Después de muchos años, alguien ha visto al elefante en la habitación. El elefante se llama defensa comunitaria europea, una tarea que durante muchos años se ha evitado tratar, se ha negado que fuera necesario abordar, e incluso que sea necesario que exista. Y de la misma manera que el Frontex, que también hay quien niega que exista, hasta que no ha sido necesario desarrollar sus competencias no se han visto las debilidades estratégicas. Ha hecho falta que regrese Donald Trump a la Casa Blanca para que alguien haya dicho que quizá sea el momento de hablar del elefante. Andrius Kubilius, comisario de Defensa y Espacio de la UE, ha dicho que la Unión Europea está preparando un Libro Blanco de Defensa, en el medio lituano 15min. Un punto de inflexión a la larga marcha emprendida al respecto, y que lleva más de una década pendiente.

En 2008, Rusia se anexionó parte de Georgia en el Cáucaso Sur. En 2014, Rusia hizo lo mismo con parte de Ucrania, en el este de Europa. En 2022, Rusia se lanzó a conquistar Kiev, y empezó una invasión a gran escala que aún dura, a pesar de que ya apenas salga en los periódicos y noticiarios. Ucrania sigue y resiste toda ofensiva rusa, y ahora también norcoreana.

A pesar de ello, solo aquellos países que comparten frontera con Rusia abordan de momento de forma seria el debate de la defensa europea. Durante los cuatro años de Joe Biden en la Casa Blanca el tema se abordó de puntillas, a pesar de que todos los Estados europeos han estado estos años afirmando que era necesario tener autonomía estratégica. España, Francia, Portugal, Italia, Rumanía y Alemania se posicionaron a favor de que era momento de hablar en algún momento de seguridad comunitaria en términos de Defensa. Y ahora que Trump ha vuelto, como dice la expresión, unos por otros y la casa sin barrer.

Hay que hacer autocrítica: no se han hecho los deberes. En la Unión Europea dicen desde 2022 que están muy preocupados por el estado de la defensa comunitaria, pero la industria europea de Defensa lleva décadas sin inversiones a largo plazo por parte de los Estados miembros, que en muchos casos afrontarían problemas de aprovisionamiento si tuvieran que responder a una agresión.

A pesar de que tenemos una industria defensiva puntera, con la FN Herstal, Rheinmetall AG, PGZ, Thales, Dessault, Airbus o Leonardo, a los Estados europeos les resulta más fácil comprar a Corea del Sur o Japón que reactivar sectores defensivos propios. Incluso sale más rentable comprar a EEUU, a pesar del lento procedimiento de la supervisión del poder legislativo, que reindustrializar Europa. Pero debemos ser conscientes de que la UE se tiene que reindustrializar para ganar soberanía estratégica, y se tiene que avanzar en que en el ámbito de la Defensa para que no seamos excesivamente dependientes de terceros como hasta ahora.

Mario Draghi afirmó, con razón, que se tenía que ver la inversión en la industria de defensa europea de una manera diferente de hasta ahora. Y es que los Estados europeos no tienen que seguir compitiendo entre sí, ni ponerse al día cada uno por separado. Ya que forman parte del mismo proyecto de seguridad común han de consolidar un marco de contratación conjunta de Defensa. Sería ideal consolidar grandes proyectos propios que vertebren de nuevo la industria de la defensa europea.

A ello hemos de sumar las declaraciones de Kubilius, quien considera que la OTAN y la Unión Europea tienen papeles paralelos pero complementarios en el momento de establecer políticas de Defensa. Es necesario que se hagan adquisiciones conjuntas de equipos y servicios militares. La falta de visión de una defensa a largo plazo ha sido el principal impedimento para que la industria comunitaria esté al día.

Sacar las telarañas de la industria comunitaria es lo que se quiere hacer, y actualizar aquello obsoleto que ahora está bajo capas de polvo"

Habrá quien vea aquí una política militarista, pero nada más lejos de la realidad. El militarismo no está en la agenda europea, no se confía a las fuerzas armadas la vigilancia pública, ni tampoco hay una política de dar preferencia a la industria militar sobre las otras cuestiones. Es más, ni tan solo hay interés en dar a las Fuerzas Armadas un papel protagonista en la política nacional de ningún estado, ni en la política comunitaria. Prueba de ello que tampoco hay interés en incrementar los efectivos de los diferentes ejércitos europeos.

Sacar las telarañas de la industria comunitaria es lo que se quiere hacer, y actualizar aquello obsoleto que ahora está bajo capas de polvo. Recordemos que los carros de combate que mandó España a Ucrania tuvieron que pasar por talleres checos porque llevaban almacenados una década en Zaragoza, y otros que se tenían que mandar no estaban en estado de combate, y en palabras de la ministra Margarita Robles, en estado completamente lamentable.

Así pues, debemos ser conscientes de lo que significan las palabras de la Alta Representante de Política Exterior y Seguridad, Kaja Kallas, sobre incrementar el presupuesto de Defensa sobre el PIB, y también las palabras de Andrius Kubilius sobre la política de Defensa común. Se ha reconocido que ha sido un error estar tantos años sin una política concreta de integración en la Defensa, pero finalmente parece que este año será cuando se planificará qué ruta hay que seguir.

Hemos de estar atentos, pues parece que hay interés en que sea durante los primeros cien días de Ursula Von der Leyen como presidenta de la Comisión Europa, que también coincidirán con la presidencia polaca de la UE, uno de los países que más ha tratado de influenciar en la política de defensa común. 

Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en www.elindependiente.com.