Somos muchos los que llevamos más de tres años informando de las corruptelas constantes que rodean al presidente del gobierno y su círculo más íntimo, tanto en el partido como en su familia. Desde el viaje de Delcy Rodríguez a Madrid, hasta los millones sin justificar del hermano del presidente, los negocios de su esposa o la oscura vida de su secretario de organización y ministro José Luis Ábalos.

No eran -como en la época de Rajoy o Zapatero- escaramuzas políticas de favores y enchufes a los amigos, ni siquiera delitos evidentes de malversación de fondos públicos, esto era otra cosa, presuntos delitos penales propios de una organización criminal.

Empezaron en pandemia cuando los contratos del Ministerio de Sanidad dirigidos por la trama repartieron 2.500 millones de euros de la peor forma entre empresas amigas sin experiencia, comprando a precios millonarios material inútil y cobrando por adelantado, hoy sabemos que a cambio de millonarias comisiones.

Siguieron con los 37 viajes a República Dominicana del Falcon presidencial sin justificar y sin agenda oficial en ese país, y culminaron con la llegada de la vicepresidenta venezolana a suelo español con permiso del presidente Sánchez, teniendo su entrada prohibida por la Unión Europea, y recibiéndola el comisionista Aldama y el ministro Ábalos. España ese 20 de enero del 2020 pasó de ser una democracia para convertirse en un estado corrupto que negociaba con un narcoestado.

Delcy Rodríguez trajo en sus maletas, las que negaron una y otra vez que existieran, 176 millones de euros para pagar una deuda del Gobierno venezolano a Air Europa y al menos 104 lingotes de oro que le compró el empresario Víctor de Aldama. ¿Qué hacía allí un particular entre la vicepresidenta de un narcoestado y un ministro del Gobierno de Sánchez? Él era el comisionista, un intermediario íntimo amigo de Delcy Rodríguez, un facilitador como Zapatero. ¿Para quién eran esos lingotes entonces? Los más de 68 millones de euros que pagó por ellos ¿eran de otros y él actuó como un testaferro? Antes de la llegada de la vicepresidenta a Barajas aquella madrugada, el Falcon de Sánchez realizó seis viajes a Dominicana, todos justificados con agenda oficial; después de la llegada de las maletas, fueron 37 los viajes, todos sin justificar.

Es por todo esto que nos preguntamos si solo Aldama era el comisionista o también lo era Begoña Gómez en nombre de su esposo

Pero hay mucho más. La fecha del 16 de julio del 2020 está en el informe de la UCO marcada en rojo; ese día Sánchez se reúne con Ábalos y Nadia Calviño para tratar sobre el rescate de Air Europa, algo del todo inusual que no hizo con ninguna otra empresa. Esa misma tarde en el ministerio se reúnen para cerrar el acuerdo Ábalos, Aldama y Javier Hidalgo, CEO de la empresa. Lo nunca visto, como si el rescate fuera a demanda del que lo recibe. Lo peor es que, entre una y otra reunión, la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, tiene una cita secreta en sus instalaciones con la empresa que va a ser rescatada, empresa que además patrocina todas sus actividades de negocios. El mismo día que la esposa de Sánchez se reúne con la empresa se decide su primer rescate de casi 500 millones de euros.

Es por todo esto que nos preguntamos si solo Aldama era el comisionista o también lo era Begoña Gómez en nombre de su esposo. La UCO de la Guardia Civil sitúa a Pedro Sánchez como el número uno de todas las tramas, la de las mascarillas, la de Delcy Rodríguez y la del rescate de Globalia, ya que sin su aprobación nada hubiera sido posible.

Durante tres años, a los que dábamos información al respecto nos han llamado fachosfera, fabricantes de bulos, pseudomedios, incluso desde el Gobierno y el Parlamento se nos ha insultado y se ha escrito una “ley de regeneración democrática” para callarnos. Hasta otros compañeros firmaron un manifiesto diciendo que era una campaña de “bulos, falsedades y acoso al Gobierno. El ataque de la ultraderecha mediática y judicial contra la esposa del presidente”. Hoy todo lo que publicamos se queda corto ante los informes de la Guardia Civil, pero ni Silvia Intxaurrondo, Rosa Villacastín o Maruja Torres pedirán perdón por ello a sus compañeros.

Sánchez no solo debe dimitir, debe ser inmediatamente imputado para que se siente en un banquillo y responda ante el Tribunal Supremo de estas y otras muchas acusaciones. Somos muchos los que creemos que será el primer presidente del Gobierno condenado de la democracia española.