Ha sucedido algo extraño este viernes en Madrid. Lo he percibido durante el paseo matutino por mi barrio -Tetuán-, que siempre acaba en la Plaza de Castilla por una cuestión personal, como es la de observar cada día lo horrendo y lo disfuncional para tener claro que, por muy mal que haga las cosas en la vida, siempre hay alguien que obtiene peores resultados. Esta mañana, había cierta tensión veraniega por allí -que no es tensión ni es nada-. Los policías habían dispersado a los 'clanes familiares' que habitualmente esperan a la puerta del Juzgado de Guardia y tres o cuatro cordones de agentes impedían el paso entre las aceras. "Vaya usted por el metro si quiere cruzar", me han dicho.
Como quería enterarme de lo que sucedía por allí, he acudido al quiosco del Intercambiador y he comprado La Vanguardia y El País. "Triunfo histórico (arrollador) del laborismo en el Reino Unido", mostraban sus portadas, con grandes titulares. ¿Acaso lo que sucedía en esa gris plaza madrileña tenía que ver con los ingleses? Por poco me lo creo. Menos mal que, al agarrar el diario de Prisa para pasar de la primera página, en una esquina, en letra pequeña, casi indistinguible a simple vista y desde luego, imposible para alguien con presbicia, he leído un titular que decía: "Begoña Gómez declara hoy ante el juez sin saber qué se investiga".
Era tan minúsculo el espacio que Pepa Bueno había concedido al acontecimiento que el portadista había tenido que forzar la sintaxis del titular. Pero claro, ¿cómo lo iban a publicar con letras más grandes si nadie tiene claro por qué se había citado a Gómez? Ni los periodistas, ni la investigada, ni su abogado, ni el fiscal... Tan sólo el juez... ese binomio de persona con dos DNIs (por error) y quizás espía, agente secreto o ente transubstanciado, según El Plural.
Ella no sabía nada
Un rato después de llegar a ese cruce de caminos madrileño, he leído la crónica de Irene Dorta -siempre extraordinaria- y he comprobado que el juez Peinado ha tenido que explicar a Gómez los motivos por los cuales había sido citada esta mañana e ilustrarle sobre la querella de la agrupación HazteOír, siempre punta de lanza del pensamiento Occidental.
Como Gómez no tenía ni idea al respecto, la vista se ha aplazado hasta el día 19, entiendo que para que pueda al menos informarse sobre todo aquello de lo que se le investiga, de lo que no sabía nada, como adelantó El País, donde siempre están ojo avizor. Han acertado.
Será entonces otro viernes cuando la esposa de Pedro Sánchez deba acudir a los juzgados para responder -si quiere- las preguntas del juez, de la acusación, del fiscal o de su abogado; ahora ya sí... a sabiendas de lo que investiga Peinado, de lo que absolutamente nadie tenía conocimiento, salvo, a lo mejor, los tres o cuatro lectores que todavía conservan los "tabloides digitales", que son los que han publicado multitud de artículos (falsos) sobre 'la presidenta consorte'.
Sea o no casualidad, dos días antes de que Gómez vuelva a pisar la Plaza de Castilla, entre o no por el garaje, sea o no grabada en vídeo, su marido explicará en el Congreso de los Diputados su plan para evitar que estos periódicos de la extrema derecha difundan bulos y sigan con su labor de intoxicación de la opinión pública.
Algo de razón tiene el presidente. Esos panfletos "financiados por el PP" son tan poco diligentes e insidiosos que ni siquiera han sido capaces de ilustrar con acierto sobre las actividades profesionales 'sospechosas' de Begoña Gómez. Tanto es así... que ella ha tenido que preguntar al juez al respecto... porque, en verdad, no era consciente ni de qué hacía allí, ni siquiera de cómo había llegado. A lo mejor había leído algo en los tabloides, pero cualquiera se fía.
He continuado con mi paseo y junto a la Fundación Canal he encontrado un grupo de personas con banderas de España y un cartón con la silueta de Begoña Gómez a tamaño real. Pensé en un primer momento que eran admiradores, pero me equivoqué. "Begoña, qué pena, irás a la trena", gritaban, entre otras lindezas. A alguno le había visto un día rezando el Rosario en la calle de Ferraz. Yo también pasaba por allí. Tengo que salir menos de casa. Para lo que hay que ver...
Por cierto, mientras buscaba un lugar para escribir y comprobaba la amplitud del dispositivo policial (con lo que cuesta) he pensado: qué extraño, si yo diría que esa señora no ostenta ningún cargo oficial. A ojos vista, es una ciudadana normal. ¿No es un poco sospechoso todo este boato? Pero ya digo, serán cosas mías.
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