Radosław Sikorski (Bydgoszcz, 1963), ministro de Asuntos Exteriores de Polonia desde el 13 de diciembre de 2023, ha revolucionado la diplomacia europea. Si las ruedas de prensa del anterior primer ministro, Mateusz Morawiecki, tuvieron como consecuencia que el mundo viera a Polonia como una potencia en muchos aspectos, mientras anunciaba la ayuda constante a Ucrania, el actual primer ministro, Donald Tusk, ha dejado a su ministro de Asuntos Exteriores relacionarse de tú a tú con diferentes líderes europeos, y mover el tablero diplomático continental.
En la diplomacia europea se dan ahora movimientos tectónicos. Para entender lo que ahora está pasando debemos remontarnos a hace veinte años, cuando estaba de subsecretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores en los 2000. Y posteriormente fue viceministro de Asuntos Exteriores. En 2007 asumió el cargo de ministro de Asuntos Exteriores en el primer gabinete de Donald Tusk. En ese momento las relaciones con Rusia y con Estados Unidos fueron puntos clave de su gestión ministerial. A pesar de que su primera etapa ministerial se pueden destacar las buenas relaciones con Rusia, la injerencia rusa en el secesionismo de Donetsk, Lugansk y Crimea marcó un punto de inflexión.
Fue entonces, en 2014, donde podemos decir que nació la Doctrina Sikorski, que defiende el papel de Polonia como base entre Europa Occidental y Europa Oriental. Una Europa Oriental formada por Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Bulgaria y Ucrania. El actual ministro de Asuntos Exteriores polaco fue uno de los principales defensores de establecer vínculos comunitarios europeos con Kiev durante el Maidán, y también fue de los que más advirtió de la necesidad de armarse para frenar la creciente voluntad rusa de interferir en Ucrania para que no fuera posible. Cabe destacar también que el ministro Sikorski también ha sido uno de los principales aliados de la oposición de Bielorrusia, pues una de las primeras reuniones como tal fue con Svletlana Tsikhanoskaya y el Gabinete Unido de Transición.
El giro centrista del actual gobierno polaco, una vez que el Partido Ley y Justicia (PiS) de Morawiecki fracasara en su intento de formar gobiero, también hace más fácil dibujar un eje de coordinación entre París, Berlín y Varsovia, a pesar de que los tres países tienen colores políticos distintos. El europeísmo militante de Donald Tusk lo convierte en un líder carismático en los círculos comunitarios. Por otro lado, el anterior primer ministro no tenía tal aceptación al ser aliado regional de Viktor Orban, un hecho que dificultaba las relaciones con Alemania y Francia, como también con otros países como Rumanía, que han soportado un amplio coste por la invasión rusa de Ucrania aprovisionando Kiev.
Así que podemos definir la Doctrina Sikorski como la idea de que Polonia sea un nudo de comunicaciones, infraestructuras y fuerza militar. Los acuerdos militares dentro de los parámetros de la OTAN con Estados Unidos van de la mano de los proyectos de Defensa comunitarios. De la misma manera que la voluntad de comunicar todo el Este de Europa entre sí dibuja una Varsovia convertida en una capital económica importante en un nuevo teatro europeo donde se habla de la inclusión de Rumanía y Bulgaria al espacio Schengen, de Ucrania como Estado comunitario, y quien sabe si también de una futura Bielorrusia. Sikorski además también advirtió sobre los riesgos de la injerencia rusa tanto en Ucrania, como dentro de la Unión Europea a través de diferentes actores que le hicieran el juego a Moscú. Un tema actualmente relevante en España, ciertamente.
El movimiento diplomático europeo se ha movido de un eje franco-alemán a un eje franco-alemán-polaco para coordinar la estrategia de defensa frente a Rusia
Qué podemos esperar de esta nueva Polonia, pues, nos podemos preguntar. Se acerca una Polonia que será igual de europea que lo es Francia, Alemania o Italia, y que tratará de tú a tú a Alemania o Francia. De hecho, el movimiento diplomático europeo se ha movido por la victoria de Tusk de un eje franco-alemán, cuyo centro recaía en el Rin, a un eje franco-alemán-polaco para coordinar la estrategia de defensa frente a Rusia. Así pues, el eje se desplaza del Rin al Oder. Y por lo tanto tendremos un mayor papel de Alemania, como ya estamos viendo en el aprovisionamiento militar a Ucrania, y también de apoyar las reformas militares de Rumanía o Bulgaria, al mismo tiempo que hay interés que haya buenas relaciones entre Alemania y Polonia, después de una década de tensiones. La política de buena vecindad entre Polonia y Alemania también es definitoria de Sikorski como ministro.
El apoyo a la oposición de Bielorrusia no es un tema baladí, y que se haya convertido en uno de los principales garantes de esta implica también al resto de la Unión Europea. Y no hay ninguna voz contraria a ello, sino que hay voluntad de apoyar a la oposición, y casi todos los líderes europeos se han reunido con Tsikhanouskaya. Incluso Josep Borrell, Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, se ha mostrado simpatizante de la idea de normalizar el papel institucional de la oposición, y escuchar sus demandas. Sikorski en diferentes ocasiones ha recordado que Minsk no deja de ser un Estado títere de Moscú, y que por lo tanto no deja de ser y debe ser considerada como un lugar desde donde Rusia puede atacar.
Tendremos que estar atentos a lo que suceda en Varsovia con Donald Tusk, a las reformas emprendidas y a aquellas que dejará de impulsar, por un lado. Y por otro, debemos estar atentos a las reuniones y encuentros de Radosław Sikorski, pues a pesar de que solamente hayan sido unas elecciones generales, la victoria de Tusk ha movido todo el Este europeo de Finlandia a Grecia.
Varsovia ha cambiado, y con ello se abren nuevos horizontes sobre la política comunitaria, pues uno de los principales escollos que había en muchas ocasiones era el anterior gobierno del PiS. Debemos empezar a ver Polonia con otros ojos, y dejar el cliché que están como hace 30 años atrás. Ahora Varsovia pide paso, y no solamente esto, sino que tiene quien escucha sus demandas.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.
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