“Me he casado con un tieso”, reconoció Susana Díaz, con cierta cosa de moza casada con un zapatero, aquella vez que le preguntaron por su marido. Y es que el marido, el tieso, estaba colocado como auxiliar administrativo, o colocado sin más, igual que un almanaque de alcayata, entre el personal o los bultos de los cursos de formación que daba un sindicato y subvencionaba la Junta de Andalucía. Aquel marido tieso o arrecogío, mileurista de carpetilla de goma floja, consorte que manejaba la fotocopiadora como otros los Maseratis, no era un simple trabajador modesto, sino lo que en aquel socialismo de levantiscas molineras y pobres bienaventurados llamarían una “criaturita”. Con la suma de todas sus criaturitas de carpetilla o carretilla se levantó el exitoso y corrupto clientelismo andaluz. Fue la suma de todas esas tiesuras fundantes, ejemplares y subvencionadas lo que otorgó tamaño, gravedad y escándalo a aquel PSOE de los ERE y lo demás. O sea, que yo creo que todavía sería peor que el novio de Ayuso fuera un tieso a la cola en vez de un hortera vestido de tenista.
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hace 10 meses
una vez, enhorabuena por el análisis,
Me quedo con esta frase:
«porque el concepto patrimonial de lo público desemboca en lo que ya estamos viendo, funcionarios y fiscales que trabajan para una jefatura política y con un objetivo político»
El fin está justificando los medios (de este gobierno), y esto en una democracia liberal, implica inseguridad jurídica.
ya comenté que en la justicia es casi más importante el proceso o las reglas que el contenido, ya que es el procedimiento y esas reglas lo que dota de garantías al ciudadano (incluso para aquel que comenta delito).
Si se saltan esas reglas, lo que tenemos es inseguridad jurídica, y nulas garantías al ciudadano.
Pero parece que en esas estamos… saltándonos el procedimiento… y parece que a la izquierda eso le da igual siempre que sea contra el enemigo (hace mucho que ya no nos consideran adversarios)
Empiezo a pensar que quieren otro tipo de «democracia» ….