Esta semana pudimos ver en el Parlamento Europeo una sesión inusual. El primer ministro de Hungría,Viktor Orbán, presentó los ejes de la presidencia húngara de la Unión Europea, que durará hasta el último día de diciembre. Todos los partidos europarlamentarios, salvo el de Patriotas por Europa donde está integrado Fidesz, liderado por Orbán, denunciaron la situación política de Hungría, así como sus vínculos con Rusia. Hablaron de los obstáculos para llevar a cabo reformas estructurales, la vulneración de libertades civiles, e incluso fue señalado como un autócrata. Lo más destacado fue que desde los populares europeos a los Verdes y la izquierda criticaron la pésima gestión de Orbán.

Este cambio vino por la aparición de un nuevo actor en el tablero húngaro en las últimas elecciones europeas: el Partido Tisza (Partido del Respeto y la Libertad), fundado por Péter Magyar, irrumpió como principal fuerza opositora a Fidesz y Orbán. Rápidamente el partido fue bienvenido a la familia del Partido Popular Europeo (PPE). En las anteriores, Fidesz-KDNP aún estaba en el Partido Popular Europeo, pero en 2021 fueron expulsados. El KDNP siguió dentro de los populares, pero solo tenían un escaño.

La irrupción de Tisza en la escena política húngara es de especial relevancia porque las encuestas ya lo sitúan solo siete puntos por debajo de Orbán, y Magyar tiene posibilidades de ser el próximo primer ministro. Este hecho es fundamental para entender el cambio de posición de los populares europeos. Si bien tenía una posición de connivencia con Orbán aun no perteneciendo al grupo, ahora no tienen por qué guardar las formas porque la apuesta política es otra distinta.

Las últimas elecciones europeas frustraron también los planes de Orbán de tener suficiente peso para condicionar la política comunitaria, e igual que los del PiS (Ley y Justicia), de Polonia, los cálculos no salieron como querían. La suma de Patriotas por Europa es de 86 eurodiputados, y Los Soberanistas, abiertamente prorrusos y euroescépticos, 25 eurodiputados. La suma d todos ellos, contrarios a la Comisión Von der Leyen, es de 111 eurodiputados. Más allá de los partidos de izquierdas, el apoyo que tiene Von der Leyen fue de 401 eurodiputados a favor de los 720 posibles.

Fidesz no tiene influencia alguna, y es más, incluso se quiere modificar la unanimidad como mecanismo de votación dentro de la Unión Europea para convertir en más irrisorio el papel de Hungría en la toma de decisiones. Esta cuestión se abordó también esta semana, porque no se puede funcionar con normalidad cuando hay un actor que constantemente veta las decisiones tomadas por el resto de los Estados. Y no solamente es por la ayuda a Ucrania, como se puede pensar, es también políticas de soberanía comercial, soberanía energética, políticas medioambientales, entre otras, que han sido vetadas continuamente por Hungría.

Viktor Orbán ha conseguido que con sus políticas y sus giros autoritarios que los partidos políticos del Parlamento Europeo busquen una nueva reforma comunitaria a gran escala. Los cambios pasan por otorgar más poder al Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que en uno de sus fallos declaró que un juez nacional no está obligado a aplicar una decisión del Tribunal Constitucional que infrinja la ley de la Unión Europea; que desparezca la unanimidad para que la política comunitaria no esté vetada por un Estado miembro; reforma también en el poder de aplicar sentencias y políticas comunitarias, pues actualmente no existe mecanismo sancionador útil; y refuerzo del Frontex para blindar las fronteras europeas con una misma política común de seguridad y en cooperación de todos los estados miembro. Actualmente el desarrollo del Frontex es uno de los ejes de la Comisión Europea.

Acabó una etapa dentro de la política comunitaria, que era la de reír las gracias a Viktor Orbán

Así pues, podemos decir que esta semana acabó una etapa dentro de la política comunitaria, que era la de reír las gracias a Viktor Orbán. Ya no se tiene vértigo al exigirle según qué, no vaya a provocar tensiones. La política de apaciguamiento de la alemana Angela Merkel hacia Orbán dentro del grupo popular europeo no sirvió para evitar que el líder húngaro se fuera a los brazos de Putin, o tardara realmente poco en vertebrar una alternativa y oposición a la política comunitaria popular. Este hecho seguramente también ayudará a mejorar a la derecha europea, que carece de un liderazgo renovado ya que bajo la batuta de Mandred Weber arrastra diferentes errores insalvables.

Será interesante seguir hasta qué punto el liderazgo de la oposición húngara alrededor de Peter Magyar lo lanza a ser una de las caras más visibles de la derecha democrática europeísta, ya que en el primer cara a cara entre Magyar y Orbán, detrás del líder opositor está el resto de las fuerzas derechistas europeas, salvo los ultras y aliados del primer ministro. Pase lo que pase en los próximos meses, cuando se espera una ofensiva ucraniana, sobre todo a principios de 2025, el debate parlamentario europeo estará vinculado a la seguridad y la defensa. Magyar ya ha dicho que él y los suyos no se pueden posicionar al respecto porque Orbán lo utilizaría en su contra.

En conclusión, podemos decir que Orbán ha sido destronado esta semana de la política comunitaria, y ha sido advertido por casi todas las fuerzas políticas que su camino a la irrelevancia puede llegar más temprano que tarde de acuerdo como se comporte.

Sea como sea, habrá un debate interno sobre qué son realmente los valores europeos, hasta dónde debe llegar la UE y en qué parte del proceso de integración estamos. Tres cuestiones que hacía casi una década que nadie se planteaba, pero que son troncales para entender el sueño europeo. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en El Independiente.