El miércoles 7 de diciembre de 2022 podría haber sido un día cualquiera en la política peruana, pero no fue así. Ese día el entonces presidente Pedro Castillo provocó una crisis constitucional al querer disolver el Congreso de Perú. Este hecho estuvo acompañado de un gobierno de excepción, y la suspensión de garantías constitucionales. Además, afirmó su voluntad de intervenir el poder judicial y el poder legislativo al querer abrir un nuevo período constituyente.

El presidente de Perú tiene la competencia para disolver el Congreso si se hacen dos mociones contra el gobierno. No era el caso por lo que el Tribunal Constitucional declaró la ilegalidad de tal hecho, y así el Congreso votó su inhabilitación. Entre la declaración de excepción del gobierno y su detención por parte de sus guardaespaldas pasaron dos horas.

Esta semana, el martes 3 de noviembre, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, declaró la ley marcial, y añadió la suspensión de la actividad legislativa en el país, que afectaba tanto a la Asamblea Nacional como a los plenos municipales. También se impedían las actividades políticas en espacios públicos por una supuesta colaboración de la oposición del Partido Democrático con el gobierno de Corea del Norte para desestabilizar el país. De la misma manera que el peruano Castillo, el presidente Yoon se encontró con críticas de su partido, y todos los partidos en contra.

También las autoridades judiciales, junto con un enérgico rechazo y escepticismo de la comunidad internacional. La ley marcial duró cuatro horas y media. Superó en dos horas el autogolpe de Estado de Castillo.

Pero 2024 nos dejó otro intento de golpe de Estado, esta vez en Bolivia. El 26 de junio de 2024 el general Juan José Zúñiga tomó la Plaza Murillo de La Paz, donde está el Palacio Quemado, edificio presidencial, y lo asaltó. No pasó de la puerta, pues el presidente Luis Arce bajó hasta la puerta principal para ordenar al general Zúñiga que parara. Entonces se produjo el nombramiento del general Wilson Sánchez como comandante general del Ejército, y entonces paró el golpe de Estado. Zúñiga huyó, y fue detenido poco después.

El intento de golpe de Estado duró poco más de tres horas. Mientras era detenido, Zúñiga dijo que el presidente Arce le había obligado a hacerlo para ganar popularidad, un hecho que no está demostrado.

Lo más interesante de estas tres intentonas golpistas no solamente fue su tremendo fracaso, y su escaso seguidismo, sino que cómo se justificaron las decisiones, según testimonios del entorno de los ejecutores. En el juicio a Pedro Castillo el abogado defensor dijo que el ex presidente, a pesar de ser maestro, no sabía leer y por ello no sabía lo que estaba escrito en el comunicado con el que justificó el golpe. También se indicó que iba drogado: habría tomado una infusión tóxica poco antes de la declaración. Incluso un miembro de su gobierno dijo que el presidente era demasiado estúpido para dar un golpe de Estado. Ninguna de estas excusas sirvió para que evitara la cárcel, y actualmente está siendo juzgado por diferentes cargos de corrupción y por el autogolpe.

Gente próxima al presidente Yoon también ha difundido mensajes similares para justificar la declaración de la ley marcial. Según el perfil The Blue Roof, hay legisladores simpatizantes del presidente surcoreano que han apelado a que el presidente Yoon se sentía muy solo y estaba triste por no poder impulsar su programa político al tener la Asamblea Nacional en contra. Incluso alegaban que no tenía con quién hablar de sus problemas personales.

Son las justificaciones del entorno del todavía presidente Yoon para declarar la ley marcial por primera vez en 40 años. En suma, Yoon dio ese paso, que recordaba la última dictadura militar, porque no tiene quién lo abrace.

Es interesante que se aluda a la parte emocional para justificar los golpes de Estado cuando salen mal"

Es interesante interesante que se aluda a la parte emocional para justificar los intentos de golpe de Estado, bajo el paradigma de que no les quedaba otra opción que hacerlo, sobre todo cuando ha salido mal. Es más, en el caso de Castillo, Zúñiga y Yoon, la tasa de popularidad era muy baja, y las simpatías sociales hacia ellos rondaban entre decepción y las disculpas públicas por haberles votado. De hecho, uno de los principales diarios conservadores surcoreanos compartía con sus lectores una columna de opinión en la que expresaba su arrepentimiento por haber confiado en Yoon a la vez que repasaba todos los escándalos de su Presidencia.


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en El Independiente.