Hace 40 años, el cantante Rubén Blades publicó Buscando América, un álbum que trasmite el optimismo y la necesidad de justicia y reparación que inundó la región con el arranque de las transiciones a la democracia, un momento en el que se pensó que los autoritarismos y sus violaciones masivas de los derechos humanos "Nunca Más" volverían a la región. Entre las historias que ahí se cuentan, está la de Monseñor Romero -a través de ese heterónimo que es el Padre Antonio- al que asesinaron por oponerse a toda violencia política y defender los derechos humanos; quizá por eso, me resulta tan extraño que su retrato presida ahora el salón desde el que Nayib Bukele anuncia sus medidas de mano dura.

Desapariciones es, sin duda, la canción de ese trabajo que mejor refleja las barbaridades de las dictaduras. La música lenta va preparando el ánimo para escuchar una letra que trasmite la angustia de las familias de aquellos a quienes los Estados hacen desaparecer y sus continuas preguntas sin respuesta. Desfilan los testimonios de los que buscan a sus desaparecidos dando señas de su vestimenta, su familia, el último lugar donde se les vio, la descripción de quienes se los llevaron, la situación cotidiana en que se encontraban en ese momento, las llamadas a hospitales, comisarías, cuarteles o morgues. En definitiva, la incertidumbre por saber su paradero, de qué se los acusa y, sobre todo, la impotencia de la indefensión. La canción termina con las preguntas retóricas: "¿Y cuándo vuelve el desaparecido? Cada vez que los trae el pensamiento / ¿Cómo se le habla al desaparecido? Con la emoción apretando por dentro".

Imagino que sentimientos similares están abrumando a la familia de Jesús Armas, un activo opositor venezolano al que se llevaron unos encapuchados a la salida de un restaurante. No se le ha vuelto a ver desde que lo metieron en un vehículo sin placas ni identificación visible, a la manera de la dictadura militar argentina, cuando "los enemigos internos" eran subidos en un Ford Falcon antes de desaparecer. A Armas se le atribuye el éxito del operativo de control electoral que permitió llevar las cuentas de los resultados electorales y así cuestionar la supuesta victoria de Maduro. Una victoria rápidamente anunciada por el órgano competente, a pesar de que no se cumplieron una serie de plazos de revisión y apelación propios de los sistemas de garantías electoral.

El único pronunciamiento oficial sobre su desaparición lo ha hecho Diosdado Cabello, ministro de Interior, Paz y Justicia, en su show. Sus explicaciones confunden más que aclaran y no solo por el fondo, sino también por la forma, pues usa un tono burlón y grotesco que deja patente la ausencia de empatía con el desaparecido y sus familiares. La gravedad radica en que, más allá de ser otra bravuconada de Cabello, su competencia ministerial es proteger los derechos humanos y el debido proceso.

Con una foto gigante de fondo que muestra a Chávez agarrando un crucifijo y un mazo como el de los Picapiedra a la derecha, lee la supuesta carta de un patriota infiltrado en la oposición que insinúa que María Corina Machado y Magali Meda, líderes de dicha oposición, no quieren excarcelaciones de presos políticos para poder atacar al gobierno y que están contentas con la captura de Armas porque les brinda la oportunidad de continuar su "show mediático". Además, el supuesto informante vincula la desaparición forzada de Jesús Armas con contrataciones de personas que estaba realizando para "incendiar las calles" y desestabilizar el país.

Si Chávez hablaba como pajarito, por la boca muere el pez. Así, Cabello reconoció que se trata de un caso enmarcado en el artículo 2 de la Convención contra la Desaparición Forzada de la Organización de las Naciones Unidas. Esto significa, en primer lugar, que el arresto, detención, secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad es obra de agentes del Estado o de personas o grupos de personas que actúan con su autorización, apoyo o aquiescencia; y, en segundo lugar, que a dicha privación de libertad acompaña la negativa a reconocerla o el ocultamiento del paradero de la persona desaparecida sustrayéndola a la protección de la ley.

Esa desaparición enlaza con los acontecimientos posteriores a las elecciones venezolanas de julio de 2024, cuando se desató una ola de represión y detenciones de opositores justificada en la defensa de la patria contra conspiraciones y golpes de Estado varios, la injerencia de agentes extranjeros o la Guarimba (una especia de kale borroka a la venezolana). En resumen, un argumentario muy similar al de la dictadura de Nicaragua.

La Misión de Investigación sobre Venezuela, designada por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, indicó que las protestas electorales fueron reprimidas por el Estado, generando así un entorno de temor generalizado. En el contexto de estas protestas, se registraron 23 muertes, la mayoría por armas de fuego. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, ha señalado que más de 2.400 personas han sido detenidas en este periodo postelectoral.

Está prohibido olvidar las atrocidades de las dictaduras y las prohibiciones a las que son adeptas para que no caigamos nuevamente en ellas"

Parece obvio que no es un buen momento para los derechos humanos en América Latina, y no solo por la amenaza de los tiranos locales, sino también por el trabajo de sus propagandistas de todos los extremos. La calidad de nuestro funcionariado da mucho que pensar cuando el profesor titular de Ciencia Política Juan Carlos Monedero publica en redes vídeos de gente bebiendo y bailando en una calle de Caracas para ironizar de forma frívola sobre el carácter autoritario del gobierno de Maduro, un argumento zafio que muestra insolvencia intelectual. Haciendo un paralelismo, sería como mostrar un vídeo del NoDo sobre las fiestas de San Isidro como argumento para decir que al franquismo "se le está yendo la@dictadura de las manos…"

Por la derecha, la abogada del Estado Macarena Olona, luego de afirmar que se respetan los derechos humanos de los miles de detenidos en El Salvador, abona la teoría de que los derechos humanos no son iguales y universales y de que los Estados deben velar porque así sea. Según ella, quienes los violaron, están teniendo en las cárceles muchos más derechos que sus miles de víctimas, que ya no tienen ninguno. Con esta tontería jurídica habría suspendido el examen de introducción al Derecho Constitucional y no habría pasado del primer ejercicio de las oposiciones de abogada del Estado. A ellos y a los que son como ellos, les respondería citando, una vez más, Buscando América: "Envueltos entre sombras / negamos lo que es cierto / mientras no haya justicia / jamás tendremos paz / viviendo dictaduras / te busco y no te encuentro / tu cuerpo torturado / no saben dónde está".

Está "prohibido olvidar" las atrocidades de las dictaduras y las prohibiciones a las que son adeptas para que no caigamos nuevamente en ellas: "Prohibida la libre prensa y prohibido el opinar / Prohibieron la inteligencia con un decreto especial / Prohibieron reírse del chiste de su triste gobernar / Prohibidos los comentarios sin "Visto bueno" oficial / Prohibieron el rebelarse contra la mediocridad / Prohibieron las elecciones y la esperanza popular / Prohibieron la conciencia al prohibirnos el pensar…" (Rubén Blades).


Francisco Sánchez es director del Instituto Iberoamericano de la Universidad de Salamanca. Aquí puede leer todos los artículos que ha publicado en www.elindependiente.com