Allí estaban con Sánchez, en aquel Peugeot como de los Picapiedra, recorriendo a patadones la España del toro de Osborne, de los melones en los cruces y de las ventas con jamón de madera y lotería de cristo de forja. Allí estaban con él Ábalos, Koldo y Cerdán, a pesar de que Sánchez era entonces un muerto político, recién asesinado por el propio PSOE, recién apuñalado al sol como una lagartija o uno de esos melones de cruce, recién envenenado por los áspides seseantes de Susana. Por qué se iría uno con un muerto, me pregunto, cargando con él como con una vaca muerta por la España de las vacas, las pacas de paja, las veletas de gallo y las cuestas de carretero. Invertir en un muerto parece una tontería, salvo que uno sea muy milagrero y vea potencial en el muerto, que pueda llegar a santo providente o a presidente providente. El momento en el que empieza el caso Koldo, o el caso Ábalos, o el caso Sánchez, es ése en que los agrimensores o tratantes del Peugeot sopesan el muerto, como un saco de cereal o un gran ganso, y llegan a la conclusión de que merece la pena comprar un par de décimos de esa lotería del cristo con faldilla de la venta.
Sánchez no sólo fue capaz de traicionar a su mentora, sino que pronto demostró que quería el poder por encima del partido, de las ideologías y de su mediocridad de político de sabadete
En el Peugeot, en ese viaje y en esa hermandad como de espaldas mojadas, entre la esperanza y el desquite y entre canciones y bocatas, seguro que empezaron a salir planes, proyectos, ilusiones, pelotillas y revanchas. Aunque la conexión ya tenía que existir antes, esa chispa de lujuria que salta entre el talentoso y el cazatalentos como entre la corista y el duque. Sánchez, un guapo de escaparate, una percha con ropa de tenis, un espejito al fondo del pasillo y del partido, en principio sólo iba a calentarle el sillón de princesa a Susana en el PSOE, hasta que la eterna heredera diera el salto de gitanilla del WhatssApp a político de Estado. Pero Sánchez no sólo fue capaz de traicionar a su mentora, sino que pronto demostró que quería el poder por encima del partido, de las ideologías, de la lógica, de los números y de su mediocridad de político de sabadete.
Sánchez ya empezaba a deslumbrar entre esos aguilillas de partido que buscaban nuevo patrón y nuevas oportunidades, como en las hosterías del Siglo de Oro. Se daban cuenta de que Sánchez era un novato pero no sólo se quedaba frío ante el cadáver de abuela de Susana, sino que ya se atrevía con pucherazos votando detrás de una cortina y hasta hacía cuentas para gobernar con 85 diputados, sin importarle con quién tuviera que pactar. O sea, contemplaban la maravilla del nacimiento político y botticelliano de alguien capaz de cualquier cosa, y ellos podían estar con él, acompañando ese milagro o esa bicoca. Aunque Susana le devolviera la puñalada como con una gruesa aguja de punto, un muerto con tanta ambición y tan pocos escrúpulos merecía ser acompañado y patrocinado. El tiempo parece que les ha dado la razón y les ha devuelto la inversión en aquel décimo pasado por la joroba de un gasolinero.
Allí estaban Ábalos, Koldo y Cerdán, con ese Peugeot atartanado, por esa España de la tuna y el sobao, del concejal y el tocomocho, del guapo y la estanquera, yo creo que confiando o invirtiendo en Sánchez como en un novillero o una tonadillera. Desde luego, la cosa no era por convicción política ni por ninguna creencia en un nuevo liderazgo social-liberal que nos fuera a hacer parecer ahora escandinavos bronceados (eso nos decían al principio, que Sánchez era un social-liberal, cuando sólo era un narcisista con carencias, un guapo con paquete de calcetín). Apenas consumado el milagro de la lotería o de la política, cuando resucitó Sánchez y con él el monstruo cuarteado de Frankenstein, la trama ya empezó a moverse. En 2018 ya estaban viajando a México Ábalos, Koldo y el propio Aldama, que iba en calidad de “cónsul honorario”. En el 2019, ya está Aldama con lo de Air Europa. En 2020 llegan lo de las mascarillas y lo de Delcy. El torero o la tonadillera, esa cosa folclórica de Lolita Sevilla que tiene Sánchez, entre la izquierda y la pantorrilla, empezaba a dar dinero.
A los que acompañaban a Sánchez en ese Peugeot, españolísimo como la furgoneta del tapicero, españolísimo de hambre, mediocridad, ambición, pelotazos y venganzas, Aldama les ha acusado de haber cobrado casi un millón de euros en comisiones. Koldo y Ábalos están ya camino del banquillo o del puré de guisantes compartido con tíos tatuados de la oreja al badajo, y Cerdán ya no es que esté señalado o resulte sospechoso, sino que empieza a ser inexplicable, él que también sintió la chispa, que también vio en Koldo un esbirro o una estrella de cine mudo y pronto lo abrigó y colocó.
En ese Peugeot entre cafetera y Rocinante se urdieron y se compartieron grandes planes y venganzas, sin duda. Me pregunto cuáles serían los que contaría Sánchez, el narcisista mitómano, para convencer y fidelizar a estos pícaros casi con tanta ambición y prisa como su patrón. Quizá, simplemente, esos planes fueran los que estamos viendo ahora. Sí, en ese Peugeot entre la lata y el carro de Apolo iban los escuderos de Sánchez, los tipos de confianza de Sánchez, los colegas de road movie de Sánchez. En aquel Peugeot de Sánchez estaba todo, como en un mapa de guantera. Un año después, Sánchez ya salía en las fotos con gafas de oro y resol, montando en helicóptero o sosteniendo el helicóptero, como un Atlas con bola de discoteca. Y aún nos preguntamos por qué se fueron con un muerto…
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hace 4 semanas
¿Conseguir ser presidente de tu país es ser un mediocre?, entonces el líder de la oposición que es?, que no vale ni para esconderse, el tío más falso y embustero que pisa la tierra, y fotografiándose y quién sabe si algo más con sus amigos los narcos, prefiero lo que tenemos.
hace 4 semanas
Conversación dentro del Peugeot: » Haced que llegue al poder yo haré que viváis holgadamente «. Dicho y hecho. La falta de escrúpulos de los cuatro ha hecho el resto.
hace 1 mes
Sánchez es un indeseable en muchas cosas. La mayoría. Pero nadie alcanza el poder siendo un mediocre. Nadie es nadie. Tiene las aptitudes necesarias para alcanzarlo y mantenerlo. Las aptitudes no son necesariamente virtudes, si lo alcanzar a machetazos, por ejemplo.
Pero como los de su partido lo adoran, será que es un buen socialista. Será que los socialistas dicen unas cosas (para la galería), pero valoran otras como la mentira. Un votante tipo socialista debe pensar algo así como » menos mal que Pedro ha hecho lo contrario que dijo que haría. ¡ Qué equivocado estaba yo! Gracias Pedro.»
Lo bueno de gente como Sánchez, es que si uno mantiene un criterio (opinión), al final te acaban dando la razón. Solo hay que esperar a que el otro diga lo contrario. Y eso sucederá más pronto que tarde. Lo malo de gente como Sánchez es que es mejor tenerlos a 1000 kms de distancia.
Pero que nadie se equivoque…. Los Sánchez, Maduro, Castro, Trump, Kim Jong Un no son mediocres. Alcanzan el poder, lo mantienen y lo modelan. La suerte que hay en España es que hay (por ahora) contrapoderes, que son como los anticuerpos que nos protegen de las infecciones.