Dejarle tu dinero a un tipo que aparece embozado en un vídeo ya implica cierto grado de ingenuidad. Pero, cuando la persona que pretende asesorarte en youtube se presenta a sí mismo como alguien que se dedica a la "elusión de impuestos" y dice estar "orgulloso" de no pagar al fisco, el tema ya adquiere otro matiz. En definitiva, su público lo que quieres es ganar dinero sin pagar impuestos. Y eso ya no es ingenuidad, sino picaresca.
La figura del pícaro ha sido uno de los grandes filones de la literatura española. Siempre ha habido pícaros; la diferencia es que ahora utilizan las redes sociales, las criptomonedas, y te liberan del complejo de culpa -si es que lo tienes- diciéndote que es el estado el que te roba descaradamente. Así que, quien roba a un ladrón...
Así es como actuaba Álvaro Romillo, más conocido por su nickname: Luis Criptospain.
Este hombre, ahora investigado por la Audiencia Nacional, tiene algunos vídeos colgados en youtube en los que explica su manera de proceder. Él sabe todos los trucos para que los sabuesos de Hacienda no te pillen. Supongo que hablaba con conocimiento de causa, ya que hasta hace unas semanas se movía con total libertad engañando a incautos y desaprensivos.
¿Qué hacía Hacienda? ¿Y la Fiscalía? En fin, ese tema lo dejamos para otro día.
Como sucede entre compinches, cuando uno se siente en peligro no duda en denunciar al otro para salvarse
Romillo (Criptospain) explica su afición a la elusión fiscal porque su padre quedó arruinado por la voracidad del fisco. "Mi padre me contaba que se sentía estafado por España". Desde los 16 años este precoz elusor ha ido desarrollando sus métodos para que Hacienda no le trinque. Explica también que la elusión es algo que han inventado los propios políticos para beneficiarse ellos mientras, al mismo tiempo, sangran al resto de los contribuyentes. "La separación de poderes -pontifica- es una gran mentira".
Es en ese punto en el que conecta perfectamente con el discurso de Alvise Pérez (Se Acabó la Fiesta). En el acto del Hipódromo de la Zarzuela celebrado el pasado mes de abril en Madrid, ¡ojo! ante miles de personas, Alvise llamó al Estado "mafioso y criminal" y arengó a sus seguidores: "El Estado os roba el 70% o el 75% de lo que producís cada año".
Alvise y Criptospain son, en definitiva, dos caras de la misma moneda. No es extraño que el inversor/evasor le entregara 100.000 euros en efectivo al político de nuevo cuño para financiar a su partido, "para que no pudiera detectarlo el Tribunal de Cuentas".
Pero, como ocurre siempre entre los miembros de las bandas, cuando uno se siente acorralado no tiene inconveniente en denunciar al otro para salvarse. Y por eso nos hemos enterado de este presunto delito electoral. Criptospain ha ido demasiado lejos ofreciendo rentabilidades al estilo de Doña Branca, la banquera del pueblo portuguesa que a mediados de los 80 prometía rendimientos mucho más altos que los bancos porque "ella no se quedaba con nada e invertía en activos muy rentables, como la venta de armas". Todos los esquemas Ponzi (piramidales), incluso los más sofisticados, como el que puso en marcha el estafador Bernard Madoff, terminan por estallar.
Lo que ocurre aquí es que, a diferencia de otros predecesores, Romillo Criptospain daba a su chiringuito un barniz político, una justificación para los que quieren ganar mucho dinero sin pagar impuestos.
Se Acabó la Fiesta (SALF) obtuvo en las elecciones europeas 800.000 votos. Y en las encuestas, hasta ahora, seguía subiendo. El discurso de la antipolítica, el nuevo anarco capitalismo, tiene un público cada vez más numeroso. Veremos si el affaire de Criptospain termina por pasarle factura a SALF. Porque, como ocurre en Estados Unidos con Donald Trump, a veces la constatación de que se utilizan prácticas alegales o abiertamente ilegales no sólo no penaliza, sino que anima a los seguidores a continuar apoyando a su líder ante lo que consideran una "conspiración" del poder establecido.
El auge de la extrema derecha en Europa (acabamos de tener un ejemplo en Austria) tiene mucho que ver con esa idea de que hay que acabar con el estado. El fascismo se disfraza de anti sistema, de ultraliberal, de defensor de un modelo de vida más puro frente al invasor. ¿Qué hay detrás de todo ello? Hacerse con el poder, al precio que sea.
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