define una expresión tan bonita como “entre la vigilia y el sueño”.

La cuestión es que, tras la negociación in extremis para salvar los Decretos del Gobierno el pasado miércoles en el Pleno del Congreso (que tuvo lugar en el Senado), alguien de Junts pudo salir a contar que el PSOE “estaba cediendo tanto que seguimos pidiendo”.

El caso es que ese acuerdo me hizo caer en la cuenta (esta vez despierto y consciente) de que el Gobierno de Pedro Sánchez ha cruzado la frontera que divide lo realizable de lo voluntarioso con la peculiaridad de que lo realizable deteriora al Estado y lo voluntarioso puede implicar mucho esfuerzo y ningún retorno.

Por supuesto ese no retorno sería para el independentismo catalán, porque ya sabemos que son cesiones en la que el Estado no gana nada y el país menos. ¿La ganancia del Gobierno? Oxígeno proveniente del mismo suministro del que estuvo viviendo Puigdemont hasta que se convirtió en imprescindible.

Porque recordemos que Puigdemont penaba por Bruselas haciendo lo imposible junto a Comín para no ser extraditado y, de esto, no hace tanto. ¿Frankenstein? Es irónico que el mito reviva, no por el símil de una criatura hecha de trozos, sino por la parte del Prometeo moderno.

Si Prometeo le robó el fuego a Zeus para que el hombre pudiera tener una vida completa. Sánchez ha rehabilitado al independentismo

Si Prometeo le robó el fuego a Zeus para que el hombre pudiera tener una vida completa. Sánchez ha rehabilitado al independentismo y le ha proporcionado el fuego con el que ahora luchan contra todo lo que se interponga en su objetivo.

El fuego, por supuesto, son las cesiones y Zeus… pues elijan: desde la Unión Europea que va a ver saltar un problema con el tema de la cesión a la Generalitat de las competencias sobre inmigración o la eliminación del artículo 43 bis de la ley de Enjuiciamiento Civil, que dejaría al TJUE casi como un mero órgano consultivo. También las Arcas Públicas (iba a decir lo de “que las alimentamos todos”, pero es ya una obviedad) porque de ahí saldrá el dinero para que la Generalitat pague las ayudas al transporte público. El resto es ir cotejando el acuerdo y completar la lista.

Me pregunto, por tanto, si los términos de acuerdo del miércoles eran cuestiones asumibles que el Gobierno se quedó sin ofrecer en la investidura o si estamos ya tirando de imaginación, tanto Junts pidiendo como el Gobierno en el voluntarismo de intentarlo.

De ser así hay dos límites: lo inasumible (que una agencia espacial catalana no sé yo si ahora tendría mínimo un “lo estudiaremos”) y lo inalcanzable, que sería todo aquello a lo que el Gobierno haya dicho “Sí” y que, por los motivos que sean, vuelvan con un “No”.

De darse el segundo escenario podemos suponer que Junts se caería de la alianza. Bueno, digo Junts porque Esquerra o Bildu aún no se han visto con la libreta de peticiones delante, pero eso anularía al Gobierno.

¿Puede caer el Gobierno en los Presupuestos? No crean que sería mi primera opción, porque en España ya nos hemos acostumbrado a vivir con las Cuentas prorrogadas y si eso era un no-brainer a elecciones hace unos años, hoy no podemos olvidar que Pedro Sánchez vivió un tiempo considerable scon los últimos de Cristóbal Montoro.

Poco a poco Pedro Sánchez avanza por un camino en el que sus razonamientos van siendo menos y menos creíbles. No ya por sus no votantes, que entiendo que no tienen ninguna duda, sino de los que podemos llamar activos_no_alineados (los que votan al PSOE porque son progresistas, pero Sánchez les hace la gracia justa). Junten a estos a aquellos que estén hoy más cerca del activismo de Page o la discreción de Lobato, líderes regionales que saben lo mucho que el socialismo rechaza la amnistía fuera de Cataluña y, por supuesto, fuera de Moncloa.

Total… me hace gracia imaginar a Pedro Sánchez con el gesto un poco contrariado, pero volviendo tranquilo a Moncloa el miércoles y parafraseando a Samuel Spade (Bogart en El Halcón Maltés) y diciendo “Independentismo: el material del que están hechos los sueños”.