El pasado mes de enero, Fernando Savater publicó Carne gobernada, un libro breve pero incendiario que precipitó su despido como columnista de El País, periódico de cuyo núcleo intelectual formó parte desde su fundación en 1976. Este viernes, en el Ateneo de Madrid, amigos, colegas, discípulos y admiradores se han reunido para celebrar y desagraviar al escritor y filósofo ingobernable sentándose a comer, precisamente, carne gobernada.

Un homenaje nacional en formato íntimo, al que han acudido otros muchos expulsados del paraíso progresista, y que en estos momentos tenía una significación adicional. En la España del tardosanchismo –del sanchismo maduro, desatado, tramposo y sentimental–, alinearse con Savater, hasta hace poco indiscutible conciencia cívica del consenso democrático español, es un acto de disidencia respecto al socialismo realmente existente y gobernante.

La iniciativa, que pretende ser la primera de un ciclo de comidas con personalidades relevantes de la sociedad española, ha correspondido al periodista y cineasta Javier Rioyo, otra firma habitual de El País, que acaba de volver a España de su último destino como diplomático de la cultura al frente del Instituto Cervantes de Tánger, y a Bea Álvarez, veterana de la hostelería madrileña, gerente del concurrido bar Válgame Dios de Chueca y socia de La Cantina del Ateneo, el restaurante ubicado en la sede de la bicentenaria institución donde ha tenido lugar el almuerzo.

Ambos han logrado una convocatoria robusta y heterogénea, representativa de esa España plural en la que la socialdemocracia de orden y la derecha civilizada se encuentran y hasta se divierten juntas. Arropando a Savater han estado el ex JEMAD y ex director del CNI Félix Sanz Roldán, la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, la diputada popular Cayetana Álvarez de Toledo, el periodista Arcadi Espada, el expresidente de la Comunidad de Madrid y flamante presidente de su Cámara de Cuentas, Joaquín Leguina, el empresario Pedro Trapote, la cantante Massiel, la ex dirigente del PP vasco María San Gil, el catedrático y fundador de Ciudadanos Francesc de Carreras y escritores como Luis Antonio de Villena, Carmen Posadas, Jon Juaristi o Félix Ovejero.

En sus palabras de bienvenida, Rioyo ha rememorado las veladas compartidas con Savater en El Garabatu, una desaparecida casa de comidas asturiana situada en la calle Echegaray. Allí la carne gobernada era una de las especialidades, y allí se reunían él y otros alrededor de Savater para aprender de nihilismo, disfrutar de su "humor de Cioran" y asimilar su libertad de pensamiento. Más adelante, con el guiso ya servido, Francesc de Carreras ha recordado que en los 80 Savater era un punto de encuentro para lectores con sensibilidades e ideologías muy diversas. Villena, condiscípulo del Colegio del Pilar, ha revivido muchos momentos compartidos, y el día que Savater le confesó su aislamiento en El País después de preguntarle cómo podía conseguir que se publicara algo en el periódico sobre su último libro. "Estoy en la misma situación que tú: la única posibilidad de que se hable de tu libro es que lo haga yo en mi columna".

El bullicio de La Cantina dificultaba los discursos. Se esperaba que Espada y Álvarez de Toledo, sentada a la izquierda de Savater, hablaran, pero libres e iguales, fueron de los primeros en marcharse. En la mesa contigua, sentada entre su inseparable amiga Casilda Varela, primera mujer de Paco de Lucía, y el ex director general de la SER Raúl Rodríguez, Massiel regalaba anécdotas a Ana Gavín, histórica de la editorial Planeta, y su marido, el no menos histórico fotógrafo de El País Ricardo Martín. Alrededor se movían Santiago González, Fernando Rodríguez Lafuente, Juan Soto Ivars o Juan Claudio de Ramón, entre otros.

Savater habló poco, lo justo para agradecer la asistencia, que rebasó las expectativas y las previsiones de los organizaciones. "Estoy bien", dijo. Tan bien que "preferiría estar yo un poco peor y el país un poco mejor". Se brindó. "¡Por la libertad y el pensamiento no único!", proclamó Massiel. Amén.