La noche electoral en los Veintisiete deja un sabor agridulce. El terremoto ultraderechista que se había anunciado tuvo sus movimientos sísmicos en Francia y Alemania, eje de la Unión Europea, y también en Italia, todos Estados fundadores, pero las fuerzas europeístas del Parlamento Europeo (populares, socialistas y liberales) mantienen una amplia mayoría (404 eurodiputados), gracias, sobre todo, a la buena forma del Partido Popular Europeo, que gana 13 escaños. Mientras tanto, Conservadores y Reformistas junto a Identidad y Democracia suman 130 eurodiputados.

Hay una inclinación a la derecha sin ser un vuelco dramático. La amenaza se diluye ahora en Polonia, donde el primer ministro, Donald Tusk se reafirma, y en Hungría se empieza a debilitar el iliberal Viktor Orban, pero crece en la Vieja Europa.

Es la primera buena noticia de este largo proceso electoral en los 27 Estados miembros, que comenzó el jueves 6 y concluyó el domingo 9. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, de la CDU alemana, se fue a dormir con un llamamiento a "contener los extremos, de izquierda y de derecha". Con la súper gran coalición, a la que se pueden sumar los Verdes, puede asegurarse su reelección. Eso sí, la derecha radical va a ser cada vez más influyente.

Y lo será por su empuje en el eje franco-alemán, donde tanto sus representantes en el Consejo Europeo, el presidente Emmanuel Macron y el canciller Olaf Scholz se mantienen, ya que su puesto no estaba en juego en las europeas, pero muy debilitados.

El triunfo arrollador de Agrupación Nacional en Francia, con un 31,5%, llevó al presidente Macron a convocar elecciones legislativas anticipadas en una jugada arriesgada que o bien lleva a que su mayoría presidencial se refuerce, o le conduce a una cohabitación con la derecha radical. Macron, que tiene ese instinto de jugador como Pedro Sánchez, sabe que si deja que Marine Le Pen esté tres años saboreando esta victoria en las europeas se coloca como clara favorita en las presidenciales de 2027. Confía el presidente francés en que los votantes más moderados se queden en casa a la hora de la verdad o se inclinen por opciones menos radicales.

En el caso francés, la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon comienza desinflarse y vuelve a la vida el socialismo, gracias al empuje del carismático eurodiputado Raphaël Glucksmann. Sería un escenario de pesadilla para Macron que después de sus dos mandatos quedaran en la segunda vuelta en 2027 Mélenchon y Marine Le Pen. Es lo que quiere evitar en último término con esta maniobra.

En Alemania, la locomotora que pasa por una etapa renqueante, los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz se hunden en su peor resultado histórico con el 13,9% por debajo de la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD). También retroceden liberales y Verdes, los otros dos socios de la coalición en el gobierno. Emerge la izquierda conservadora poscomunista de Sahra Wagenknecht con seis eurodiputados.

Ganan claramente los conservadores de CDU y CSU, que forman uno de los partidos más fuertes en el Parlamento Europeo, junto con Agrupación Nacional de Le Pen. La división entre el Este, donde está en cabeza la AfD, y el Oeste, con los conservadores de la Unión (CDU y CSU como líderes), se mantiene más de tres décadas después de la unificación.

En Austria gana el Partido de la Libertad con el 25,5% de los votos, lo que sitúa a esta fuerza política, la primera de la derecha radical en participar en un gobierno hace ahora dos décadas, en posición ventajosa para ganar las legislativas del año próximo.

Europa Central cada vez más central

Como señales positivas en el horizonte se vislumbra cómo en Polonia la batalla contra el nacionalpopulismo se decanta en favor de Coalición Cívica, la fuerza liberal que lidera el primer ministro, Donald Tusk. Por primera vez desde 2014 Coalición Cívica (37,06%) se impuso al Partido Ley y Justicia (36,16%) en las urnas.

Es una victoria simbólica, ya que solo obtienen un diputado más, pero se produce justo cuando Coalición Cívica lleva seis meses en un gobierno de coalición con la Izquierda y Tercera Vía que desbancó al PiS, que ganó las elecciones del 15 de octubre pero perdió el gobierno por no contar co la mayoría suficiente.

A su vez en Hungría, el hasta ahora imbatible Fidesz, del primer ministro Vitor Orban, se queda en un 44,6%, cuando suele rebasar el 50%. Hay que remontarse a 2004 para ver al Fidesz por debajo, con el 47,4%. A Orban le ha surgido un competidor que proviene de su entorno, Peter Magyar. Con Tisza Magyar ha confirmado en las urnas que puede suponer una alternativa a Orban a medio plazo.

En el norte de Europa los partidos de la derecha radical pierden fuerza. Los Demócratas Suecos y el Partido de los Finlandeses obtienen su peor resultado en unas europeas desde hace diez años. En Suecia han ganado los sociademócratas, en Finlandia los conservadores de Coalición Nacional y en Dinamarca ha dado la sorpresa la Izquierda Verde.

La italiana Giorgia, como se ha presentado ante los votantes en referéndum, ha conseguido su objetivo plebiscitario al superar el 28,8%, a años luz de la Liga de Matteo Salvini, que fue la triunfadora hace cinco años. Giorgia, presente en el Consejo Europeo, es la mujer fuerte de la derecha radical europea. La izquierda del Partido Democrático, liderada por Elly Schlein, se confirma como la alternativa a Fratelli d'Italia con un honroso segundo puesto y el 24,5% de los votos. Chega entra con dos eurodiputados en el Parlamento Europeo pero su empuje no es el que parecía en las legislativas. Los socialistas vencen por un escaño a los conservadores, ahora en el poder.

En Países Bajos, la victoria del Partido de la Libertad de Geert Wilders en las recientes legislativas queda mitigada en las europeas ya que socialdemócratas y Verdes, empujados por el ex comisario europeo Frans Timmermans, se han impuesto con ocho escaños. La derecha radical de Wilders consigue seis, un fuerte avance ya que solo contaba con uno en la pasada legislatura.

Tampoco en Flandes logró la victoria el ultranacionalista Vlaams Belang, liderado por Tom Van Grieken, que se quedó segundo con el 17,5%. El vencedor en Flandes fue Nueva Alianza Flamenca, también nacionalista, con un 22%. El primer ministro belga, el liberal Alexander De Croo, dimitió tras conocerse los resultados. De Croo, sin embargo, aspira a un top job en la UE.

Queda por saber qué pasa con el centenar de eurodiputados que figuran en los No Inscritos (46) y Otros (52). Entre los No Inscritos están los eurodiputados del Fidesz, del primer ministro húngaro Viktor Orban, y los de Alternativa para Alemania, expulsados de Identidad y Democracia.

En suma, el nuevo Parlamento Europeo aún encierra incógnitas pero los partidos tradicionales siguen contando con la mayoría. Sus políticas se podrá decantar hacia la derecha, como ya ha ocurrido en la legislatura anterior, ya que estas fuerzas radicales avanzan mientras liberales y verdes retroceden. En el Consejo Europeo quedan debilitados Macron, aunque con capacidad de reacción, y Scholz, que algo ha de hacer para evitar la sangría ultra, y salen reforzados Meloni y Tusk.