Desde la gran crisis financiera de 2007-09 los flujos internacionales de capitales se están reduciendo y, a pesar de la superación de la crisis, no se recuperan. Nos estamos refiriendo a los movimientos que tienen tres causas:
- Inversiones en cartera.
- Préstamos bancarios.
- Inversiones directas (ID), es decir con finalidad de control.
El sistema financiero global, desde los acuerdos de Bretton Woods al final de la II Guerra Mundial, tienen un centro, el dólar y, por lo tanto, el sistema financiero americano. La mayor parte del comercio mundial está denominado en dólares y las transacciones se hacen en esta divisa. Para que un banco no americano pueda operar en dólares necesariamente deberá tener una cuenta refleja o corresponsal en un banco americano. La mayor parte de las reservas mundiales están denominadas en dólares y materializadas en bonos del tesoro americano, el activo más seguro del mundo. El mercado de divisas más potente está en EEUU y en él se negocian todas las divisas. Es más, cuando se quiere operar entre divisas poco líquidas muy posiblemente habrá que interponer el dólar en la transacción.
Las razones de esta reducción de los flujos financieros son diversas. Una es la tendencia de EEUU y Europa a provocar crisis financieras, a exportarlas y a no aprender de ellas y volver a tropezar en la misma piedra. Como ejemplo, es conocida la crisis del sudeste asiático de 1997-98. Todo empezó en Tailandia, que tenía su divisa unida totalmente al dólar, lo que siempre es peligroso y algunas veces insostenible. Se vio sometida a un fuerte ataque especulativo contra su divisa, que pronto se contagió a otros países de la zona, como Indonesia y Filipinas. El pánico se extendió a los inversores de cartera, que vendieron masivamente sus posiciones y a los bancos acreedores, que no renovaron sus créditos. Ello provocó una gran crisis financiera y real, ya que muchas empresas se vieron abocadas al cierre. Como consecuencia de ello, estos países reforzaron sus mercados de capitales locales, potenciaron e independizaron sus bancos centrales y pusieron límites legales a la inversión extranjera en cartera. Con el tiempo, los resultados han sido positivos y muchos países capearon mejor que occidente la gran crisis de 2007 y la inflacionaria de ahora.
La segunda razón, más importante que la anterior, es la utilización política por parte del Gobierno americano de esta preeminencia del dólar. Como consecuencia de los hechos del 11 de septiembre se promulgó la ley denominada Patriot Act, que, entre otras medidas, da poderes discrecionales al Tesoro americano para luchar contra la financiación del terrorismo, lo que se ha extendido en general a operaciones de blanqueo. La inmensa mayoría de las transacciones financieras internacionales se realizan digitalmente a través de Swift. Esta es una red de 11.500 bancos internacionales y procesa transacciones por 34 billones (españoles) de dólares diarios y todas dejan huellas digitales, fáciles de seguir por el Tesoro americano. Sus investigaciones provocaron la prohibición a cualquier banco americano de tener cuentas de un banco de Macao y de otro letón, lo que provocó su cierre en pocos días. En España tuvimos el caso de Banco Madrid, donde el mero anuncio de que estaban investigando a su matriz andorrana por relaciones con líderes políticos venezolanos, provocó la huida masiva de depósitos y el cierre del banco, para que unos meses después anunciasen que no habían encontrado nada relevante.
Después de la invasión de Crimea y del derribo de un avión comercial que volaba sobre Ucrania en 2014, Rusia temió la exclusión de sus bancos de Swift y la imposibilidad de operar en dólares por lo que creó un sistema alternativo, tanto a Swift como a Visa, en este caso para las transacciones minoristas. Las sanciones no se aplicaron entonces, sino como consecuencia de la invasión de Ucrania de 2022, donde la inmensa mayoría de los bancos rusos fueron expulsados de Swift y de la posibilidad de operar en dólares.
Ahora tenemos el caso de China, con problemas con EEUU que empiezan en 2018 y que van en aumento hasta la casi guerra económica actual. Siguiendo el ejemplo ruso, China ha desarrollado su propio sistema de transferencias interbancarias y alecciona a sus clientes y proveedores extranjeros para que lo usen y en la divisa china. Todavía no se ha excluido a ningún banco chino de Swift ni de operar en dólares. Lo que sí se ha producido es la prohibición de invertir en empresas tecnológicas en los dos sentidos, tanto para chinos en EEUU como para americanos en China. En el periodo 2020-22 la inversión directa en China proveniente de EEUU ha caído el 40% comparada con la de 2015-20.
Es pronto para hablar de la fragmentación del sistema financiero internacional y de la pérdida de la preeminencia del dólar, pero esta guerra económica actual, la división en dos bloques y la tendencia de las superpotencias a exigir que se elija uno, va en esa dirección. Y, desde luego, no ayuda para la causa de la paz.
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