El domingo 28 de julio el pueblo venezolano fue llamado a las urnas. Esta columna podría ser un análisis electoral del resultado en los diferentes distritos electorales, pero el Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha mostrado las actas que validen ningún resultado. Solamente dio por vencedor a Nicolás Maduro, y ya está. Frente a esta irregularidad, que vulnera incluso las leyes electorales vigentes en Venezuela, se levantó una señal de duda sobre la legitimidad de los resultados. Mientras el régimen reprimía a los manifestantes que protestaban por la falta de transparencia, la oposición presentaba las actas que refrendaban unos resultados a favor de Edmundo González por un 67,08%, frente al 30,46% a favor de Nicolás Maduro. Mientras, el CNE decía que Maduro había ganado con el 51,95% de los votos, frente al 43,18% de González.

Nadie ha visto aún las actas que certifican la victoria de Nicolás Maduro. Incluso el régimen llevó el litigio al Tribunal Supremo de Venezuela, y este dio la victoria al hasta ahora presidente. Pero aquí también había un problema, pues ni tenían la totalidad de las actas físicas ni el alto tribunal es competente para emitir un veredicto al respecto. Constitucionalmente, solo las autoridades electorales del CNE pueden emitir el reconocimiento de la victoria electoral, y se hace a través de la publicación de la totalidad de las actas. El régimen otra vez saltándose su propia ley una y otra vez.

Mientras esto pasaba, desde la fiscalía general se incrementaba la represión contra todo aquel que dudara de los resultados o directamente mostrara su apoyo público a María Corina Machado y Edmundo González. Incluso emitieron ordenes de detención contra el candidato opositor bajo cargos de conspiración, desobediencia, sabotaje a daños de sistemas y asociación, entre otros cargos.

Frente a esta situación, el candidato presidencial Edmundo González, a través de la embajada de España en Venezuela, y tras sufrir presiones por parte del régimen de Maduro, huyó del país como refugiado político hacia Madrid. Sobre esto corrieron diferentes noticias falsas acerca del papel cómplice que tuvieron en dichas presiones el Gobierno de España y el embajador Ramón Santos, en colaboración con el gobierno de Caracas. Dichos hechos fueron desmentidos por el propio Edmundo González a través de un comunicado, donde daba las gracias al cuerpo diplomático español en Venezuela, como también al Gobierno de España y al Ministerio de Asuntos Exteriores, del trato recibido y cómo facilitaron su bienestar y libertad de decisión. Debido a la gira de Pedro Sánchez por China, el encuentro en la Moncloa con Edmundo González tuvo que esperar unos días, pero se realizó en un clima de absoluta cordialidad.

El Congreso de los Diputados votó el día 11 de septiembre reconocer la victoria de Edmundo González e instó al Gobierno a reconocer al candidato opositor como presidente electo de Venezuela. Este hecho es importante porque Argentina, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Panamá, Perú, Uruguay, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en el Exilio y el Centro Carter lo han reconocido como tal. La decisión del Centro Carter es importante, porque fue quien certificó todas las victorias de Hugo Chávez en su día, y también las diferentes victorias de Maduro hasta estas últimas. El Parlamento Europeo, en el mismo sentido que el Congreso de los Diputados, también reconoció a Edmundo González como presidente legítimo y democráticamente elegido de Venezuela. Cabe señalar que el texto no tiene efecto vinculante alguno, sino que se trató de una votación de apoyo para generar presión contra el gobierno de Caracas.

Así pues, Madrid se ha convertido en la capital en el exilio de facto, ya que el presidente electo, Edmundo González, es donde ha establecido su punto de contacto. Y además, tal y como anunció María Corina Machado, el hecho que Edmundo González no esté en Venezuela físicamente no afecta a su condición de presidente electo para la oposición. Es más, incluso llega a reforzar su rol de cara al exterior y a posibles contactos diplomáticos que pueda realizar, puesto que a partir de ahora existirá una oposición a Maduro organizada desde el interior del país, con María Corina Machado al frente, y por otro lado habrá una coordinación de la oposición desde el exterior alrededor de Edmundo González.

Hay quien ha visto en el exilio de Edmundo González una flaqueza o debilidad. Pero, tal y como se está dando a conocer estos días, las presiones que recibía el candidato opositor eran muy elevadas. Y, como expresaban algunas figuras opositoras, de nada hubiera servido tener un preso más en las cárceles venezolanas cuando puede hacer una gran tarea desde el exilio. El propio González llegaba a esta misma conclusión en el comunicado del 18 de septiembre, donde afirmaba que consideró que era más útil libre que encerrado.

En conclusión, será interesante seguir los diferentes comunicados o contactos que se hagan desde Madrid a través de Edmundo González, como también el rol interno que vaya adquiriendo María Corina Machado como líder de la oposición, cada vez mejor organizada y estructurada. También habrá que seguir los apoyos internacionales que se van posicionando a favor de la oposición, como el caso de las comunicaciones entre diferentes presidentes de América del Sur con Edmundo González y María Corina Machado. Hay quien apunta a que se podría tratar de un caso equivalente al reconocimiento de Juan Guaidó, que no pasó de lo testimonial. Pero ahora el gobierno venezolano ha amenazado y afirma que romperá sus vínculos diplomáticos con España, su principal apoyo en la Unión Europea y fuera de su espacio habitual, donde están Rusia, Cuba, Nicaragua o Bolivia. Eso también traerá consecuencias, y seguramente no serán discretas en cuanto a inversiones y relaciones diplomáticas. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en El Independiente.