Menos mal que gracias a Bildu van a retirar la pelotita de goma, ese instrumento de la represión fascista y hasta del imperialismo yanqui. De hecho, los yanquis se crían con una pelota en la mano enguantada, que es peor que la pistola porque la pistola aún puede impartir justicia para los pueblos (Bildu lo sabe bien), pero la pelota sólo jode, como en un patio con macetas, y eso es más cruel y desmoralizador. La libertad y la seguridad ciudadanas tenían muchos enemigos, por ejemplo los jueces, las leyes, los semáforos, las monjitas de alfajor, Bertín Osborne o Pablo Motos. Pero ninguno de estos enemigos es a la vez tan simbólico y efectivo, tan leve y disuasorio, como la pelotita de goma. La pelotita de goma, inocente y mortal como uno de esos peces globo, cobarde y mendaz como una estrella ninja, llegaba a la vez por voluntad y por azar, lo justo para parecer sólo intimidatoria y suficiente para resultar luego fatal. Uno tenía pesadillas con la pelotita de goma, dándote en el ojo o en el bazo, dejándote tuerto, mellado o ciclán, y claro, ya no sabía si salir a la calle a quemar un contendor o una familia de maniquíes tenistas, o bien tragar con el fascismo.

Menos mal que Bildu lo ha conseguido, que Sánchez parecía que tampoco tenía muchas ganas de derogar esa infame Ley Mordaza que dejaba indefensos a los chicos de la gasolina y de los adoquines (hay mucho socialista en la policía, me parece, ahí con la porra en manteca, indistinguible del facherío). Digo los chicos de la gasolina o de los adoquines, pero en realidad se trata del pueblo, que se tiene que defender de alguna manera. En las elecciones no sólo vota el pueblo, sino también los fachas, y de todas formas luego están la Constitución y las leyes que ha hecho Franco, y eso hay que equilibrarlo. El pueblo se defiende con el jarabe de palo democrático, más de palo que democrático por necesidades pragmáticas y por obviedad aritmética, o con el cóctel molotov festivo y barato como un perrito caliente (qué visionarios fueron los camaradas de Granollers, montando aquel taller). Otra no hay, porque desde que los gudaris abandonaron las armas sólo nos quedan la violencia en masa y la coacción por aplastamiento. Y ahí es donde nos encontramos con las dichosas pelotitas, al Estado jodiendo con la pelotita igual que aquel niño de Serrat.

Ahí está el Estado opresor, con la pelotita de goma, que si no fuera por la pelotita yo creo que Catalunya, Euskal Herria, Galicia y hasta Jerez serían ya independientes (bueno, por la pelotita y por el 155, que yo creo que nuestros hermanos catalanes en principio se creyeron que eso era el nombre de un bombardero, no un papel que traía un funcionario en una saca, y por eso la revolución se acabó en un solo día). El caso es que ahí está todo el tremebundo aparato del Estado, con ese policía chapado e invulnerable como Robocop, al que uno no tiene la libertad de apedrear, amenazar y ni siquiera insultar o desobedecer. Con el policía y con la pelotita, claro, que parece exageración o cobardía pero hay que ver lo que jode la pelotita de goma, que un solo ojo vaciado el 1-O fue suficiente para provocar la desbandada de los valientes e impedir el triunfo de la democracia verdadera.

Había que ir al núcleo del problema de la libertad y la seguridad ciudadanas, que son el policía intocable o ignífugo, refractario física e ideológicamente a la democracia, a la pedrada y al bombazo, y por supuesto la pelotita, que uno puede ser muy valiente con su comando, su zulo, su pistola, su bomba lapa, su pandilla o su acoso, pero hay que estar delante de la pelotita de goma para saber qué es el miedo. Es cierto que no hay aún muchas víctimas de la pelotita de goma, pero es porque esto se ha parado a tiempo. Eso sí, las víctimas sufrirán el dolor y la humillación de por vida, y sólo en un día muy lejano, si acaso ese día llega, recuperarán la dignidad. Pero claro que había que ir al núcleo del problema, y es lo que ha hecho Bildu, aunque con la colaboración de Sánchez, que en realidad no es colaboración sino necesidad, como todo en él.

Entre el policía revestido de leyes y cuero y las pelotitas de goma aquí se estaba impidiendo que el manifestante siguiera su natural y democrática evolución a guerrillero o revolucionario

Las pelotas de goma, el mundo burgués vivía ajeno a la tragedia de las pelotas de goma. Pero entre el policía revestido de leyes y cuero y las pelotitas de goma aquí se estaba impidiendo que el manifestante siguiera su natural y democrática evolución a guerrillero o revolucionario, y que los verdaderos representantes del pueblo, que no se cuentan en votos sino en lucha, consiguieran sus objetivos, que por supuesto son objetivos no burgueses que se alcanzan con medios no burgueses (lo contrario sería tibieza, colaboracionismo o simplemente traición). Diría más, diría que la pelotita de goma estaba impidiendo que los pueblos de España volvieran a ser orgullosas y salvajes tribus, y que las leyes y los derechos fueran sólo el honrado y arbitrario pacto entre caciques, y que la revolución que nunca llega llegara por fin.

Menos mal que nos van a retirar las pelotas de goma, que eso era como salir a la calle sabiendo que las palomas son bombarderos o que venía un pedrizo de yunques de tebeo. Sí, ha sido gracias a Bildu, porque este gran avance en derechos lo ha peleado y lo ha entendido como nadie quien ha sufrido, también como nadie, la tragedia y la infamia de las pelotitas de goma, el terror y la tiranía de las pelotitas de goma. El que salía a la calle con o sin cóctel molotov, con o sin su magnífica pieza de hormigón o ferralla, con o sin plomo en el bolsillo o en las venas, con o sin sangre en los ojos o en la boca, con o sin la sombra de la muerte, y no temía a la pelotita de goma, no sé qué clase de ciudadano, de demócrata ni de persona podía ser.