Jeanne-Antoinette Poisson, madame de Pompadour, susurró a Luis XV de Francia, después de la batalla de Rossbach ,unos versos de Victor Riquetti, marqués de Mirabeau, que pasarían a la posteridad como el summum de la egolatría. "Après nous, le deluge (después de nosotros, el diluvio). Después de nosotros, el diluvio". Aludía con la frase al cometa Halley, que se preveía que pasaría por la Tierra en 1757. Se creía que el Diluvio Universal de la Biblia lo había provocado el astro. Y, así pues, ya nada importaba más allá de disfrutar del momento, y de la gloria y fortuna del momento, pues lo que vendrá después ya no tendrá interés al no estar nosotros.

Macron parece que se inspiró en esta frase en el momento de convocar elecciones legislativas el pasado 9 de junio. Si bien en un principio podríamos pensar que se trataba de un clásico en la política francesa de "o yo, o el caos", está siendo más bien un nuevo Luis XV por la gran incertidumbre que dejará tras de sí.

Las encuestas dibujan un escenario incierto realmente, pues a pesar de que la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y Jordan Bardella ganará las elecciones, y más desde que la facción de Éric Ciotti diera su apoyo en segunda vuelta para frenar a la izquierda. Hay a la vez una reorganización en la izquierda del Nuevo Frente Popular. Aún no se sabe cual será su subida, pero sí que habrá un reposicionamiento del Partido Socialista francés, que pasaba por horas muy críticas a nivel nacional. 

Por otro lado, el centrismo liberal, que había caracterizado el macronismo, se hundiría en las elecciones pasando de ser la primera fuerza a ser la tercera, según los últimos sondeos de Ipsos. De la misma manera que Los Republicanos, la derecha gaullista, también cosecharían malos resultados, con una pobre cuarta posición, pues pasarían de un 11,3% de las últimas elecciones legislativas, hace apenas dos años, a un 7 u 8%.

Este hecho hace aún más incomprensible la disolución de la Asamblea Nacional, pues sería la primera vez que se convocan unas elecciones para perderlas de manera clara, y con el votante orientado hacia una alternativa de extrema derecha, y una alternativa de izquierdas con elementos comunistas.

No tiene por qué haber cohabitación, si ninguno de los partidos políticos consigue la mayoría absoluta, pues el primer ministro de Francia es propuesto por el presidente de la República, y no tienen por qué pasar por una sesión de investidura. Podríamos tener un primer ministro cercano a Macron, de su misma facción, y al mismo tiempo que el partido quede en tercera posición

Sin embargo, la cohabitación es una posibilidad. El presidente Macron aceptaría un primer ministro propuesto por la mayoría de la Asamblea Nacional, que todo apunta a que sería Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés). Sería interesante a nivel constitucional y electoral, ya que se adelantaron los períodos legislativos para evitar las cohabitaciones.

Antes los mandatos presidenciales eran de siete años, ahora son de cinco, como las legislaturas de la Asamblea Nacional. Así hubo presidenciales en la primavera de 2022 y antes del verano se celebraron las legislativas. Ganó Macron y el partido con más escaños fue el suyo. Es lo que suele ocurrir.

También es una opción que el primer ministro provenga de la izquierda socialista, previo consenso entre Los Republicanos, los macronistas y el Nuevo Frente Popular. No sería descabellado después de que haya diferentes movimientos para facilitar la elección de diferentes candidatos socialistas en algunos distritos donde la situación estará ajustada entre la izquierda y la extrema derecha.

Incluso voces del pasado, como el ex primer ministro Dominique de Villepin apuestan que el centro y la derecha gaullista apoyarán a la izquierda en las plazas que se dispute con la extrema derecha. No deja de ser baladí, ya que fue primer ministro de Jacques Chirac y su delfín, incluso más cercano que Nicolas Sarkozy en su momento. Salvo los próximos a Ciotti y Marion Maréchal, de la derecha gaullista a los comunistas, hay una clara la consigna de frenar a Le Pen y Bardella.

Después de las legislativas, vendrá el Diluvio que se llevará consigo a todo el centroderecha francés"

Y a pesar de que es claro este posicionamiento, cada vez se entiende menos el motivo de este avance electoral si todas las encuestas previas apuntaban que no habría un efecto presidencial, ni tampoco la gente apoyaba al actual gobierno, ni había voluntad por parte de la ciudadanía de darle su voto de confianza.

De este modo es probable que Emmanuel Macron esté a punto de afrontar su Rossbach. Sí, seguirá como presidente hasta las próximas elecciones, pero parece ser que después de las legislativas vendrá el Diluvio que se llevará consigo a todo el centroderecha francés.

El problema es que no se sabe qué vendrá después, qué escenario nos plantearemos en las presidenciales, previstas para 2027. Quién sabe si no acaban adelantándose también.


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED), y politólogo (UPF). Especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas.

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