El 30 de junio y el 7 de julio el pueblo francés está llamado a las urnas, después de que el presidente Emmanuel Macron disolviera el domingo 9 de junio la Asamblea Nacional. El resultado de las elecciones europeas en Francia fue adverso para su facción política, pues solamente 13 de los 81 eurodiputados que corresponden a Francia serán de su partido.

Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), liderado por Marine Le Pen, ganó las elecciones al obtener 30 de los 81 eurodiputados. Las izquierdas superaron a los macronistas. El Partido Socialista, con Raphaël Glucksmann como número uno de la lista, obtuvo los mismos escaños que Renaissance, el partido de Macron, y La Francia Insumisa logró nueve eurodiputados. Los Republicanos, la derecha gaullista, se quedaron con seis eurodiputados, y Los Verdes, consiguieron cinco.

Esta situación ayuda a entender el porqué de la alianza de las izquierdas bajo la bandera electoral Nuevo Frente Popular, una idea que se remonta a Léon Blum y las elecciones legislativas de 1936. Maurice Thorez, líder comunista, propuso en una columna de opinión que las izquierdas francesas debían ir juntas en coalición para frenar a la extrema derecha y la reacción francesa. La idea fue ampliamente aceptada, y así la Sección Francesa de la Internacional Obrera, el Partido Comunista, la Unidad Proletaria, la Unión Socialista y los Radical-Socialistas fueron en coalición. Ganaron las elecciones por el 57,78% de los votos al coordinarse a la hora de presentar candidatos.

Ahora, las izquierdas piensan en actuar igual. Bajo la marca del Nuevo Frente Popular, el Partido Socialista, La Francia Insumisa, el Partido Comunista y los Verdes irán en coalición, junto con más de una decena de candidaturas izquierdas que se van sumando al manifiesto y expresando su apoyo.

El temor a una victoria de la derecha radical ha hecho que en menos de dos días se hayan puesto de acuerdo en ir juntos, aunque aún queda por decidir el candidato a primer ministro, una cuestión que va a generar sus momentos de tensión. Ya hay una respuesta en las encuestas, ya que el Nuevo Frente Popular disputa la primera plaza a los acólitos de Marine Le Pen y su delfín, Jean Bardella

Mientras la izquierda se unía en el Nuevo Frente Popular, la derecha saltaba por los aires

Mientras la izquierda se unía, la derecha saltaba por los aires. Por un lado, desde Los Republicanos hubo un amotinamiento de toda la dirección contra su presidente, Éric Ciotti, quien propuso pactar con Agrupación Nacional el reparto de candidatos para derrotar a Macron. La respuesta fue rápida: toda la dirección de Los Republicanos pidió el cese de Ciotti, quien se encerró físicamente en la sede del partido.

Geoffroy Didier, secretario general delegado de Los Republicanos, y eurodiputado, dijo a la prensa que si Ciotti no salía de la sede voluntariamente ellos mismos lo desalojarían físicamente. La respuesta del presidente de la formación fue que no reconocía la votación como válida, y que aún era el presidente del partido. Otras voces del partido tildaron a Ciotti de traidor, y alguno afirmó que en 1940 no habría cruzado el Canal de la Mancha, y que se habría quedado colaborando con los nazis y el gobierno de Vichy.

Los Republicanos se quedan en una posición delicada. Su votante tendrá que acabar decidiendo si apoya a los macronistas frente a Le Pen, o si vota a los de Le Pen y Bardella frente el Nuevo Frente Popular. Ambas situaciones serían críticas, porque a pesar de que en las legislativas de junio obtendrían unos 40 diputados, actualmente tiene 62, la situación a medio plazo sería complicada de cara a unas presidenciales.

Las actuales encuestas los sitúan en el centro, y tendrán la potestad parlamentaria de moderar al partido de Le Pen, si no consigue la mayoría absoluta o moderar al Nuevo Frente Nacional a la hora de pactar medidas concretas. De la misma manera que puede suceder con Renaissance, el partido de Macron, que se espera que quede tercero en estas elecciones, si finalmente la alianza de izquierdas se hace efectiva a la hora de decidir las circunscripciones.

Por otra parte, a la derecha de Le Pen estaba su sobrina, Marion Maréchal, quien iba en coalición con Éric Zemmour y su partido Reconquista en las elecciones europeas. Maréchal pide ahora el voto para Agrupación Nacional con el fin de vencer a los macronistas, mientras Zemmour sigue por su cuenta. Marion Maréchal, hasta ahora, había continuado la línea de su tío abuelo Jean Marie Le Pen, más radical que su hija, Marine Le Pen, artífice de la normalización de la ultraderecha en Francia.

Presidencialismo exacerbado

Pero más allá de esto, solamente Los Republicanos y los macronistas se han comprometido a preservar la Constitución de 1958, la que dio origen a la actual V República. Desde su aprobación, tanto la izquierda, como la extrema derecha, le han declarado la guerra por lo que consideran un presidencialismo exacerbado. No ha habido ningún presidente, desde De Gaulle, ni ningún presidente, que haya propuesto cambiarla.

Cuando el socialista François Mitterrand llegó a la Presidencia de la República, era una persona que había destacado por votar en contra de la Constitución gaullista de 1958. Sin embargo, no hizo nada para volver al parlamentarismo, o modificar cuestiones troncales que hicieran cambiar el sistema político. 

Ahora la situación es distinta, si hacemos caso a las encuestas. Desde La Francia Insumisa llevan años agitando las banderas del sistema parlamentario en Francia. Su fin es acabar con los poderes presidenciales existentes, como también con la elección directa del presidente de la República, vigente desde 1962.

Marine Le Pen quiere modificar la Constitución para provocar un cambio en la distribución de poderes

Marine Le Pen, tal como afirmó en una conferencia en Suiza, también quiere modificar la Constitución para provocar un cambio en la distribución de poderes. No está de acuerdo en que la aplicación de Constitución Francesa esté supeditada a los tratados internacionales. Aboga por que el presidente pueda organizar referéndums cada vez que se vote una ley que se considere de afectación nacional.

Macron, en este sentido, ya propuso una reforma para incrementar los temas que se podían someter a referéndum, pero Le Pen afirmó que eran pocos. También quiere cambiar los mecanismos de revisión constitucional, y añadir el referéndum de iniciativa ciudadana al funcionamiento del Estado.

Actualmente los poderes presidenciales van desde el nombramiento del primer ministro (art. 8), organización de un referéndum (art. 11), disolver la Asamblea Nacional (art. 12), firma los decretos del consejo de ministros (art. 13), puede dotarse de facultades excepcionales si se considera que los poderes públicos no pueden cumplir su función (art. 16) o someter una ley a revisión constitucional antes de que se promulgue (art. 61).

Será interesante seguir si esta vez, como Jean-Luc Mélenchon hizo en 2022, ahora la candidatura unitaria del Nuevo Frente Popular también abrazará las ideas del parlamentarismo. Lo que está claro, es que el modelo de la V República está en juego cuando las dos principales fuerzas que pueden ganar las elecciones son defensoras de cambiarla, hacia un sentido u hacia otro. Tendremos que estar atentos a esta campaña.


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED), y politólogo (UPF). Especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas.