Son dos supervivientes de la política, dos personajes que se cruzan por casualidad en la toma de posesión de Illa y se saludan como amigos de toda la vida. Todo en esa toma de posesión era postureo falso de la peor especie, un nuevo President de la Generalitat impuesto por la Moncloa de Madrid para mantener en su lugar a Sánchez, no se quejan ahora en Cataluña de injerencias del gobierno central cuando se quedan con todos los impuestos y la llave de la caja. El discurso distópico de Salvador Illa parecía de otro mundo, abogaba por ser el presidente de todos, pero solo la bandera catalana estaba presente, aseguraba buscar la unidad, pero ni una palabra en castellano en ningún momento. Hizo lo que Illa sabe hacer mejor, mentir, servir a su amo Sánchez y obedecer órdenes, como en pandemia. Pero de ellos lo podíamos esperar, lo grave es que la sociedad civil catalana vea como normal quitarle una residencia geriátrica a un extremeño o una guardería pública a un andaluz, simplemente porque un puñado de votos se han vendido al mejor postor. Hace tiempo que ni la justicia es igual para todos, ni todos los españoles somos iguales y prepárense a lo próximo pactado y firmado en Suiza por PSOE y ERC, el referéndum de independencia. Cómo se manipulan las palabras, discriminan españoles según su interés y se hacen llamar “progresistas”.

El acto de toma de posesión de Illa fue la demostración de que hay españoles de primera y de segunda

Solo faltaba en esa toma de posesión la presencia de Jordi Pujol con sus 94 años, que tras bajar del coche tuvo que oír alto y claro gritos de “Pujol a prisión”, que serán la única condena que soportará tras 40 años de robo sistemático desde la Generalitat. Al encontrarse con Mª Jesús Montero en el interior del Palau se observa en las imágenes la complicidad entre ambos, las inmensas sonrisas, la charla breve pero distendida entre dos colegas con poder, incluso vemos cómo la ministra de Hacienda y vicepresidenta del gobierno le coge con cariño la mano izquierda a Pujol, el mayor defraudador de la historia de España, y la zarandea con gusto en un gesto de cercanía y complicidad, siendo él el que se marcha ante un encuentro que ella hubiese querido alargar. Ese es el momento cumbre de la infamia. La ministra Montero no disimula su cariño por los Pujol que robaron más de 3.000 millones de euros y que defraudaron al fisco con cuentas en Andorra, Suiza, Belice y otros paraísos fiscales, … Aunque tenga un juicio pendiente por blanqueo y contra la Hacienda Pública, qué importa si es amigo de Sánchez. El acto de toma de posesión de Illa fue la demostración de que hay españoles de primera y de segunda, como el hermano del presidente del Gobierno, ¿qué importa que David Sánchez cobre dinero público en España y viva en Portugal para no pagar impuestos? Ellos no son como los ciudadanos normales, son la élite y son intocables. Es más, si algún pequeño juez osa investigarles ya está a punto Cándido Conde-Pumpido para exonerarles de todo mal cuando llegue el momento.

No, nunca veremos a Pujol siendo juzgado por un tribunal, ya se han encargado que los 12 años de retraso que lleva el juicio sean aún más para que fallezca antes. Tampoco nunca esperen ver condenado por Hacienda al hermano de Sánchez, ni ingresar en prisión a su esposa Begoña Gómez. Si Griñán fue intocable igual que Puigdemont, Laura Borrás, Jordi Pujol y tantos más, imagínense los familiares directos del amo. Le falta solo una pieza a Sánchez para tener todo el poder judicial en sus manos, colocar a su candidata al frente del CGPJ para que nombre a Ana Ferrer, su magistrada preferida, como presidenta del Supremo. Bien que se ganó el puesto cuando pidió desde el Supremo absolver a Griñán y a otros cuatro condenados de los ERE del delito de malversación de fondos públicos. Con el Supremo en su poder toda la justicia ya será suya, como hizo Chávez en sus primeros años en Venezuela.

Jordi Pujol y Mª Jesús Montero son el pasado y el presente de una misma forma de hacer política, la que prioriza el partido por encima del país, la que lo justifica todo por permanecer en el poder, la que considera que el dinero público es suyo, que los votantes tenemos memoria de pez y que manipulando a la opinión pública se consigue cualquier objetivo. Y por ahora a él le ha salido bien la jugada, veremos a ella.