Ladra el perro cuando tiene hambre, cuando le pican o cuando se pone sentimental. Cuando está bien amaestrado o espera que recompensen su silencio con una galleta, no dice ni mu. ¿Por qué se muestran estos días los ciudadanos tan complacientes ante lo que sucede a su alrededor? Es difícil explicar la pasividad de la mayoría de los españoles ante el panorama que se presenta; ante la infamia que se extiende poco a poco en cada región del país debido a la forma de gobernar de un presidente que ha decidido mantenerse en su sillón pase lo que pase, aunque ello implique situar España al borde del precipicio a cada momento. Y aunque ello le lleve a demonizar a quien trata de describir los problemas de una nación, desde los económicos hasta los políticos.

Sánchez es actualmente como el jugador de mus que se enfrenta a una pareja que cuenta con 39 piedras y está a un tanto de ganar. Vista la situación, ha decidido lanzar órdagos a grande, a chica, a pares y a juego a sabiendas de que esa estrategia a la desesperada difícilmente le va a dar un buen resultado. Pero es eso o capitular... y esta última palabra no figura en el diccionario de un presidente que se ha especializado en sobrevivir, aunque sea mediante el despliegue de una estrategia que consiste en erosionar todo lo que se encuentra a su alrededor. En reventar la partida con órdagos insostenibles a medio plazo.

Ahora intenta situar a Salvador Illa al frente del Gobierno de Cataluña y quiere hacerlo a toda costa, lo que le ha llevado a sacrificar el sistema de solidaridad interterritorial para ofrecer a ERC el control de todos los impuestos. Es decir, de lo que aportan más de 7,6 millones de ciudadanos. O sea, 1 de cada 6 españoles.

Destrozar un modelo por 20 votos

El preacuerdo de investidura que han alcanzado el PSC y los republicanos catalanes -de poderse consumar, cosa muy dudosa- implicaría entregar a la Generalitat la llave de la caja para 2025. O sea, reconocer su autonomía sobre las necesidades el resto de España y ceder a la pretensión más básica de todo nacionalista: la de manejar el dinero sin necesidad de declarar la independencia. ¿Acaso hay una situación más cómoda para Cataluña? Es reconocer otro cupo y privilegiar a una región más mientras se sitúa a las más pobres -algunas socialistas, como Canarias y Asturias- en una segunda división de la que tendrán todavía más difícil escape.

Todo esto sería simplemente escandaloso si sólo contemplara esta concesión. Lo que sucede es que se convertirá tarde o temprano en una tomadura de pelo cuando, tras volver a gestionar su territorio de forma desastrosa, los regidores de Cataluña pidan ayuda para solventar sus problemas de déficit o de deuda. Además, como siempre: condicionando su voto favorable a esta dádiva.

¿Y qué dicen los representantes del PSOE en las diferentes autonomías ante esta ruptura de la banca? Afirma Javier Lambán que “le resulta inadmisible” y Emiliano García-Page, más de lo mismo. Sus palabras chocan con los discursos del Consejo de Ministros y de Ferraz. Allí interpretan que es el triunfo de “la política” y del “diálogo” frente a la discrepancia; y que supondrá una ocasión perfecta para enterrar el proceso soberanista. Una vez más -como sucedió con los indultos y con la ley de amnistía-, el Ejecutivo y el PSOE anuncian el fin del conflicto catalán, mientras la contraparte mantiene su discurso de que su único objetivo es la independencia.

Es muy difícil exhibir menos respeto por los ciudadanos que el que muestra esta gente cada día. Pero, ya se sabe, en un país en el que la oposición ha sido criminalizada, hay un porcentaje importantísimo de la población que ha entregado un cheque en blanco a estos peronistas sin escrúpulos. “Siempre es peor la derecha ultra y franquista”.

Hay un porcentaje importantísimo de la población que ha entregado un cheque en blanco a estos peronistas sin escrúpulos

Así camina España hacia un territorio que no es, en realidad, un precipicio, sino una meseta. Una llanura yerma y amarilla donde los veranos son áridos y foscos; y donde los inviernos se suceden sin refugios. Es ahí donde habitan las democracias de baja intensidad, las asimétricas y poco fiables, que no se caracterizan sólo por el eje autoritario y caricaturesco de sus gobernantes, sino por la abulia e incapacidad de crítica de sus ciudadanos.

Esta última concesión a los secesionistas catalanes -el otro gran agujero español- no sólo traerá más escasez para los territorios más escasos, sino que implica la renuncia tácita por parte el Ejecutivo a plantear España como un país que persigue objetivos comunes. Lo peor es que no es así porque el PSOE defienda un Estado federal, sino porque el de Moncloa quiere mantenerse en el puesto y sabe que, con Junts echado al monte y ERC de uñas, lo tendría casi imposible.

Implica todo esto abandonar definitivamente la idea de la 'solidaridad', que la izquierda defendió durante décadas -al menos, sobre el papel- e incluyó en sus catecismos. Por supuesto, rompe con el concepto de 'igualdad' de todos los españoles, pero ya se sabe que para el PSOE y Sumar, la igualdad es en realidad una pancarta y una cuña de publicidad institucional. El resto, depende de lo que se necesite en cada momento. Ya se encargará la propaganda de camuflar estos desmanes. Hay 100 millones de euros de ayudas a la digitalización de los medios -ya digitalizados- en juego. ¿Cree alguien que se van a negar?

Una querella al juez Peinado

De momento, tras la barrabasada con ERC; y tras el ridículo absoluto que supuso la vacilación de Albares y el aplauso de Yolanda Díaz sobre el fraude electoral de Venezuela, la centrifugadora ha dado las primeras vueltas sobre sí misma. El objetivo es desviar la atención. Generar en el ciudadano la impresión de que lo importante no es lo que parece y que lo grave es, en realidad, descrito con exageración. Así que el martes almorzaron los españoles con el texto de la querella de Pedro Sánchez al juez Juan Carlos Peinado, que se filtró de forma íntegra, en otro ejercicio de transparencia convenida. El presidente que afirmó en su primera carta a la ciudadanía que iba a colaborar con la justicia para demostrar la inocencia de su mujer se ha negado a declarar, y está en su derecho. Un par de horas después, Moncloa filtraba esta denuncia.

Sánchez justifica la querella en que Peinado no le ha dejado testimoniar por escrito. ¿Implica eso prevaricar? A lo mejor el presidente exagera. O a lo mejor se le puede acusar de lawfare (¡curioso sería). Será la justicia la que decida al respecto, pero, mientras tanto, esta medida permitirá al PSOE mantener el discurso de que existe una persecución judicial contra el Gobierno en particular y contra la izquierda en general, cuyo objetivo último es derrocar al presidente mediante un golpe de Estado.

El anuncio de la querella también servirá para desviar la atención sobre Begoña Gómez, Carlos Barrabés o las cartas de recomendación a su empresa. Pase lo que pase, Sánchez tiene las de ganar: si el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le da la razón, podrá decir que Peinado ha actuado por animadversión personal y que la causa contra su esposa es fruto de una investigación prospectiva y paranoica. Si los jueces archivan la querella, tiene la opción de incidir en la conspiración judicial o incluso en que el TSJM se encuentra en el epicentro del mal, capital de España, lugar secuestrado por la derecha.

Por eso, es otro dislate más. Otra bufonada destinada a entretener a los ciudadanos más fácilmente impresionables y a los periodistas de mesa camilla. Son los que se niegan a ver que España es hoy presa -y presa voluntaria, de las que se presta a la sumisión- de un tahúr de la política que ha decidido que el concepto de interés general es exactamente el suyo, por lo que no duda en derribar puertas y muros; romper papeles, redactar otros nuevos, repartir dinero y pisotear instituciones si eso le sirve para mantener o ampliar su poder. Que sea nefasto para los demás... ésa es otra historia. El peronismo no persigue el bienestar de la nación, sino el suyo propio. Gestioné ERC el erario público catalán. Escriba la Abogacía del Estado lo que yo le diga y queréllese contra quien yo quiera.