El baile de Sánchez y Puigdemont, que al principio parecía un baile de vampiros, entre el apetito, la muerte y el carnaval, ya no emociona ni sorprende. Uno ya sabe que un día subirá a la tribuna del Congreso Míriam Nogueras, con su cara de zapato y su amenaza de zapatazo; que luego saldrá alguien del Gobierno a dejar bien claras sus convicciones y su firmeza (Bolaños con su cosa de furriel de Sánchez, o el propio Sánchez si ve ventaja en el relato); que a continuación aparecerán en las noticias imágenes de Puigdemont, siempre como en la retrospectiva de un poeta, entre correspondencia, mapamundis, alumnos y peregrinos; que todo parecerá tenso e irresoluble durante unos cuantos acordes de telediario; que por fin el furriel del Gobierno, o Sánchez si se ve guapo, comparecerá para felicitarse por el acuerdo del que todos nos beneficiamos; y que incluso volverá a salir Míriam Nogueras como si se hubiera quitado el zapato de la cara, de la mano y de los pies doloridos de dominatrix del independentismo. Por el camino se van minando la democracia, el Estado y nuestra resistencia, pero ya apenas nos damos cuenta.
Ni siquiera Sánchez puede mantener el relato sin un poco de conflicto, de acción. Y Puigdemont tampoco puede liderar la vengativa melancolía de la patria sin apretar
Al final, el decreto indivisible ha resultado muy troceable, la morcilla intragable ha resultado deliciosa y el ómnibus de Sánchez, con alguna maleta caída, sigue su camino atropellando transeúntes y tendederos. Puigdemont ha hecho una de sus entradas y salidas de aparecido, o sea ha emergido para asustar o a advertir a los aprensivos antes de volver a la neblina hamletiana y a la tumba con espino, y Sánchez ha logrado sobrevivir a otro telediario. No parecen grandes logros hasta que uno piensa que los dos viven al día, uno en el precipicio del olvido y otro en el precipicio de la catástrofe, así que esta semana de aleteos de fantasma y traqueteo del ómnibus les ha insuflado ese breve y cíclico aliento de los espectros, que funcionan como a golpes de viento. Ni siquiera Sánchez puede mantener el relato sin un poco de conflicto, de acción. Y Puigdemont tampoco puede liderar la vengativa melancolía de la patria sin apretar. Los cambios son mínimos; el alivio, exagerado y mutuo. Puigdemont dormitará otro poco entre adelfas y Sánchez respirará alguna jornada si le deja el Supremo, eso sí.
Con Sánchez tenemos que renunciar a la razón, a la esperanza y a la emoción, que con él toda incertidumbre es a la vez arbitraria, aciaga y previsible. Por supuesto, es inútil buscarle una lógica no ya política sino discursiva. Es verdad que un día nos dice que el escudo social es esa cosa morrocotuda y casi metálica que él ha presentado, sin posibilidad de particiones ni parcelaciones, y al día siguiente resulta que no pasa nada si ese escudo se raja o se convierte en mosaico, como el de un templario. Pero eso no es comparable a todos los brutales virajes, olvidos o escamoteos que nos ha ido ofreciendo en su carrera hasta que no ha dejado ni un principio ni una vergüenza por tocar. Así que casi no le prestamos atención. Sánchez nos está agotando con la mentira y nos está aburriendo con la cara dura, como terminan agotando y aburriendo todos los guapos.
Con Puigdemont también creo que tenemos que renunciar definitivamente a la acción, a la sangre que creíamos que iba a manar pero sólo manan lentos dineros y lentas prebendas. Puigdemont amenaza con tumbar a Sánchez desde lejos (se diría que va a asfixiarlo con la Fuerza, como un Darth Vader con casco de peluca), pero luego todo se disuelve en un par de párrafos de sintaxis dudosa, simbolismo tribal y manchas de café. Sánchez y Puigdemont se buscan para separarse, se separan para buscarse, bailan no el baile de los vampiros sino una especie de jota. En el fondo sobreviven en la misma balsa de náufrago y del mismo folclore de creyentes. Sánchez y Puigdemont no están ahí para matarse sino para hacerse coros. Puigdemont les recuerda a los suyos que sigue ahí, aunque sea en su tumba de emparedado, y Sánchez nos despista haciéndonos creer que aún negocia y lucha para gobernar o para salvarnos, que ese decreto ómnibus parecía el camión de bomberos que nos tenía que salvar de Franco o de Trump.
Sánchez y Puigdemont ya no nos sorprenden, casi ni nos acojonan, porque después de todo lo concedido ya sólo va quedando lo simbólico y lo imposible. La verdad es que los indepes están cerca de expulsar definitivamente al Estado de Cataluña, dejando sólo la bandera como una aljofifa y a Illa como un eventual, triste y trágico sereno. Va a ser incluso mejor que su revolución de cobardicas y mimos, porque no van a tener que arriesgar el culo y España les subvencionará la fantasía y la venganza. Sánchez y Puigdemont ya no nos sorprenden pero siguen actuando. Incluso cuando rompan lo usarán para su relato (después de tragarlo todo, se plantarán valientemente ante el último chantaje o desprecio). Uno ha dicho varias veces que Sánchez en realidad no necesita a nadie, o al menos así actúa, pero creo que se va dando cuenta de que sí necesita relato, o habrá muerto antes de intentar su segundo milagro.
Gracias a Junts va a salir este decreto recortado o descuadernado, que no parece mucho porque la mayoría de la acción de gobierno es propaganda, la mayoría del daño ya está hecho y la mayoría del beneficio ya está cobrado por los indepes. Por supuesto, la cuestión de confianza no llegará más allá de esos ujieres como esfinges ni de esa Mesa del Congreso como un castillo de popa. Pero a Sánchez y a Puigdemont todo esto les da para ir sobreviviendo hasta el siguiente baile o telediario, que sí que les suena a ellos como el camión de bomberos. Ya no esperamos tragedias ni entierros en sus reuniones góticas o ridículas, ni en descubrirles coreografías o mentiras. La emoción ya no está en esta pareja de siniestros joteros, en estos náufragos sin acción, sino en los tribunales.
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hace 1 hora
Los buenos son el narco, y el que no ha dado un palo al agua en su vida y ha vivido hasta ahora de un chiringuito que le puso la rubia, por hacerle buenos trabajos, no hace falta decir más.
hace 13 horas
Pues sí, tó palante, el apoyo del pueblo español se vio en Junio de 2023, PALIZA TOTAL de la derecha en las elecciones europeas que decía el PSOE que iba a ganar.
Y la sabiduría del pueblo español se vio la semana pasada en Valencia, Sánchez con decenas de escoltas incapaz de visitar a las víctimas de la DANA.
Sigue tó palante…
Y tanto.
Los gobiernos regionales del PP, la instrucción de los casos judiciales, Bego, Koldo, David, FGE…
Y también siguen palante las bajadas de pantalones del sanchismo para no cabrear a los indepes, «Sí señor Puchemón, lo que usted diga, señor Puchemón»…
hace 14 horas
Pues si!! Sigue to’palante!!. El gobierno mantiene intactos todos los apoyos de la investidura… Además, cuenta con el inestimable apoyo de millones de ciudadanos que siguen viendo a la patética oposición como inútiles y que solo quieren llenarse los bolsillos…
Por la sabiduría del pueblo español seguimos pa’lante con este magnifico gobierno de izquierdas.
Enhorabuena!!
hace 16 horas
La sabiduría del pueblo español se vio en Junio de 2023, PALIZA TOTAL de la derecha en las elecciones europeas que decía el PSOE que iba a ganar.
Y la sabiduría del pueblo español se vio la semana pasada en Valencia, Sánchez con decenas de escoltas incapaz de visitar a las víctimas de la DANA.
Sigue tó palante…
Y tanto.
Los gobiernos regionales del PP, la instrucción de los casos judiciales, Bego, Koldo, David, FGE…
Y también siguen palante las bajadas de pantalones del sanchismo para no cabrear a los indepes, «Sí señor Puchemón, lo que usted diga, señor Puchemón»…
hace 16 horas
Sigue to’palante!!. Se mantienen intactos todos los apoyos de la investidura… Además, cuentan con el inestimable apoyo de sus millones de votantes que siguen viendo a la patética oposición como inútiles y que solo quieren llenarse los bolsillos…
Por la consciencia y sabiduría del ciudadano español seguimos pa’lante con este magnifico gobierno de izquierdas. Enhorabuena!!
hace 17 horas
Nada nuevo bajo el sol, un par de absolutos sinvergüenzas manteniéndose de pie apoyados el uno en el otro.
Para ello cuentan con la impagable ayuda de unos votantes ignorantes que, aunque se les expliquen sus desmanes por activa y por pasiva, siguen haciendo la vista gorda y asumiendo vía votos y silencio, que todas las juergas de esos dos y de las cuadrillas que les rodean, se pagan también con dinero de sus bolsillos, del de esos votantes «ciegos».
Por su inconsciencia y empecinamiento pagamos todos.
hace 17 horas
Se puede decir más alto pero no más claro. Amén
hace 21 horas
Sólo ellos dos bailan, pero en el salón hay otros que simplemente por aplaudir y apoyar, reciben y callan.
Y mientras, el pueblo sigue durmiendo.
hace 21 horas
Los cayetanos del PP ahora tienen un problema. A ver como explican por qué voto NO y por qué puso tan difícil que salieran medidas que son respaldadas por una enorme mayoría de españoles: las pensiones, los bonos, el SMI, las ayudas por la Dana, …
En fin…
hace 1 día
Genial, como siempre.
Es tan previsible Pedro en auto negarse que ya ni sorprende, pasando desapercibido el, su relato de realidad mural (su lado del muro) y su aquelarre ultraderechista junto con Junts.
Efectivamente , su forma de hacer política, pasa desapercibida.
Sus quehaceres y obligaciones judiciales , por desgracia para el, No.