Muy buenas noches a todos, hoy no vamos a hablar de lo oculto ni de lo sobrenatural. Por una temporada, no buscaremos claves secretas en El Código da Vinci ni analizaremos la leyenda del hombre pez de Liérganes, que tenía aletas y branquias y que un día desapareció, sin que nadie haya averiguado si ganó la mar o fue troceado y distribuido en bandejas en La Sirena. Son grandes incógnitas, como las de aquella pared del municipio de Bélmez de la Moraleda, perteneciente a la España mágica, a la que nadie presta atención. Abandonada, encantadora y repleta de leyendas y sucesos paranormales. Un buen día, aparecieron por allí unas caras dibujadas en un muro. Sus dueñas las borraron cuando encalaron la superficie, pero volvieron a aflorar. ¿Qué pudo pasar?
No me negarán que el mundo del misterio es apasionante y aquí nos lo tomamos muy en serio, sin apriorismos ni visiones cientifistas. Aquí hemos analizado con rigor temas controvertidos, como el de las psicofonías que dejan los difuntos en los lugares en los que mueren. O el de las apariciones marianas en El Escorial. O el de los rituales de los Illuminati que retrató Kubrick en la película que quisieron ocultar, antes de su muerte. Aquí sólo obedecemos a nuestro honor y a la verdad. No nos callamos ante nada. Ni ante El Papa. ¿Qué se oculta en la biblioteca de El Vaticano? ¿A cuánto asciende el tesoro que guarda su banco?
Hoy vamos a dejar de lado estos temas -apasionantes- para analizar la actualidad sin complejos, pese a que nos quieren censurar. Hay gente muy poderosa que pretende callarnos, pero, mientras nos dejen, aquí estaremos, aproximándonos a la verdad. Caminando hacia ella mientras desafiamos el viento de cara huracanado. Contamos para ello como invitado con todo un coronel del Ejército, prestigiosísimo y con una forma muy didáctica de explicar hacia dónde se dirige el mundo contemporáneo.
Os voy a decir algo: la armada sabe cosas. La tecnología militar está 25 años más avanzada de la que venden al gran público. Los sistemas de reconocimiento ocular llevan en el Ejército desde hace décadas aunque a tu móvil llegaran hace cuatro días. Lo mismo sucede con los hologramas o con las estrategias de alteración cognitiva. El coronel es un especialista en estos temas. “Rusia tiene unos misiles hipersónicos que son capaces de sortear las defensas occidentales”, afirma. Merece la pena analizar esta amenaza. Porque el Kremlin posee una tecnología muy puntera que podría generar la Tercera Guerra Mundial, amigos. Eso sí, siempre que lo quiera la OTAN. Si no... no.
Aquí no nos dejamos llevar por el discurso oficial, como otros... como los palmeros. Aquí analizamos la geopolítica con seriedad y neutralidad, con un coronel. Veamos lo que dice sobre Rusia, de forma aséptica y desapasionada. Con escuadra y cartabón; y método cartesiano:
“Putin es un hombre muy astuto, muy querido por su pueblo; un verdadero líder que tiene una política muy clara para su país, para Europa y para el mundo. Y, desde luego, aunque no lo veamos así en Europa porque estamos adoctrinados, en ese sentido, se está convirtiendo en el gran líder mundial para muchos ciudadanos del planeta".
Detrás de la verdad
Son muchos los que han acusado a este señor de complicidades terribles. Siempre sin pruebas... y siempre por cuestionar el discurso oficial. No os quepa ninguna duda sobre eso. Es el riesgo que corremos quienes surfeamos la ola de la incorrección: que podemos ser señalados por las inquisiciones contemporáneas, muy poderosas y con fuertes intereses detrás. Yo no tengo ni idea de que una publicación del think tank Center for Defense Reforms haya señalado recientemente a este coronel como parte de la contrainteligencia rusa en Occidente. ¿Yo qué sé? A mí nada me hace sospechar. Ni siquiera el que afirme cosas como que “ya quisieran los líderes europeos tener la mitad del apoyo que tiene Putin”. Yo valoro a este hombre por su conocimiento. Por su calidad humana y por sus excelentes fuentes. Las que le transmitieron, casi en primicia, que existe gente asustada porque Estados Unidos ha instalado laboratorios militares biológicos en Georgia, Kazajistán y Ucrania. Tremendo.
Como os digo una cosa, os digo otra: lo de Rubén Gisbert ha sido una enorme decepción. Una sorpresa negativa. ¿Quién iba a pensar...? Bueno, bueno... Era imposible deducir que iba a caer en un ejercicio tan grotesco de manipulación como el que realizó en Valencia, cuando se arrodilló antes de grabar un vídeo para acumular más barro en las botas. ¿Quién podía pensar que iba a hacer algo así? Estoy hundido, esto es terrible. "Un día estaba yo triste, muy tristemente, viendo cómo caía el agua de una fuente".
He de ser rotundamente sincero. Los que me conocéis sabéis que siempre lo soy y que nunca falto a la verdad. Me puedo equivocar, pero nunca miento. Y es verdad que los mismos que intentan callarnos y censurarnos nos habían advertido sobre las intenciones de Gisbert, que, como Alvise Pérez, aspira a montar un partido político "para limpiar de fango las instituciones". Nos dijeron que era una patraña oportunista.
Yo os voy a decir una cosa: hasta ayer, no me creía eso. A Gisbert siempre lo había tenido como un incansable rastreador de la verdad. Incluso viajó al Donbás cuando se inició la invasión rusa para averiguar si lo que nos estaban contando era cierto… o si nos ocultaban algo inquietante, importante, escalofriante e incómodo.
A su llegada, aseguró: “Hay indicios poderosos de que lo que se está enseñando de Bucha fue algo preparado y cometido por los propios ucranianos”. En esos días, comentó, sobre el apoyo de la Unión Europea a Ucrania: “Puede que estemos ayudando a unas personas que estén intentando consolidar su poder cometiendo crímenes de lesa humanidad… Crímenes contra la humanidad. Y esos son hechos”. Los más maliciosos han recordado que esas palabras las pronunció en este programa, pero, por lo que sea, estaba despistado y no me enteré. Tampoco puede intuirse a simple vista que ese discurso es pro-ruso, putinejo y despreciable. Hace falta cierto tiempo de reflexión y análisis para ponderar todos sus elementos y nosotros emitimos en directo. Ahí las cosas van siempre demasiado rápido.
Los italianos no se enteran
Tampoco soy el único que pecó de ingenuo por aquí, ¿eh? La empresa que nos ayuda a tener esta humilde ventana a la verdad, siempre abierta de par en par para todos vosotros, tampoco cayó en la cuenta de lo de Gisbert, ni de lo del militar que cuenta en nuestra mesa cosas tan interesantes. Italia está muy lejos. Bueno, Holanda, que ahora tienen la sede social allí. ¿Crees que esos ejecutivos tan importantes van a estar pendientes de nuestros colaboradores y amigos? ¡Si no lo estamos ni nosotros mismos!
Además, todo el mundo tiene deslices. Lo que ocurre es que en este país cainita a algunos se les perdonan y a otros, no. Mira Óscar Puente…, las salidas de tono que acumula. Su verborrea nos costó incluso un conflicto con Argentina. Y ahora…, los periodistas que nos critican a nosotros por 'un quítame allá esas pajas' -lo de Gisbert- le alaban y afirman que le pondrían al frente de las tropas españolas en caso de guerra porque está dirigiendo muy bien la acción de campo sobre Valencia. Todo, con ristras de tuits en la que no ha insultado a nadie.
Nosotros también estamos sobre el terreno, contando lo que sucede, ayudando a la gente que lo está pasando tan mal en estos pueblos que ha destrozado la DANA y dando voz a los sin voz. Poniendo rostro a la tragedia e incluso llorando sobre el terreno, con la cámara encendida, aunque con espontaneidad. El militar y yo tenemos las mejores intenciones, como siempre. Entre ellas, acercarte la verdad, la que los poderosos fondos de inversión internacionales quieren ocultar y la que quienes quieren implantar una dictadura, la de lo correcto, pretenden silenciar.
Pero a nosotros no nos callarán porque somos libres y osados. No dependemos de nadie ni aquí hay nadie que sea ni siquiera un poco sospechoso de ejercer de altavoz de una potencia extranjera liderada por un sátrapa que riega de sangre Ucrania cada día desde hace más de dos años. Por eso, por nuestra independencia y nuestro coraje, a nosotros no nos dedican lúbricas loas en las redes sociales para intentar pillar un carguito (que la cosa está), como a Puente. A nosotros nos quieren destruir y desacreditar.
En fin, amigos, disculpad el desahogo. No os perdáis el programa de mañana, en el que hablaremos de los chemtrails, esas líneas blancas, misteriosas, inquietantes, que aparecen en el cielo azul casi cada día, sin que sepamos por qué. ¿Nos gasean con sustancias químicas las élites globales para controlarnos? Yo creo que no, pero en la mesa de este programa, siempre libre, siempre osado, habrá mañana varios contertulios que te intentarán meter en la cabeza que así es. Pero yo no lo opino así… y yo no sabía nada. Yo estoy aquí como cualquier objeto inane del decorado. Como la vaca que ve pasar el tren.
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