El primer día de 2025, Rumanía y Bulgaria han entrado en el espacio Schengen, el área de libre circulación de personas y mercancías de la Unión Europea. Puede parecer poco importante, pero la plena integración de los países del Este es uno de los ejercicios más complejos que afronta la UE. Que rumanos y búlgaros ya no necesiten ningún documento para moverse por Europa tiene efectos sobre el proceso de integración de Moldavia, pues todo moldavo puede disponer de nacionalidad rumana. Además, las nuevas rutas comerciales y económicas provenientes de Turquía hacia Europa Central van a propiciar inversiones y desarrollo en ambos países.
La integración total de Rumanía y Bulgaria permite establecer un marco común de libre circulación de mercancías y de inversiones entre todos los países continentales de la UE. Además, ahora que existe la necesidad de un flujo de provisiones hacia Ucrania, Rumanía tiene más facilidades, de la misma forma que las tiene Polonia, para el intercambio de mercancías a través de su territorio. Recordemos que Rumanía y Bulgaria han sido fundamentales para el establecimiento de rutas marítimas seguras a través de las cuales los buques mercantes ucranianos han podido navegar hacia el Bósforo y el Mediterráneo. Ambos países forman parte de la OTAN y han servido de cobertura segura para las rutas del trigo.
El desarrollo de infraestructuras y polos de inversión en Rumanía y Bulgaria permitirá una aceleración del proyecto centroeuropeo
Con la inclusión de Bucarest y Sofia en el espacio Schengen, la Iniciativa Tres Mares, o Trójmorze en polaco, retoma su importancia. Es un proyecto desconocido a este lado de Europa, pero se trata de la mayor infraestructura económica en Europa Central y Europa del Este. Permite vertebrar económicamente con diferentes corredores de mercancías las rutas entre Turquía, Polonia y los países bálticos. Su nombre se debe a que implica la conexión del mar Báltico, el mar Negro y el Mar Adriático. Es decir, desde Estonia a Grecia.
Varsovia adquiere un papel central en este proyecto con la futura incorporación de Ucrania y Moldavia. Este nuevo eje es fundamental para la expansión de la Unión Europea hacia los Balcanes. El desarrollo de infraestructuras y polos de inversión en Rumanía y Bulgaria permitirá una aceleración del proyecto centroeuropeo.
Otro de los puntos más importantes que quedarán resueltos es la situación de la minoría húngara en Rumanía. Hasta ahora, sus miembros necesitaban pasaporte para viajar a Hungría, lo que dificultaba las conexiones culturales entre ciertas regiones rumanas con Budapest. Ahora, y por eso la noticia ha sido tan bien recibida en la región, ya no se necesitará ningún tipo de documento para estos desplazamientos, de la misma manera que las conexiones entre Bulgaria y Rumanía se harán más fáciles.
Es un hecho destacado porque, a pesar de tener una buena política de vecindad, y estar ambos países en la Unión Europea desde la expansión de 2004, se necesitaban documentos para poder cruzar la frontera. La inclusión de Bulgaria en Schengen permitirá mayor fluidez de movimiento entre búlgaros y griegos, como también entre búlgaros y rumanos.
La inclusión de Moldavia en la Unión Europea sigue siendo una tarea pendiente, pero la victoria de Maia Sandu en las últimas elecciones presidenciales consolida esta vía, de la misma manera que la victoria de los europeístas en las elecciones legislativas rumanas. La incorporación de Rumanía a Schengen es la de Moldavia de manera indirecta, y eso agiliza las negociaciones para que Chisinau ingrese en el marco europeo de libertad de movimientos de personas y mercancías. El desarrollo de la industria moldava es imprescindible para consolidar la economía de un país parcialmente ocupado por Rusia en la región de Transnistria, y el crecimiento de la economía rumana puede afectar positivamente a sus vecinos mientras no ingresen en la UE y Schengen.
Debemos ser conscientes de que el Mar Negro no es un mar lejano ni ajeno a la Unión Europea. Y que la inclusión de Rumanía y Bulgaria al espacio Schengen también permite que sintamos más próximas sus costas. Ya no hará falta pasaporte para moverse por la Unión Europea continental. Irlanda y Chipre son las últimas excepciones europeas a Schengen. En el caso chipriota están obligados a incorporarse, y en el caso irlandés hay las cláusulas de exclusión voluntaria.
En conclusión, ya no habrá largas colas de camiones en los pasos fronterizos rumanos y búlgaros con la Unión Europea. Cualquier ciudadano de estos países podrá viajar libremente por su territorio. El Mar Negro es tan europeo como lo puede ser el océano Atlántico, el mar Mediterráneo o el mar Báltico. Este 1 de enero se avanzó en la integración de un inmenso espacio geográfico. En un extremo está España; en el otro, Rumanía y Bulgaria. Y en medio están Berlín, Varsovia y Praga, no París o Roma.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en www.elindependiente.com.
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