Milei por Madrid parecía un león de felpa que se le había caído a Ayuso de los brazos, no tanto como si ella fuera la diosa Cibeles con leones de cojín sino como si fuera Mari Carmen y sus muñecos. Milei ya es un icono mundial, como un Maradona con la motosierra de Dios, pero Ayuso, en su casa, es presidenta y generala y manda más en pantuflas o en mantoncillo que los jefes de Estado con banda de borlón y misión sagrada. Yo diría que Ayuso se alquiló a Milei para pasearlo por las alfombras, como una actriz con dálmata, y lo hizo para fastidiar a Sánchez y, a lo mejor, también a Feijóo. Era una cuestión de marcar territorio, más que de afiliarse a ese supuesto anarcoliberalismo de motosierra o calambrazo que nadie podría sostener aquí sin perecer (hasta Ayuso ha alabado lo público). Además, aún no entiendo por qué Sánchez puede inclinar la orgullosa testa ante Mohamed VI, o por qué se le puede sacar toda la vajilla de Madrid, del Congreso y de la Casa Real al emir marbellero de Catar, pero a Milei no se le puede dar una medalla protocolaria o un botijo de recuerdo.

Quizá Ayuso quería adornarse de Milei como la que se adorna de macarra, o incluso vestir al macarra con camisita y canesú, que es todavía más impresionante (diría que Ayuso, de alguna manera, hacía que Milei sólo pareciera, junto a ella, un muñeco legionario con pelo que da dentera, como el pelo de los geyperman). La verdad, tampoco entiendo por qué espanta tanto el macarreo de Milei teniendo aquí a Óscar Puente, que ni siquiera es icono mundial, sólo mascota de Sánchez. O teniendo al propio Sánchez, que representa una evolución mucho más cínica de la agresividad y del insulto. Milei, como Ayuso, es otro excomulgado de Sánchez, que van formando todos una como hermandad en el agravio y eso ya puede ser motivo de simpatía y de enganche. Además, seguramente Ayuso necesitaba un poco de balconing castizo, y eso ni es ideología ni es política exterior ni interior, eso es sólo chulapería de la más chulapa, a ver si los únicos chulos aquí van a ser Sánchez y Begoña, presidenta in corde además de Miss Fundraiser por gracia de la tuna complutense.

La verdad es que Milei, más espantajo que modelo, es inexplicable y seguramente inexportable aquí. Milei es la reacción desaforada y despeinada de una Argentina arrasada por su clase política, por los sucesivos militarismos criminales y peronismos madreros y sopaboberos. Yo creo que para entender a Milei tendríamos que imaginarnos franquismos y chavismos (o sanchismos) alternándose aquí durante casi un siglo, y ya veríamos lo que consideraríamos entonces friki o ultra. Milei no es tan sistemático ni tan científico, en realidad es bastante contradictorio, porque ese ultraliberalismo suyo del carajo o zurriago no termina de cuadrar bien con el conservadurismo moral (en el tema del aborto, por ejemplo). Ni tampoco casa su simpatía por opciones iliberales, como Trump, o por partidos esencialistas, identitarios, joseantonianos, como Vox (Vox ya no tiene nada de liberal, todos los liberales se les han convertido en almas en pena).

Para entender a Milei tendríamos que imaginarnos franquismos y chavismos (o sanchismos) alternándose aquí durante casi un siglo, y ya veríamos lo que consideraríamos entonces friki o ultra

Milei, sea lo que sea, liberal o caótico, es un espantajo para Sánchez, es otro jinete del apocalipsis facha (aunque el fascismo es todo lo contrario al liberalismo) que le sirve a él para las homilías de triclinio o cama de agua a las que se ha aficionado. Yo creo que, simplemente, Ayuso ha pensado que el espantajo también le puede servir a ella. No ya porque pueda venir bien un poco de motosierra en esos sauces llorones que da a veces lo público, o un poco de zurriago para ese castigador de butacón que es Sánchez, sino porque la izquierda espantada, así como grajos, siempre es vistosa y ruidosa. Yo creo que Ayuso miraba a Milei, su cabeza de paja, su cosa de escoba vestida, y sólo veía a Sánchez y a la izquierda tirándose de los pelos tiesos por él. Juan Lobato, líder o algo así del PSOE de Madrid, ya quiere recurrir la medalla a Milei, que por lo visto la considera política exterior, algo que corresponde al Gobierno en exclusiva, supongo que igual que las incoherencias o la vista gorda (por cierto, ¿será eso judicializar la política?). Quizá toda esta polvareda de peluca ha merecido la pena sólo por oír hablar de “deslealtad institucional” a los que tienen a los indepes de socios o señores.

Ayuso le puso a Milei el medallón paellero o las pilas de muñeco diabólico para enfurruñar y agitar a Sánchez, que lo mismo pronto nos saca otra carta a la ciudadanía, esta vez contra Milei y contra Ayuso, algo así como la entente facha de la fruta con pelusa. Por lo que sea, Ayuso cree que todo esto le beneficia, que todo lo que sea ella haciendo de ella y Sánchez haciendo de Sánchez le beneficia. El sanchismo-begoñismo es un peronismo, un peronismo discotequero, y por eso también piensa que le viene bien un Milei haciendo de Milei, como un profeta que viene del futuro. Pero lo más importante nunca fue Milei, contradictorio, caótico e intransferible como toda la política o la mitología argentinas, sino fastidiar a Sánchez. También quizá alterar a Feijóo, pero a Feijóo lo altera todo, empezando por estar ahí, mandando sin saber qué hacer o sin querer mandar, así que no sé si esta sospecha lleva a algún sitio.

Ayuso condecoró y paseó a Milei, yo creo que porque su idea es que todo lo que fastidia a Sánchez le hace ser más Sánchez, de los jueces a la verdad, y cuanto más Sánchez es Sánchez más se descubre que no hay nada aquí, ahora mismo, más extremista y peligroso que nuestro presidente. Tan segura está que se arriesga poniéndole banda de música a esta conjunción del León de Pelusa y Lady Madrid. Aunque yo creo que a Milei, tan macarra, se lo llevó Ayuso en la solapa, como un nardo por la calle de Alcalá. Quizá, incluso, pensando que podría hacer lo mismo con Feijóo y con Sánchez.