Recuerdo perfectamente cuando el juez Fernando Grande-Marlaska era el candidato idóneo del PP para ser Fiscal General del Estado. Él insistió mucho para conseguirlo, pero no lo logró. Años después, ha sido ministro con el PSOE de Pedro Sánchez, y si no hubiese sido posible lo habría intentado con Vox o con cualquier otro partido. Su objetivo era alcanzar el poder político tras hacerlo en el judicial. Hay jueces que les encanta lo del cargo público, como Margarita Robles, Pilar Llop, Baltasar Garzón o Marlaska, y partidos que salen “a la caza” de jueces, capaces de prometer lo que haga falta para conseguirlo. Y lo acaban de volver a hacer con los vocales del CGPJ, repartiéndose los jueces de derechas e izquierdas como llevan haciendo PP y PSOE desde hace más de 40 años.

Cinco años esperando su renovación para esto. Y con prisa, gracias a la amenaza de Sánchez, que puso las pilas al PP para hacer lo que mejor sabe, repartirse el poder con su socio de toda la vida. Diez tuyos y diez míos. El poder político pactando la cúpula del poder judicial en un país extranjero y con un mediador internacional, como si se firmara el armisticio de la guerra española, cada uno con una bandera de España en su lado de la mesa, porque ni siquiera una sola bandera pueden compartir. González Pons diciendo que entre él y Bolaños lo que ha surgido “es casi el principio de una amistad” y que se sienten orgullosos del acuerdo. La escena visual es propia de una película de Berlanga y para echarse a llorar.

Entre los vocales nombrados por el PSOE hay asesores de Felipe González y Zapatero, simpatizantes de Podemos, la hija de un senador de ERC, está la número dos de Dolores Delgado o un consejero del PSOE en Asturias. Entre los vocales elegidos por el PP, está desde la esposa del juez Pablo Llarena a colaboradores de Federico Trillo en el ministerio de Defensa. Todo queda atado y bien atado. Hasta han colocado como vocal a un tío de Baltasar Garzón que ya lo intentó en el pasado propuesto por Podemos, Ignacio Espinosa Garzón. Nos venden a la prensa que, dentro de unos meses, si les va bien, tienen tiempo y pueden, cambiarán la ley para que los jueces decidan quienes son sus representantes ¿Por qué no hacerlo ya? Porque no están preparados, necesitan 40 años más para poner en práctica la separación de poderes. Pero ni siquiera eso es cierto; el portavoz del PSOE en el Congreso Patxi López lo deja claro: “No estamos hablando de que los jueces eligen a los jueces, esto no aparece de ninguna manera en el acuerdo, lo que dice es que se pueden hacer propuestas que todos valoraremos”. Es decir, que lo que el PP nos ha transmitido que se ha firmado no es cierto. Nada ha cambiado en la elección de vocales.

Nos quieren hacer creer que el presidente del Gobierno, con su esposa imputada, su hermano a punto de sentarse en un banquillo y viendo él su propio futuro judicial, va a permitir que los jueces sean independientes, tras colocar a sus jueces afines en la Fiscalía General, el Tribunal de Cuentas o el Tribunal Constitucional. Ha sido una jugada más de Sánchez para frenar a la Comisión Europea, que por primera vez le tenía en el punto de mira por la corrupta ley de Amnistía, ¿y quién va a poner en duda su buena fe ahora si su principal opositor pacta los jueces con él? Feijóo ha sido el que ha aplacado las investigaciones europeas contra Sánchez en Europa a cambio de un mal acuerdo, y es posible que lo pague no siendo nunca presidente del Gobierno.

Dicen que el bipartidismo esta más vivo que nunca tras la desaparición de Podemos, Ciudadanos, Sumar y tantos otros, pero con acuerdos como estos cada vez más españoles dejarán de votar, se abstendrán en las próximas generales y dejaran de creer en los políticos que nos representan. Son una casta que no quiere servir al pueblo sino servirse de él. Y luego se preguntan por qué a Alvise Pérez le votaron casi un millón de personas en las elecciones europeas.