Nada más terminar el desfile de la Fiesta Nacional y cuando muchos de los presentes en el acto se dirigían ya a la recepción de los reyes en el Palacio Real, saltó la noticia: el PP convocaba de urgencia a su Comité de Dirección para el día siguiente. Algo, sin duda, importante debía decidir el cónclave popular para que Feijóo hubiese decidido adelantar su celebración a un domingo.
Razones no faltaban. El jueves por la tarde se conoció el segundo informe de la UCO sobre el caso Koldo en el que habían aparecido revelaciones que apuntaban directamente al presidente del Gobierno. Por ejemplo, que dio el visto bueno a la llegada de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a Madrid el 16 de enero de 2020, cuatro días antes de que su avión aterrizara en Barajas. Las mentiras que contó Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados –atribuyendo a José Luis Ábalos el haber evitado a España nada menos que un conflicto diplomático con Venezuela–; las de sus ministros, contando versiones rocambolescas sobre el mismo hecho, y, además, la profusa información que ofrece el informe sobre la profundidad de una trama de corrupción, en la que el ex ministro de Transportes no sólo jugaba un papel esencial, sino que recibía regalos –para su novia– por hacer favores... todo ello sí justificaba una respuesta por parte del primer partido de la oposición. Al informe de la UCO se sumaban la detención e ingreso en prisión de Víctor de Aldama, por su participación en una trama de fraude del IVA en hidrocarburos, y el escrito del juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, preguntando al Congreso sobre la condición de diputado de Ábalos, como paso previo al suplicatorio y a su imputación ante el Tribunal Supremo.
O Feijóo sabe algo más, o tiene alguna prueba sólida, o la querella contra el PSOE tiene poco recorrido
Algunos pensamos que el líder del PP había decidido, por fin, anunciar la presentación de una moción de censura contra Sánchez. Pero no.
El acuerdo de esa reunión urgente fue la presentación de una querella por financiación irregular contra el PSOE. Es decir, que en lugar de llevar la denuncia sobre la presunta corrupción de un ministro clave del Gobierno y el posible papel de encubridor de Sánchez al terreno político, planteando una moción de censura y poniendo ante la tesitura de apoyar al presidente tanto al PNV como a Junts, Feijóo optó por la vía judicial. ¡Como si no hubiera ya suficientes frentes abiertos en esa vía!
La base de la querella –que no conocemos– es una información publicada por The Objective en la que un empresario sin identificar afirma que llevó bolsas de dinero –90.000 euros en dos entregas– a la sede del PSOE en la calle Ferraz en octubre de 2020. Esas entregas se hicieron en nombre de Aldama. Pero no sabemos quién fue el receptor del dinero y si este entregó al empresario algún tipo de justificante por dicho abono.
Como no sabemos qué dice la querella, tenemos que basarnos en las declaraciones del portavoz del PP a las puertas de la Audiencia. Borja Sémper aludió solamente a "informaciones periodísticas" sobre supuestas entregas de dinero en Ferraz como base de la querella. Nada más.
El empresario que ha hecho la denuncia en un medio de comunicación –ahora en otro– no sólo no se identifica, sino que no da detalles concretos sobre cómo fue esa entrega de dinero, a cambio de qué y por qué no la llevó a cabo el propio Aldama, dado que en esa fecha era un perfecto desconocido para la mayoría de los mortales. El medio en cuestión tiene todo el derecho del mundo a dar credibilidad a ese testimonio, pero la pregunta es: ¿sólo esa información es suficiente como para que el PP denuncie al PSOE por financiación irregular?
Mi opinión es que, si el PP no tiene algo más que no nos ha contado hasta ahora, denunciar al PSOE por lo publicado es un error. Insisto, a no ser que algún dirigente del PP, o el propio Feijóo tenga en su poder alguna prueba sólida de que, en efecto, se produjo esa entrega de dinero en efectivo.
Cuenta hoy en estas páginas Cristina de la Hoz que hay sectores de la dirección del PP que no ven clara esa estrategia, y que desconocen si alguno de sus colegas tiene esa pistola humeante que ahora falta en la querella que se presentó ayer ante la Audiencia Nacional. Es una duda razonable.
El PP ha retrasado la solicitud de comparecencia en el Senado de Pedro Sánchez porque, según dicen fuentes de la dirección del partido, "todavía pueden salir muchas cosas más". Entonces, ¿por qué no se ha actuado con la misma prudencia en la presentación de la querella?
Judicializar la política nunca es una buena solución. Ya hay suficientes sumarios en los tribunales que afectan a la familia del presidente y a un hombre clave de su gobierno. Una de dos: o el PP, efectivamente, tiene documentos o testimonio sólidos que acrediten la presunta financiación irregular del PSOE, o ha cometido un gravísimo error. En cualquier caso, lo sabremos muy pronto.
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