En estos días en los que estamos viviendo las consecuencias de un desastre natural como la DANA, nos preguntamos qué podría pasar si un ciberataque masivo bloqueara nuestro modelo de sociedad actual y no nos permitiera seguir con nuestro día a día.
Por suerte, cada vez somos más conscientes de los riesgos que existen en materia de ciberseguridad. Consciencia que hemos alcanzado a base de sufrir numerosos ataques, que ya no solo afectan a empresas, sino a nuestra vida cotidiana. Cuando un hospital es afectado, cuando un aeropuerto no puede operar, cuando no tengo acceso a mis cuentas bancarias online, es cuando nos damos cuenta del verdadero alcance del desafío.
Además de esta fuente de concienciación, las instituciones se han dado cuenta del riesgo, y normativas como la europea NIS2 están obligando a las organizaciones a tomar medidas integrales para enfocar sus medidas de control de riesgos de ciberseguridad. Como no puede ser de otra forma, el incumplimiento de esta normativa conlleva sanciones importantes.
Una de las mayores revoluciones en el mundo de la ciberseguridad ha venido de la mano de la Inteligencia Artificial (IA). Esta herramienta está embebida en los instrumentos de protección de ciberseguridad. La IA ayuda en la monitorización y respuesta, gracias a su capacidad para analizar volúmenes ingentes de datos, detectar anomalías, alertar en el caso de un incidente y automatizar los cambios de configuración en redes y sistemas para minimizar el daño del ataque.
Desde el punto de vista de los recursos, el incremento de demanda de profesionales de ciberseguridad ha sido exponencial en la última década. En estos momentos, tenemos miles de posiciones vacantes, que no pueden cubrirse por la escasez de talento. Aquí, de nuevo, la IA se ha convertido en una herramienta clave, ya que nos permite realizar tareas que antes requerían personal muy especializado.
La IA se ha convertido en una herramienta clave, ya que nos permite realizar tareas que antes requerían personal muy especializado
Pero la IA no solo es utilizada por los “buenos”, también los hackers la utilizan para hacer campañas de ataques cada vez más sofisticadas, permitiendo automatizar las tareas que antes se realizaban de manera manual, simulando comportamientos de personal dentro de las organizaciones objetivos, por ejemplo, suplantar el email, e incluso la voz de un CEO para conseguir acciones determinadas o, simplemente, información que les permita perpetrar su ataque.
En lo que respecta a España, existen dos escenarios totalmente distintos. Las grandes empresas y organismos públicos han hecho los deberes, desplegando planes integrales de ciberseguridad, gracias a la capacidad de inversión que tienen. Por otro lado, tenemos las medianas y pequeñas compañías, que todavía no han desplegado estos planes, y en muchos casos, siguen sin prestar la suficiente atención a este reto.
En definitiva, en la era digital la ciberseguridad se ha convertido en un tema crítico para las empresas de todos los sectores, y hoy, Día Mundial de la Ciberseguridad, es un buen momento para tomar conciencia de ello.
Javier Aguilera es el director general de Ikusi España
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