El pasado 15 de noviembre, elDiario.es, un medio bien conectado con el PSOE y con el Gobierno, publicaba en su portada: "Oscar López irrumpe como posible candidato para disputar a Ayuso la Comunidad de Madrid". Citando fuentes de toda solvencia, se daba ya por amortizado al líder del PSM, Juan Lobato, porque la dirección del partido y el presidente del Gobierno querían para la capital de España un "pata negra de perfil duro", decía una de las fuentes de elDiario.es.
El medio es el mensaje, así que Lobato, ya a mediados de este mes, podía darse por muerto. Una semana antes (el 4 de noviembre) había entregado a un notario madrileño sus comunicaciones por whatsapp con la jefa de Gabinete de López, Pilar Sánchez Acera, durante la segunda semana del mes de marzo, siendo entonces López a su vez jefe de Gabinete del presidente del Gobierno.
Probablemente, la visita al notario tuvo que ver con la decisión del juez del Tribunal Supremo, Juan Hurtado, de ordenar la entrada y registro en el despacho del Fiscal General del Estado, hecho que se produjo el 30 de octubre. Es una posibilidad. Cubrirse ante el temor de que el delito de revelación de secretos terminara por salpicarle a él. Porque fue Lobato quien el 14 de marzo mantuvo una conversación por whatsapp con la jefa de Gabinete de López en la que ésta le instó a que utilizara un documento -que le remitió por email- en el que se reproducía una conversación entre el abogado del novio de Díaz Ayuso y el fiscal que llevaba su caso de presunto fraude fiscal y en la que aquel le ofrecía un pacto para eludir la cárcel.
El delito de revelación de secretos no existiría si el documento hubiera sido publicado antes de esa citada conversación en algún medio de comunicación. Pero hay dos datos que invalidarían esa hipótesis. El primero de ellos es que, a la hora en la que se produjo el intercambio de mensajes, ningún medio había publicado completo ese documento, sino sólo un extracto. El segundo es que el documento que se le remitió desde Moncloa a Lobato, y que después él exhibió en la Asamblea de Madrid, no llevaba marca de agua, cosa que sí sucedía con los ya publicados esa mañana de forma parcial.
Con su maniobra defensiva, Lobato ha contaminado a Moncloa del delito de revelación de secretos que hasta ahora sólo afectaba al Fiscal General
Probablemente, en esa conversación Lobato crea haber encontrado una prueba para eludir su imputación. Tal vez, como declaró el lunes en Onda Cero, que fue la jefa de Gabinete de López la que le aseguró que ese documento estaba ya publicado. Lo que en sentido estricto sería falso.
Sin embargo, si la visita al notario tenía un fin exculpatorio, lo que tiene otro carácter completamente distinto es la filtración al diario ABC. No parece que sea el notario el responsable de haber comunicado al periódico esa exclusiva.
La noticia, recordemos, sale a la luz el pasado lunes (25 de noviembre), justo en la semana en la que se celebra el Congreso Federal del PSOE en Sevilla.
Lobato ya sabe, al menos desde el día 15 de noviembre, que Sánchez ha decidido cortarle la cabeza y que, en su lugar, piensa colocar a Oscar López.
Así que Lobato decide contraatacar. El juez Hurtado le ha citado a declarar como testigo el próximo viernes (justo el día que comienza el Congreso). Si los mensajes de whatsapp dicen lo que Lobato afirma que dicen, lo normal es que el juez llame a declarar a Sánchez Acera. Lo cual implica que Oscar López estaría detrás de una operación encaminada a linchar a Díaz Ayuso filtrando un documento secreto que, a su vez, le ha sido enviado por la Fiscalía General del Estado. Eso es gravísimo.
Esta explicación no sólo es plausible, sino que es la que ha generado el cabreo monumental que hay en el PSOE y en Moncloa contra el todavía líder del PSM, al que se acusa de "deslealtad" por haber llevado ante notario una conversación con "una compañera de partido". El aparato es el aparato y fuera de él es imposible subsistir.
Dudo que llegue vivo al Congreso de Sevilla. Y mucho menos al Comité Regional de Madrid que tiene previsto reunirse el próximo 5 de diciembre. No digamos ya a las primarias, que Lobato ve como su única tabla de salvación.
Con su maniobra defensiva, Lobato ha llevado el escándalo de la revelación de secretos de la Fiscalía General al Palacio de la Moncloa. ¡Lo que le falta a Pedro Sánchez!
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