En la semana en la que Begoña Gómez está llamada a declarar por sus actividades profesionales de fundraising, marketing360, free spech, sustainable big data y empoderamiento multicanal se han producido en la Villa y Corte algunos acontecimientos que, por desgracia, han contribuido a distraer la atención sobre algo tan relevante como la incuestionable inocencia de la mujer del presidente, que todavía se niegan a reconocer algunas mentes malintencionadas. Es decir, aquellas que dan crédito a las informaciones periodísticas desveladas en las últimas semanas por los pseudo-medios financiados por el PP, que la hacen sospechosa de presuntos delitos de corrupción en el sector privado y tráfico de influencias por los contratos que rubricó como co-directora de un máster, por su presunta participación en las reuniones previas al rescate de Globalia o por aquello de querer utilizar en una empresa el software que habían desarrollado, gratis, Google, Telefónica e Indra para la Universidad Complutense.

Como decía, han sucedido algunos hechos sospechosos en los últimos días sobre los que conviene recapitular, dado que permiten obtener una buena panorámica sobre la perfidia del fascismo periodístico patrio, conformado por todo lo que está a la derecha de El Plural.

El primer asunto lamentable tiene que ver con la mala fortuna (¿qué fue si no?) que llevó al ministro José Luis Escrivá a presentar el pasado lunes -todo casual- su proyecto para restringir el acceso a la pornografía de los menores de edad. ¿Quién iba a pensar que una propuesta así iba a generar un debate tan intenso como para apartar las miradas sobre Bego.fundraiser?

En absoluto era la intención del ministro. Porque el responsable del departamento de Transformación Digital lo único a lo que aspira es a evitar que los adolescentes accedan a contenido para adultos que pueda herir su sensibilidad y hacerles pensar que la vida sexual tiene algo que ver con los vídeos de consumo mayoritario en ese sector, que sorprendentemente están relacionados con parentescos extraños, actos agresivos, empresarios japoneses, cámaras de seguridad y propuestas indecentes a plena luz del día o en locales de aspecto terrorífico. En algunos casos, hay tanta gente en escena que llega a parecer la sala de urgencias de un hospital de Montana o de Camerún, según sea.

Treinta accesos antes de dormir

Escrivá quiere implicar a toda la población en la protección a la juventud, quizás en cumplimiento de la máxima orteguiana de que todo país sano ha de disponer de un sugestivo proyecto en común. Así que lo que ha planteado es que los ciudadanos dispongan de una aplicación en su teléfono móvil con la que puedan identificarse como personas mayores de edad cada vez que visitan una web pornográfica.

Para cerciorarse de que dicen la verdad, establecerá como requisito el que aporten en esta app su clave digital, lo cual ha despertado sospechas en los más desconfiados, que intuyen que el Gobierno podría llegar a conocer los hábitos onanistas de los españoles y a intuir si son mañaneros, nocturnos, respetuosos con 'la causa' o demasiado perturbados. Siempre se quejan por todo. No iba a ser menos con este tema, pese a que sólo persiga la protección a la infancia.

El asunto va más allá, porque la idea del ministro pasa por crear una serie de bonos de 30 accesos que los interesados podrán renovar cuando lo deseen o cuando lo necesiten, en función de sus hábitos de consumo o de -como diría Begoña- su estrategia multicanal. ¿Y por qué no sirve simplemente con el certificado digital y hace falta esta 'cartilla'? Escrivá lo ha aclarado: para garantizar la seguridad de los usuarios.

Puede apreciarse que esta medida es lógica y proporcionada. Que no equivale a matar moscas a cañonazos (o a todos los gorriones en China); y que no vulnera la privacidad de nadie ni crea una burocracia innecesaria para la cuestión del desfogue testicular y/o el ejercicio prostático. Al revés, resultaría efectiva para proteger a los menores de edad, dado que los alejaría del contenido pornográfico de las web radicadas en España. ¿A quién de estos inocentes adolescentes se le iba a ocurrir buscar esos vídeos en Telegram o en las cientos de webs extranjeras que existen… o incluso utilizar un VPN? Sería una idea totalmente descabellada. Seguro que a nadie se le pasa por la cabeza.

El caso es que los ‘pseudo-medios’, en su incesante batalla contra el Gobierno, han recurrido a especialistas en ciberseguridad y en derechos digitales y les han transmitido, básicamente, que la medida es un disparate, algo que ha contribuido a avivar el debate en las tertulias y las redes sociales… y ha apartado todavía más la vista sobre el aspecto más relevante de nuestros días, que es la declaración en los juzgados de Bego.fundraiser para demostrar su innegable inocencia.

Interrogatorio de un agente secreto

Algún usuario de las redes sociales incluso se ha atrevido a ironizar con respecto a la ventaja competitiva de la que habría podido disponer el juez Peinado en caso de que el scoop publicado por Las Angélicas en El Plural sobre su doble DNI -ciudadano y agente secreto- hubiera sido cierto. Porque una treintena de accesos mensuales a porno por cada carné de identidad convertiría a cualquiera en un ciudadano privilegiado. En casta onanista; o en poseedor del equivalente a la valija diplomática en los aeropuertos. Es decir, de algo extraordinario, tan sólo reservado para una élite.

La trama informativa que ha montado este periódico -para nada cercano a Ferraz y en absoluto un pseudo-medio- estaba basada en un error del Registro de la Propiedad que había atribuido a Peinado las propiedades de otra persona.

Tras constatar esta evidencia, hay quien ha elevado sus sospechas sobre las intenciones de estos periodistas, consistentes en investigar y amedrentar a un juez incómodo, como en su día lo fue Pablo Llarena para el independentismo, quien se enfrentó a las mismas prácticas mientras instruía la causa del 1-O. Sobra decir que todas son conjeturas estúpidas. Porque, puestos a imaginar cuestiones disparatadas, se podría decir que si Peinado es un agente secreto, como sugirieron Las Angélicas, a lo mejor Gómez puede llegar a correr peligro en su juzgado, a lo Andreu Nin con el camarada Orlov.

Las Angélicas, infalibles

Sinceramente, no creo que aquí haya nada extraño. Ni intenciones oscuras por parte de Las Angélicas ni hechos reprobables.

Este país le debe mucho a la presidenta. Porque pensábamos hasta hace no mucho, ahogados por nuestra supina ignorancia, que lo del fundraising era algo relacionado con Paco Sanz o con el padre de Nadia Nerea. Cosas de granujas de medio pelo y de listillos que utilizan las desgracias ajenas para lucrarse. Tuvo que llegar Begoña Gómez para aclararnos que el fundraising, en realidad, lo que intenta es maximizar el beneficio que los buenos, que son los que ayudan a hacer de este mundo más eco-sostenible e igualitario.

Las mentes más aviesas han llegado a hablar de que el Gobierno ha intentado tejer una cortina de humo desde el pasado lunes para que no se hable de la declaración de Gómez. Incluso han sugerido que forma parte de esta estrategia el hecho de que Pedro Sánchez eligiera el lunes para anunciar su intención de ‘capar’ la publicidad institucional para los medios “a los que financian los gobiernos autonómicos de derecha y de ultraderecha”.

No comparto esa teoría. Porque, ¿para qué iba a querer Moncloa que esta semana no se hablara de Begoña si es totalmente inocente?