El día comenzaba con un toque de corneta de la propaganda gubernamental. Era justo y necesario anunciar que el Ejecutivo de Pedro Sánchez había conformado un consejo asesor, compuesto por 22 científicos, que guiará a los ministros en la toma de decisiones. Se acabaron la arbitrariedad y la superchería en España. A partir de ahora, Moncloa contará con un equipo de batas blancas que garantizará a los ciudadanos que cualquier papel que se firme por allí haya pasado el filtro del método cartesiano.
Fruto de esa nueva filosofía, y como preludio de esta nueva etapa de luz y acierto, el Consejo de Ministros nombraba este martes a Ion Antolín como nuevo secretario de Estado de Comunicación. Podría pensarse que la acción es similar a la protagonizaron José María Aznar y Mariano Rajoy cuando designaron a Miguel Ángel Rodríguez y a Carmen Martínez Castro para el mismo puesto, tras haber ejercido previamente de lo mismo que Antolín. Es decir, de jefes de prensa de su partido.
Como decía, es posible que alguien sospeche que el dedazo es ahora igual que antes. Lo que sucede es que este último caso es distinto, al igual que lo que viene a partir de ahora. Porque el Gobierno ya no enchufa a los suyos de forma indiscriminada, sino que se guía por la ciencia. Por tanto, no impone, sino que aplica.
El Estado se refuerza
Puede ser -aunque no es seguro- que en el pasado se apresurara al tomar determinadas decisiones que no terminaron de funcionar, como cuando envió a la directora de comunicación del PSOE, Maritcha Ruiz Mateos a dirigir las carreras de caballos al Hipódromo de la Zarzuela; o cuando puso a Koldo García de consejero de Renfe Mercancías, a Juan Manuel Serrano en Correos y el SEITT, a Miguel Ángel Oliver en la Agencia EFE, a Elena Sánchez y a Concepción Cascajosa en RTVE, a Dolores Delgado de Fiscal General del Estado, a Juan Carlos Campo en el Tribunal Constitucional, a Carmen Calvo en el Consejo de Estado, a José Félix Tezanos en el CIS, a Elena Manzanera en el INE o a José Luis Escrivá en el Banco de España.
Dirán algunos que todos los gobiernos hicieron lo mismo y acertarán. Aquí ha existido hasta el momento cierta tendencia a primar la afiliación sobre los méritos y a llenar la tripa de inútiles mientras se negaba el rancho a algún que otro especialista.
Lo que sucede es que todo eso terminó ayer. A partir de ahora, con un consejo asesor de reputados investigadores en leal servicio para Moncloa, será difícil que se yerre el tiro desde el palacio presidencial. Prueba del nuevo espíritu de razón y empirismo que invade al gabinete de Pedro Sánchez es el ascenso de Antolín. De la duda surgió el análisis; del análisis la síntesis y de la síntesis la verificación, como paso previo a su nombramiento.
Una nueva etapa
La tarea que le espera al de Villalón de Campos será titánica, dado que son tiempos de mentira y manipulación. De bulos y de fango. La desinformación campa a sus anchas en territorio español y eso genera consecuencias indeseadas para la democracia, como el hecho de que se cuestione la veracidad y la verosimilitud del argumentario de Moncloa, que se filtró este martes, respaldado sin duda por la ciencia y, por tanto, incuestionable, salvo nueva teoría o descubrimiento.
Son sin duda tiempos oscuros en los que las pseudo-disciplinas (como la homeopatía o el liberalismo) tratan de imponerse e incluso osan poner en duda la verdad socialista. El propio Antolín se vio obligado el pasado verano a acudir a los juzgados de Plaza de Castilla junto a Begoña Gómez para respaldarla frente a la investigación prospectiva que realiza el juez Juan Carlos Peinado, que está basada en recortes de prensa y en chismorreo procedente de asociaciones de ultraderecha. En nada más. En un Estado de derecho moderno y eficiente, sería impensable que la mujer de un presidente fuera investigada, como si fuera una igual ante la ley.
Antolín ha hecho todo lo posible en estos dos años en Ferraz porque la verdad flote en este manglar de falacias. Eso no sólo le impulsó a escoltar a la mujer del jefe, sino que también ha requerido señalar a periodistas que lanzan bulos, aplicar motes despectivos a 'pseudo-medios' -siempre justificados- e incluso intentar relacionar al PP con el 'caso Koldo'. Ser jefazo de comunicación en Ferraz no ha sido sencillo. Ha implicado incluso tragar con las actividades de investigación y espionaje de una afiliada de la que El Confidencial contó que ha elaborado en los últimos meses dosieres comprometedores de jueces, de opositores... y de periodistas.
Los ciclos terminan y Antolín abandona Ferraz para comandar un área del Gobierno de la que pende el Departamento de Publicidad Institucional, desde donde un señor llamado José Manuel Nevado se empeña desde hace meses en redefinir el método de reparto de este dinero público. Sin duda, para encontrar criterios más objetivos para premiar a los medios que aportan a la democracia, y no a los que restan, que son casualmente siempre de derechas.
Un canal más
Será una etapa en la que se convocará un proceso para otorgar una nueva licencia para emitir en TDT en la que podrán concurrir libremente todas las empresas que cumplan las condiciones establecidas y que respondan al nombre de Promotora de Informaciones S.A., dado que de esa forma, puramente científica, se garantizará de una mejor forma la objetividad del proceso y la competencia de igual a igual.
Espera también la prensa estos días el reparto de 100 millones de euros de fondos europeos que fomentarán su digitalización, aunque esa tarea la gestionará el ministerio de Óscar López, quien pasó de comandante de Paradores a director del Gabinete de Moncloa y al jefe máximo del departamento encargado de la Economía Digital también tras cumplir una serie de criterios científicos.
Digamos que todo es ciencia sí así se estima. De hecho, la propia anatomía es una disciplina que está barnizada de un incuestionable empirismo. El dedo índice lo componen flexores, ligamentos, músculo, epidermis, tendón y huesos, que son formaciones objetivables e incuestionables. Para todo lo demás, hay un par de receptáculos un poco más abajo que también pueden avalar la toma de decisiones mediante el método científico. Así que el ascenso de Antolín es intachable, al igual que probablemente todos los anteriores.
A partir de hoy, con la ciencia al servicio del gobierno, podríamos decir que quien se oponga a los planes de Pedro Sánchez actuará en contra del conocimiento y, por tanto, será negacionista. Suena a broma. Esperen...
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