Creíamos que los pellets, ese nuevo Nunca máis hecho como de lágrimas de ballenato y voluntario, eran una catástrofe, hasta que vimos la DANA llevándose Valencia en un saco de tierra de cementerio. Y creíamos que la separación de poderes y el imperio de la ley ya habían muerto, aplastados bajo la bola de discoteca de Sánchez como bajo un cometa, hasta que vimos proclamar al presidente que los jueces y los medios eran fango ultraderechista por investigar a su señora. Después de una carta meona y cinco días de rearmarse o recoserse el corazón de presidente, marido, poeta o payasete de trapo, Sánchez resucitaba entre sus lápidas de Tàpies para luchar contra los bulos y la infamia. O sea, para impulsar el control de la prensa y de las togas con una “regeneración” aplaudida por los del catecismo de siempre. En eso sigue, aun con Begoña Gómez imputada, la investigación avalada y los indicios y las vergüenzas convirtiendo a su señora, esa “pichona”, en un busto sin voz, color ni sangre. Siempre puede llover más en esta España rellovida de desastres y en este sanchismo sin límites, que ahora incluye a Begoña dentro del Estado personal que ya era Sánchez y por eso hay que llamarlo sanchismo-begoñismo.

Sánchez se encamaba, claro, porque estaba débil. Puigdemont le hacía “mear sangre” y luego se fugaba otra vez sin más que ponerse sombrero; la pela y la amnistía no terminaban de funcionar o satisfacer (es imposible legislar la arbitrariedad); Podemos se extinguía y Yolanda se difuminaba o hundía como esa dama de barquita impresionista que es. Por esta debilidad, la juguetería de la Moncloa ya había inventado la “fachosfera” como explicación, parapeto y ariete para todo. También para defender a Begoña, la “presidenta” (Patxi López dixit) que mandaba y recibía en la Moncloa con tetera, asesores y alabarderos, y para ir tapando el caso Koldo, que burbujeaba más que la tetera de Begoña. El caso Koldo se convirtió en el caso Ábalos y puede ser el caso Sánchez, al que la trama llama “El 1”. Al final, Aldama, Ábalos, Jesi (esa novia suya por horas o de ranura, como una lavadora de lavandería), Delcy, Barrabés, Begoña, Sánchez y hasta su hermano lírico parecen encontrarse por los mismos pasillos y asadores para hacer las mismas amistades y negocios.

A Sánchez, encamado con la corrupción y sin presupuestos (aunque lo mismo se los trae la DANA como un ramajo regurgitado por el infierno), apenas le queda la fachosfera que se desinfla

A Sánchez, encamado con la corrupción y sin presupuestos (aunque lo mismo se los trae la DANA como un ramajo regurgitado por el infierno), apenas le queda la fachosfera que se desinfla. Bueno, y Broncano e Illa, que son como dos mimos carísimos (Illa no sólo le ha costado la “financiación singular” sino que puede rebelar definitivamente a Page y a otros rebeldes sólo de ceño). Eso, más unos cuantos Lamborghinis como murciélagos aterradores y la obcecación con Ayuso y su novio aguililla, que ha llevado al fiscal general del Estado, otro siervo, a ser investigado por revelación de secretos. Sánchez aún seguía resistiendo con sus colonos y soldados cuando la DANA llenó el mundo de agua como a cubazos de ataúd. En medio de la rabia por esta política de inútiles y propagandistas, por la incompetencia de Mazón y la calculada inacción de Sánchez, la Moncloa aún se inventaba nazis con escoba. Llueve sobre una España entre goyesca y neolítica, con barro y armas prehistóricos. Y llueve sobre el sanchismo-begoñismo, que no sabemos cuánto aguantará su propio fango.