Podría parecer lo mismo, pero hay una diferencia sustancial entre amancebarse y casarse, como podrá atestiguar cualquiera que haya tenido que negociar un divorcio. No es igual poner fin a un noviazgo con cuatro gritos y una mudanza de caras largas que tener que romper un matrimonio entre reuniones con abogados y explicaciones a un juez. Tampoco se sabe lo mismo de un novio que de un marido. Sin la existencia del vínculo matrimonial, no es necesario que la contraparte esté al corriente de las ganancias y los bienes de la persona con la que va al cine, a cenar los viernes y de viaje a la playa. Pudiera Isabel Díaz Ayuso ser consciente de lo que hizo su pareja antes de conocerse… o pudiera ser que no. De ahí que exista una diferencia sustancial entre lo suyo y, por ejemplo, lo de Pedro Sánchez con las actividades de su esposa, Begoña Gómez, después de concederse el 'sí, quiero'. Es decir, durante su presidencia del Gobierno.
Por lo que sea, el ejército mediático sanchista no ha abundado en este matiz en estos días. Debe ser fruto de un error o de un olvido como el que tuvieron hace unos días, cuando informaron de las elecciones portuguesas sin especificar el motivo de la convocatoria. ¿Cuál sería? Seguramente, algo irrelevante. Un hecho con el que no merecía la pena abrir dos telediarios de la televisión pública, como ha ocurrido con el caso de la denuncia de la Fiscalía al novio de Díaz Ayuso.
Que a nadie se le ocurra decir que TVE es desde hace un tiempo igual de parcial que la televisión castellano-manchega mientras María Dolores de Cospedal era presidenta autonómica y Nacho Villa estaba al mando de ese medio. Esto es distinto. Esto lo hace la izquierda, ergo está legitimado.
Una filtración para desviar los focos del Gobierno
El caso es que los medios pro-gubernamentales han iniciado un frente contra la presidenta madrileña y lo han hecho gracias a una serie de filtraciones que, por el tiempo y por la forma, son interesadas, como siempre. Nada nuevo en los hunos y en los otros. Esto es muy sencillo de entender: se trata de señalar a la principal figura del PP para que los ciudadanos dejen de hacerse preguntas sobre el 'caso Koldo', sobre el rescate a Air Europa o sobre qué demonios había en las maletas que llegaron desde Venezuela a Barajas por valija diplomática.
Lo que es más difícil de descifrar es el motivo por el que la presidenta madrileña apeló este martes en primer lugar a la teoría de la “persecución mediática” que -afirma- sufren ella y su familia “desde hace cinco años”, cuando era más sencillo plantear un par de cuestiones bastante más efectivas. La primera es: ¿por qué tendría que conocer todas las actividades económicas de su pareja si no están casados? Conviene estar al tanto del currículum, el historial médico y el oficio de aquel o aquella que ocupa la segunda almohada de la cama para evitar disgustos. Y, desde luego, cuesta poner la mano en el fuego por cualquiera que ostenta el poder o se arrima a él en este país, incluido por supuesto este señor. Pero, ¿acaso no existe una duda razonable sobre que Díaz Ayuso no tenía que conocer necesariamente lo que hacía su novio antes de conocerle? A partir de esa falta de certeza consiguió Henry Fonda persuadir al resto del jurado en Doce hombres sin piedad.
La siguiente cuestión relevante es: ¿por qué se ha filtrado esta información ahora? ¿Acaso hay alguien interesado en que se desvíe la mirada sobre lo suyo? En la semana en que se aprueba la Ley de Amnistía mientras los líderes independentistas apelan a forzar la secesión -¿no iba a servir esto para reconciliarnos?-, a lo mejor hay quien prefiere que se mire hacia Madrid antes que hacia Waterloo.
Las actividades de Begoña Gómez
O quizás hay quien ha decidido que se aparte el foco de Begoña Gómez, que mientras se negociaba el rescate de Globalia tuvo la mala suerte de pasar por allí. Todo ello, mientras recibía ofertas para dirigir cursos y centros de kumbayá después de que su marido -que no su novio- fuera nombrado presidente del Gobierno. ¿Cuánto de más ha ingresado Gómez en estos cinco años por estar en esa posición? ¿Hubiera conseguido lo mismo si su marido no fuera quien es? A lo mejor Pedro Sánchez no está al corriente de todas sus actividades económicas o lobbistas, vaya usted a saber. La diferencia entre los dos presidentes -volvemos a lo mismo- es que, al contrario que Ayuso, a Pedro Sánchez, como marido, y novio, le podría salir caro cualquier desliz de la contraparte.
Hará lo posible la cuadrilla tertuliana sanchista por obviar todo esto porque el interés de Moncloa es el de construir ‘un caso’ a partir de todo esto para que se disipe la atención que han recibido en las últimas semanas José Luis Ábalos, Begoña Gómez, Francina Armengol o el propio Salvador Illa. Este último, cada vez con un rictus más seco, como es propio en los que sospechan que el pico de su vida profesional ha quedado atrás y a partir de ahora les esperan más disgustos que alegrías. A lo mejor, el paro. A lo mejor, un mero despacho en la Fundación Pablo Iglesias.
Cuanto menos se mire a estos cargos y exaltos cargos socialistas, mejor, así que, Intxaurrondo, haz el favor de hablar del novio de Díaz Ayuso, al hay que comparar, si es menester, que lo es, con Marta Ferrusola o incluso con Rosa Peral, aquella chiflada que estuvo detrás de los crímenes de la Guardia Urbana. Hay que dedicar horas y horas al Ayusogate, pero sin reparar en cosas sobre el motivo por el que la Agencia Tributaria ha actuado en este momento concreto sobre unos hechos pasados. ¿Acaso sus actuaciones están influenciados por el interés político? De eso no hables, Intxaurrondo.
Recuerde el lector que dos días antes de que se consume la tropelía de la amnistía de quienes amenazan con romper el país, el telediario de la tele que paga usted se inició con lo de Ayuso en la noche del martes y el mediodía del miércoles. No se intenta defender en esta tribuna ni a ella ni al acusado (líbreme Dios de respaldar a ningún dirigente patrio a sabiendas de lo que hay que tener para llegar ahí), pero, al menos, obsérvese el hecho de que ni mucho menos era ni es lo más importante ni lo más grave que le pasaba a España ese día.
Sobre la oportunidad de Hacienda, poco más que decir. ¿Es la Administración patrimonio de todos los ciudadanos o del que gana las elecciones? En la respuesta a esta pregunta está nuestra gran penitencia. Cada vez hay menos rincones de este país que no apesten a desechos de origen humano.
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