Durante la campaña electoral de 2016, Donald Trump se enfrentó a numerosas críticas. Por ejemplo, se le reprochaba su tendencia a polarizar constantemente, su uso de un lenguaje políticamente incorrecto, su actitud despectiva hacia las minorías y las mujeres, y su aparente falta de empatía. A pesar de estas acusaciones, obtuvo la victoria.

En 2024, las críticas hacia Trump han aumentado significativamente, incluyendo acusaciones de mentir deliberadamente, de promover un intento de golpe de estado, de ser imputado por violación, de malversación de documentos confidenciales y de obstrucción a la justicia. A pesar de la gravedad de estas acusaciones, las encuestas sugieren que tiene muchas posibilidades de ser reelegido presidente. Este escenario plantea una pregunta obvia: ¿Cómo es esto posible? Aquí expongo seis consideraciones:

1. La disonancia cognitiva. Se trata de una teoría creada por el psicólogo Leon Festinger en 1957, según la cual cuando una persona se enfrenta a contradicciones internas y, por ejemplo, se expone a información que desafía sus creencias preexistentes, se esforzará en generar ideas, valores y creencias nuevas para reducir la tensión hasta conseguir justificar su actitud. En este sentido, no importa lo que haga Trump, o bien porque se considera peor a Biden, o bien porque se le percibe como quien mejor puede defender las creencias de esos votantes. No significa que estos votantes no reconozcan las acusaciones, pero sí que, en un contexto de polarización, las minimizan o encuentran otras razones más de peso para apoyarlo. 

Tres de cada diez votantes expresan opiniones desfavorables hacia ambos partidos: es el porcentaje más alto en tres décadas de encuestas

2. La desafección política. Los estadounidenses han sido durante mucho tiempo críticos con los políticos y escépticos con respecto al gobierno federal, pero los datos actuales son abrumadoramente negativos. Según un estudio del Pew Research Center, casi tres de cada diez votantes (28%) expresan opiniones desfavorables hacia ambos partidos. Es el porcentaje más alto en tres décadas de encuestas. Del mismo modo, un 63% de los estadounidenses dicen estar insatisfechos con los candidatos actuales. Si existe la sensación de que todos son iguales, o igualmente indeseables, es probable que algunos votantes puedan adoptar una actitud de "el menos malo", o el que más se acerque a su manera de pensar, independientemente de lo que haya hecho.

3. El efecto fan. El "liderazgo carismático", según Max Weber, consiste en aquel fundamentado en las cualidades ejemplares del líder, o en su carisma personal. En el caso de Trump, es la segunda acepción la que considero que es más válida, porque se trata de algo emocional, y no racional. Un líder carismático podrá mantener su poder en la medida en que la percepción de su imagen siga siendo favorable para la mayoría de sus seguidores, ya que su legitimidad depende de la percepción que se tiene sobre él. No se trata de lo que haya hecho (sea ejemplar o no lo sea), sino de lo que sus fans piensan de él, haga lo que haga.

4. El bolsillo. Sí, las acusaciones de Trump pueden ser ciertas, pero, para mucha población estadounidense, lo que importa más es que la economía funcionaba mucho mejor con él que ahora con Joe Biden. Se trata del bolsillo de la gente, de lo que perciben los ciudadanos en su día a día, sobre los precios de los alimentos o de la gasolina, es decir, qué pueden pagar con sus sueldos. Según una encuesta de CBS News publicada a principios de marzo, el 65% de los votantes califica la economía como buena durante la Presidencia de Trump, en comparación con el 38% bajo Biden. Sólo el 17% cree que las políticas de Biden harán bajar los precios, frente al 44% de Trump. De acuerdo con estos hallazgos, el 55% piensa que Trump haría un mejor trabajo al abordar la economía, en comparación con el 33% que es partidario de Biden. No es la única mala noticia para el actual presidente: sólo el 22% de los afroamericanos, el 13% de los hispanos y el 18% de los jóvenes creen que hoy están mejor económicamente que hace un año. Son precisamente los públicos que votan demócrata y a los que Biden debería movilizar. Porque los que creen que Trump lo hizo bien, sí que van a ir a votarle. 

Trump es percibido como una víctima de la maquinaria demócrata y del establishment

5. La victimización. En un contexto polarizado y lleno de desinformación, para muchos votantes estadounidenses existe una persecución contra Trump (exacerbada obviamente por él y su comunicación, así como sus medios afines). Trump es percibido como una víctima de las circunstancias, de los medios de comunicación, de la maquinaria demócrata y de un poderoso establishment republicano y demócrata. Trump se presenta como un luchador contra todos ellos, lo que aumenta su simpatía y disminuye la credibilidad hacia las acusaciones y los ataques que recibe. 

6. La conspiración. Relacionado con el punto anterior, pero aún más maximizado: existe en miles de personas la percepción de haber sido engañados, que creen que hay una conspiración no solo contra Trump, sino contra Estados Unidos. Quienes piensan así dan total veracidad a la tesis de que las elecciones de 2020 fueron amañadas, y entienden que con ese apaño se atacó al corazón mismo del país y a su democracia. Votar a Trump es, pues, la lucha indignada contra lo que consideran injusto. Según un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología en 2023, las personas más proclives a creer en teorías de conspiración, como que Trump ganó esas elecciones, son las que confían plenamente en su intuición, tienen un sentimiento de antagonismo y superioridad hacia los demás y perciben amenazas en su entorno. Y están en aumento. No creen en las acusaciones porque no creen en un sistema corrupto. Así, votar a Trump es un ejercicio de rebeldía, de revancha hacia todos esos "enemigos" y, a la vez, una lucha por su país. Trump solo es un símbolo de esa lucha. 

Como podemos deducir, no hay una única explicación que aclare por qué, a pesar de las acusaciones que pesan sobre él, Donald Trump no solo siga en la carrera electoral, sino que incluso tenga muchas opciones de convertirse en el 47º presidente de Estados Unidos. Las razones son múltiples, y todas tienen que ver con las prioridades de la ciudadanía y las emociones que el propio Trump genera. 


Xavier Peytibi es consultor político en Ideograma, politólogo y autor de Las campañas conectadas: Comunicación política en campaña electoral y coautor de Cómo comunica la alt right: de la rana Pepe al virus chino.