Todos los 24 de octubre, el calendario nos recuerda que es el Día Mundial del Cambio Climático. No se trata de una celebración, sino de una jornada para sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de minimizar los efectos de este fenómeno que ha puesto fecha de caducidad a nuestro planeta. 

No hay que olvidar que todas nuestras actividades dejan huella en nuestro entorno. Acciones tan cotidianas como encender la televisión o cargar el móvil generan gases de efecto invernadero. Internet contamina ya tanto como cualquiera de los cinco países más contaminantes del mundo. 

Internet contamina ya tanto como cualquiera de los cinco países más contaminantes del mundo. 

Hablamos, por tanto, de que cada acción, por pequeña que parezca, afecta a este fenómeno cuyas consecuencias alcanzan a todos los territorios sin entender de fronteras. Pero lejos de abordarlo desde el catastrofismo, debemos asumirlo como una oportunidad de mejora a nivel global. 

Un punto de inflexión para transformar nuestro modelo energético, nuestro sistema productivo y nuestra relación con el medio natural.

Las administraciones públicas, las instituciones académicas y la iniciativa privada debemos conjurarnos para buscar, desde la cooperación, las soluciones a este importante desafío. Es nuestra responsabilidad abordarlo desde una visión transversal, que abarca desde la acción de los poderes públicos hasta la concienciación a la ciudadanía sobre la magnitud de este problema.

El cambio en el uso del transporte es uno de los ejemplos. Actualmente, la circulación de los vehículos genera el 20% de las emisiones de CO2 de todo el planeta y lo hace de muchas maneras; a través de los gases que emanan de los tubos de escape, las partículas que emiten las pastillas y líquidos de freno o el aire acondicionado. Hasta el desgaste de los neumáticos deja huella en el planeta.  

Para el Consell el objetivo final es transitar hacia un modelo más descarbonizado y adaptado, generador empleo, competitivo, innovador y centrado en la calidad de vida de las personas y del medio ambiente. Por eso, desde la Generalitat estamos impulsando un modelo de movilidad sostenible que potencia un transporte público de calidad, universal y que facilita la implantación de los vehículos eléctricos. 

Hace algo más de un año, cuando el president Mazón llegó al Consell, nos encontramos con el 95% de las 40 concesiones de corredores de autobuses caducadas. Hoy, tras intensos meses de gestión, la situación es muy distinta. 

Hemos impulsado la renovación de las concesiones que permitirán la puesta en servicio de 600 autobuses, la mayoría híbridos y eléctricos. Estamos haciendo una apuesta firme y decidida por la eficacia y la sostenibilidad. De hecho, ya hay 192 autobuses circulando, de los que un 85% son eléctricos y el resto híbridos. Igual ocurre con el TRAM. Sólo durante este año hemos adquirido 4 nuevos vehículos 100% eléctricos y accesibles. 

La gestión de residuos y la economía circular son otros ejemplos. Sabemos que el mejor residuo es el que no se produce, pero, también, que una vez generado es imprescindible gestionarlo adecuadamente. Hace unos días el conseller de Medio Ambiente inauguraba el nuevo hangar de eCube del aeropuerto de Castellón, un ejemplo de cómo podemos dar una segunda vida a los aviones. Sin duda, sostenibilidad y economía circular con mayúsculas.

Desde la Dirección General de Calidad y Educación Ambiental se están desarrollando diferentes instrumentos como la Estrategia Valenciana de Cambio climático o el Plan Valenciano Integrado de energía y Cambio Climático para garantizar un marco de reducción de emisiones dentro del concepto de desarrollo sostenible. 

Y ya son muchas las empresas valencianas que apuestan firmemente por un enfoque que incluye la sostenibilidad y el reto del cambio climático como un elemento clave de su estrategia. Y prueba de ello es la industria del calzado ilicitano a la que la Generalitat ha autorizado un sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor situándose a la vanguardia del sector en España en un ámbito de tanta importancia como la sostenibilidad para la gestión de sus productos cuando se conviertan en residuos. 

Otra de nuestras iniciativas es el Plan de choque renovables de autoconsumo, un programa en el que hemos simplificado la documentación a aportar, reduciéndola en un 50%.  Y ha funcionado: Hemos doblado el número de autorizaciones este primer año de legislatura.

Y en los próximos meses nuestra acción va estar muy marcada por las tres erres que conforman la sostenibilidad: “Reutilizar”, “Reciclar” y “Reducir” el consumo. Estas tres palabras, junto a la racionalización en el consumo energético, la lucha contra la deforestación y la replantación de árboles van a constituir nuestra hoja de ruta contra el cambio climático, un compromiso que asumimos desde la responsabilidad y la convicción. 


Raúl Mérida, Secretario Autonómico de Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana