En su segundo día de emisión en la La 1 de RTVE, David Broncano empató con Pablo Motos, hasta ahora líder indiscutible de la noche con su programa El Hormiguero (Atresmedia).

Broncano no llevó el martes a un gran actor de Hollywood, ni a Taylor Swift, sino a la actriz y cantante española Najwa Nimri, que entró de lleno en la pelea por la audiencia en prime time vaticinando que el programa La Revuelta estaba a "un pelo de barrer" a El Hormiguero. Ella estaba dolida porque en Atresmedia, dijo, "me han vetado". Pero no erró en su pronóstico. Un 17,4% de la audiencia eligió La 1 frente a otro 17,5% que siguió a Pablo Motos.

En realidad, la gente no ve a Broncano por los famosos que son sus entrevistados, sino por un estilo particular, más fresco y poco convencional, que conecta mucho mejor con un público que está entre los 25 y los 40 años. En esa franja, Broncano ganó con claridad a Motos.

Lo que nos dicen estos dos días de pugna por el liderato televisivo tras los informativos entre RTVE y Atresmedia es que mientras que los datos de El Hormiguero dependen en gran medida de sus invitados, y según quienes sean puede sacarle varios puntos de ventaja a su competidor, La Revuelta puede moverse en un entorno del 15% de audiencia con comodidad sin necesidad de recurrir a bombazos. Estamos al comienzo de la guerra y es muy probable que las cosas cambien en las próximas semanas, pero la televisión pública puede presumir de haberse quitado caspa de encima y de mirar de tú a tú al mítico Hormiguero. Los directivos de la cadena de Prado del Rey se conformaban en privado con mantener un 10%, y han logrado superar el 17% en dos días. No está nada mal.

Broncano se ha llevado de calle al público progre de entre 25 y 40 años

Pero lo que más me interesa de este duelo en la noche no es quién gana o quién pierde, sino lo que significa esa pugna y su resultado desde el punto de vista político.

Hay que recordar que la contratación de Broncano por la televisión pública estuvo rodeada de polémica, no sólo por lo elevado del contrato del equipo que la produce (detrás está Mediapro), sino por la intromisión política para que se llevase a cabo. Aunque Broncano ha utilizado la supuesta intervención de Sánchez para hacer bromas, lo que no puede negar ni él ni nadie es que su fichaje provocó una crisis interna de grandes proporciones en Televisión Española y que Moncloa hizo todo lo posible para que La 1 pudiera hacer frente a un programa como El Hormiguero, que se había convertido en un auténtico dolor de cabeza para el presidente del Gobierno.

Es verdad que a Broncano, como él dice, no le hace falta Sánchez para trabajar en televisión, pero sí para forzar la salida de la presidenta de la Corporación RTVE. Son dos cosas distintas, pero las dos son ciertas.

Seguro que los poderosos equipos de análisis de Moncloa detectaron el potencial de Broncano para competir con el líder de la noche con una perspectiva ideológica "progresista". La fórmula vieja y ultra sectaria de Wyoming en La Sexta apenas si le hacía un rasguño al reinado de Pablo Motos. Lo que aporta Broncano es que no necesita darle zascas constantemente al PP para atraerse a un público que, en su mayoría, vota a la izquierda, pero que no ve a Broncano porque se meta con Feijóo, sino porque le parece gracioso.

Se podría hacer una radiografía política de la sociedad española analizando la audiencia de los programas más vistos en televisión. Está claro que, a pesar de sus tropelías, Sánchez sigue teniendo tirón electoral, sobre todo, en la franja de edad en la que barre Broncano.

Guste o no, esos son los datos. Por mucho que se esfuerce Pablo Iglesias, nunca le llegará a la suela de los tacones a los grandes de la televisión, ni a Motos, ni a Broncano. Al fundador de Podemos le gustaría mucho más que su Canal Red fuera líder de audiencia en prime time que ser presidente de Gobierno. ¡Que ya es decir!

Un apunte más. Es la primera vez en España que dos programas compiten a cara de perro, con menciones directas a su rival. Las noches se presentan calientes y espero que eso redunde en beneficio del espectador. Me muero de ganas de ver cuál es plan de Atresmedia para poner a Broncano en su sitio.