Sucede un fenómeno extraño en este país. Hay personas que no son nadie, pero que siempre están. Son individuos que suceden, en cuanto a que existen, pero podría decirse que no se sustancian, lo que les obliga a vagar como sombras o como reflejos. Tal es así que se ha abierto una cuestión lingüística y teológica para tratar de determinar lo que son, si es que lo fueran.
Las sospechas de que aquí sucedía algo extraño aparecieron cuando cuando Begoña Gómez comenzó a manifestarse en ámbitos académicos y de negocios sin avisar y pese a no ser nada. Hubo quien la vio, pero ella y él, matrimonio, los Sánchez-Gómez en principio, los Underwood quizás, no lo reconocieron. “¿Pero por qué es Begoña si no debe ser?”, criticaron algunos, a lo que el presidente respondió, a dos centímetros escasos de Xabier Fortes, entrevistador: “Parece que la derecha quiere que no sea nada, pero tiene derecho a ser y hasta a proceder".
El caso de Gómez no es el que más preocupa entre los especialistas porque, en realidad, vive y duerme con..., así que entra dentro de lo normal que a veces deje constancia de su ser y de su contingencia. Los expertos tampoco pierden el sueño por otros que estuvieron, pero nadie los vio, o eso dicen, como Víctor de Aldama o Koldo García. En estos casos, tienen bastante claro que están agraciados con el don de la transparencia, lo que les convierte en indetectables desde el punto de vista físico, ergo empírico.
En realidad, la situación más preocupante es la de José Luis Rodríguez Zapatero, figura umbría que ejerce de una especie de ángel de la guarda de Pedro Sánchez, pese a que tampoco es nada. No desempeña cargo alguno ni nadie ha sido capaz de detectarle en el organigrama gubernamental u organización de cualquier tipo que exista, pueda existir o ninguna de las dos; pero podemos intuir que ha estado presente, puesto que ha sido. Llegaron a sospechar los investigadores que es el primer o el segundo leonés de la historia con la capacidad de evaporarse o transubstanciarse, pero sus conclusiones fueron tajantes: este hombre no llega a ser, aunque es, pero sin serlo a la vez.
El hombre que fue
Todos aquellos que están pendientes de este caso se agolparon ante el televisor este miércoles, ante su interés por las declaraciones que iba a realizar el aludido después de que El Mundo publicara que jugó un papel importante para convencer a Junts de que respaldara el impuesto a las energéticas. “Ayudo y lo hago con discreción, que es una de las condiciones de la ayuda que se hace desinteresadamente”, afirmó ante los micrófonos.
¿En calidad de qué ese auxilio? Es una buena pregunta porque no ostenta ningún cargo, pero hay quien dice que siempre está en estos casos, bien detrás del teléfono o de otras formas ininteligibles. Así que concluiremos que lo que hizo ante Junts fue una nueva interpretación del papel de 'nada', sin que esto nos lleve a sospechar de que, por alguna razón, Zapatero siempre está cada vez que el Gobierno se siente amenazado, como si este señor tuviera algún interés personal o económico en evitar su colapso. Es como “mi vecino José”, que está para todo, aunque en este caso no se sabe muy bien para qué. Se intuye un interés y hasta una presencia que se investiga.
A Zapatero (o lo que sea) le vieron en Suiza hace unas semanas -según ABC- para negociar con Carles Puigdemont en las mismas condiciones de siempre. Es decir, como representante de 'nada en absoluto' y sin que se le hubiera perdido nada por allí. Uno de los periodistas que más le ha defendido en los últimos 20 años valoraba este miércoles en su programa este tipo de maniobras, que sirven para amalgamar la coalición de investidura, quizás la más plural de la historia. “Ahí hay de todo: gente de derechas y de izquierdas que se unió el año pasado para evitar que la ultraderecha llegara al Gobierno”, recordaba.
Un demócrata del lado de las democracias
Si hay algo que son -dentro de que pueden existir o no- indudablemente es demócratas. Por eso, es interlocutor de Junts cuando hace falta pacificar lo pacificado. Por eso, en otro orden, se expresaba Zapatero compungido en sus declaraciones por el período histórico que nos ha tocado vivir, lleno de bulo y fango, pero también caracterizado por ser el que alberga un mayor número de conflictos bélicos desde 1945. Ante eso, la solución es la paz y el diálogo.
Firmes son, sin duda, sus principios, y no existe un ápice de realidad que pudiera desmentirlos. Porque quienes, como él, nunca están o no se sabe, jamás fueron vistos en Caracas el pasado verano, como tampoco en varias ocasiones desde 2016, ni dentro ni fuera del Grupo de Puebla. Ni siquiera interactuaron con su caudillo porque Nicolás Maduro no tiene la capacidad para dialogar con lo invisible, lo intangible o lo inexistente, pese a su creencia en estúpidas supercherías.
Tampoco convendría juzgar al expresidente si ejerciera allí algún papel. “Sólo buscaría ayudar”. ¿En calidad de qué? ¿De qué va a ser? De humano -indemostrable- de valores insobornables y principios democráticos impecables.
Son los que seguramente podría pregonar si alguna vez se hubiera o hubiese dejado caer en Marruecos, en la Corte de un hombre de paz como Mohamed VI, que frente al florido pensil de los autócratas patrios, aplica el diálogo con sus enemigos. Lo mismo, por cierto, que China, donde tampoco han visto nunca a Zapatero, pese a estar o pese a poder haber estado. Nadie sabe nada, dicen. Tampoco en Acento -Pepe Blanco- han hecho lobby para Huawei y tampoco Antonio Hernando -secretario de Estado de Telecomunicaciones- trabajó allí, como tampoco su mujer. No lo hizo tampoco la pareja de Albares, a quien tampoco han situado en el Consejo de Hispasat porque eso a lo mejor hubiera cantado demasiado. Por fortuna, esas cosas no pasan por aquí.
Las únicas que han reconocido algún vínculo con algunas de las empresas mentadas anteriormente son las hijas de Zapatero, quienes en su portfolio de clientes -su agencia se llama What the Fav- incluían hasta hace no mucho a la teleco china y a El Plural. El de Angélica Rubio, que nunca fue su directora, ni asesora de ZP ni ha sido premiada con un sueldo de 100.000 euros en RTVE tras ser propuesta para el puesto por el PSOE.
Todo eso no existe porque el zapaterismo y el propio Zapatero en realidad ya no están presentes. No son nada, pese a que, ya digo, hay unos cuantos ciudadanos que aseguran haberlos visto, como los moribundos refieren visitas de familiares en la cama del hospital, que vienen a ayudarlos.
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