Pedro Sánchez, que había preparado una nueva salida triunfal en Ferraz, como hizo tras las elecciones generales de julio de 2023, ayer no salió de su despacho. Y no lo hizo porque él mejor que nadie sabe que los resultados de las elecciones europeas no han sido buenos. No sólo perdió el PSOE, sino que, además, y eso es lo más preocupante, el bloque de investidura ya no suma. Si hubiera elecciones generales ahora, con los mismos resultados, tendría que irse a la oposición.

Puede vender Sánchez como un éxito sus 20 escaños y que todavía le vote el 30% del electorado. Pero eso es a costa de hundir a su socio de gobierno. Sumar se estrelló y se queda con 3 escaños, un 4,65% de los votos. Es decir, que ha perdido nada menos que 7,3 puntos respecto al porcentaje que obtuvo hace menos de un año. Probablemente, hoy, sus 31 escaños de julio de 2023 se quedarían en 7 u 8 escaños en el Congreso. Toda una lección para un partido que nació con vocación de sustituir a Podemos y de ser la muleta necesaria del PSOE para gobernar, y que ahora se afana por sobrevivir. El partido de extrema derecha Se acabó la fiesta, de Alvise Pérez, ha sacado los mismos escaños que el de Yolanda Díaz. Parece que los electores no le han comprado a la ministra de Trabajo el lema de "Mándales a la mierda" y ha sido a ella a la que se lo han aplicado.

Si tuviera algo de dignidad, Yolanda Díaz debería dimitir hoy mismo. No parece que lo vaya a hacer.

Con estos resultados, si hubiera elecciones generales, Sánchez tendría que irse a la oposición

Vox celebró sus resultados como si hubieran significado una clara victoria. Es verdad que el partido de Abascal ha subido sensiblemente respecto a las europeas de 2019. Sin embargo, se ha quedado a 3,36 puntos de lo que logró en las generales de 2023. Es de ahí de donde Alvise ha sacado su fuerza.

Por otro lado, Núñez Feijóo puede decirse que ha salvado los muebles. Su victoria le mantiene en pie y sus cuatro puntos y 700.000 votos de ventaja sobre el PSOE le dan oxígeno para continuar. Pero el camino será largo y tedioso. Sánchez se va a aferrar a Moncloa como a un clavo ardiendo.

Teniendo en cuenta la situación política, el PP debería haber logrado una ventaja más holgada. El triunfo por goleada se le resiste al líder de los populares. Es verdad que, a diferencia de lo que pasó con Aznar o con Rajoy, que llegaron al poder con una situación económica desastrosa, a Sánchez le ayuda que el empleo siga subiendo y que el PIB crezca lo suficiente como para que no haya sensación de crisis entre los ciudadanos.

Pero ahora Feijóo tiene por delante algo muy difícil: gestionar una victoria clara paro no rotunda. ¿Cómo hará la oposición teniendo en cuenta que no hay elecciones a corto y medio plazo? En eso deberían estar ya trabajando él y su equipo.