Era la primera vez que escuchábamos a la esposa del presidente del gobierno hablar sobre su caso. Begoña Gómez tenía derecho a no responder, a no decir ni una sola palabra en su comparecencia ante la comisión de investigación de la Asamblea de Madrid, pero ella decidió hablar.
Llevaba escrito su texto, incluso medido el tiempo de su elocución, así que podemos concluir que sus palabras están medidas y repensadas tanto desde un punto de vista jurídico como político.
En resumen, Gómez defendió su trayectoria profesional ("25 años como consultora y docente y doce de ellos como codirectora de proyectos de sostenibilidad en la Universidad Complutense de Madrid"). Añadió que, a partir de 2020, asumió una cátedra extraordinaria en la UCM, "una práctica habitual y no remunerada", puntualizó.
Luego entró en la calificación de los hechos. Dijo que tanto la comisión de investigación como las distintas denuncias ante el juez responden a "un objetivo político evidente". Se cortó el sonido justo cuando estaba dando un repaso a la prensa por la "cantidad de bulos y difamaciones" sobre sus actividades. Se refirió a sí misma como a una profesional que ha trabajado duro, "como hacemos millones de mujeres". Su declaración concluyó con una frase que ya le hemos escuchado en varias ocasiones a Pedro Sánchez: "La verdad, más pronto que tarde, pondrá las cosas en su sitio". Se acogió a su derecho a no declarar y ya no respondió a ninguna pregunta.
Es difícil concentrar en tan poco tiempo tantas afirmaciones que no se corresponden con la verdad. La primera de ellas es que el caso de su cátedra extraordinaria es una "práctica habitual". Recordemos que la señora Gómez no tiene título universitario. Tras ella, compareció el rector de la UCM, Joaquín Goyaeche, que, a preguntas de una diputada del PP Mercedes Zarzalejo, dejó claro que en las 54 cátedras extraordinarias que existen no hay ninguna con las características de la que ocupa la mujer del presidente. "Hasta donde yo sé, no", sentenció Goyaeche.
La esposa del presidente lanzó un mensaje victimista, atacó a la prensa y cuestionó la investigación judicial
Begoña Gómez pretendió aparecer como la victima de una cacería política sólo por ser quien es. Se pone al nivel de esos millones de mujeres que han trabajado duro para conformar un perfil profesional solvente. Pero se olvida de que, justo por ser quien es, la UCM la ha situado en un puesto en el que no hay nadie más que ella. Como tampoco es habitual que sea el rector de la UCM el que acudiera a Moncloa para charlar con ella sobre asuntos que tenían que ver con la Universidad. ¿A cuantos catedráticos visita el rector de la UCM en su domicilio para tratar de asuntos universitarios sin ser amigos suyos?
Nada de lo que rodea la relación de la esposa del presidente y la UCM es normal, todo está teñido de un trato especial por parte del rector, por ser precisamente quien es la señora Gómez. Por supuesto, la esposa del presidente no entró a valorar la supuesta apropiación indebida del software que financiaron algunas grandes empresas en la creencia de lo que lo hacían para la UCM.
Tampoco Begoña Gómez hizo mención a ello, como si fuera una cuestión menor. Tampoco se ciñó a la verdad cuando dijo que todo lo que rodea su caso tiene "un objetivo político". Puede tener razón respecto a la comisión de investigación. No hay ninguna comisión de investigación que no tenga un fin político. Pero respecto a las acusaciones que han llevado a su imputación, no dijo la verdad. El juez Peinado ha tenido el respaldo de la Audiencia Provincial de Madrid para seguir adelante con la instrucción del caso en el que se la acusa, entre otras cosas, de presunta apropiación indebida y de corrupción en los negocios.
La instrucción de Peinado no es una cuestión política. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid, rechazó su querella y la del presidente contra el juez por prevaricación.
Los hechos que han llevado al juez Peinado a imputarla por graves delitos tuvieron su origen en informaciones periodísticas, algunas de las cuales han sido ratificadas por la UCO. No hay bulos ni difamación, al menos en los medios que han llevado a cabo un trabajo serio de investigación.
En su breve alegato, Begoña Gómez ha cuestionado dos pilares básicos del Estado de Derecho: la justicia y la prensa. Su defensa se basa en desacreditar esos dos pilares de la democracia. Y eso es grave, siendo ella quien es.
Estoy de acuerdo en su último vaticinio: "La verdad, tarde o temprano, pondrá las cosas en su sitio". Lo que ocurre es que el gobierno, con todo su poder, está haciendo todo lo posible para que la verdad quede oculta en un relato tan falso como victimista.
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