Después de ocho meses después de las elecciones generales, Bélgica tiene gobierno. Y no es una suma de alianzas cualquiera, pues se han juntado los nacionalistas flamencos de la Alianza Nacional Flamenca, con los liberales valones del Movimiento Reformista, con los democristianos y los socialistas flamencos. Es la primera vez en la historia que un político del nacionalismo flamenco es elegido primer ministro. Bart de Wever será el nuevo inquilino del 16, Rue de la Loi. El diario belga francófono Le Soir se refiere a De Weber como el primer ministro que "no deseaba serlo".
Más allá de la agenda social y política en clave doméstica, como son las reformas en pensiones, ayudas y prestaciones sociales, y diferentes medidas de corte liberal que ha propuesto el nuevo gobierno belga, debemos fijarnos en el perfil internacional que tendrá el país. A pesar de la larga trayectoria de De Wever como un actor desestabilizador, ya que amenazó en diferentes ocasiones con la independencia unilateral de Flandes, ahora ha mostrado un perfil de estadista en la primera reunión con los demás líderes europeos.
Hay cierto temor en la Unión Europea a que los partidos nacionalistas acaben mutando hacia un euroescepticismo. A ello se suma que Bélgica mantiene relaciones diplomáticas cercanas con el Congo y Ruanda, de modo que puede desempeñar un papel relevante en el conflicto que mantienen.
En el retiro estratégico que han mantenido los líderes europeos esta semana, De Weber se ha presentado formalmente como atlantista. De esa reunión solamente conocía a Georgia Meloni, ya que comparten grupo en el Parlamento Europeo. A pesar de sentarse a la izquierda de Viktor Orbán, su discurso en la reunión se basó en dos aspectos básicos. En primer lugar, De Weber se situó a favor de reforzar la defensa europea, y se comprometió a que Bélgica sí cumpliría con el 2% del presupuesto en Defensa establecido por la OTAN. Actualmente se encuentra cercano al 1.3%. A su vez reafirmó el compromiso de Bélgica con la OTAN, y también con establecer una mayor alianza entre Europa y Estados Unidos. Como crítica apuntó que Europa había sido perezosa en la Defensa, y Putin les había despertado.
Sobre la cuestión africana, llamada así por las relaciones coloniales de Bélgica con el Congo Democrático, antiguo Zaire. El primer encuentro diplomático del nuevo ministro de Asuntos Exteriores de Bélgica, Maxime Prévot, con Thérèse Kayikwamba, ministra de Asuntos de Exteriores de la República Democrática del Congo, sitúa a Bélgica como aliado del Congo contra las pretensiones del M23, apoyados por la Ruanda de Paul Kagame. El tenso silencio que había, a pesar de los diferentes asaltos a misiones diplomáticas belgas en Kinshasa, se rompe con la foto de ambos ministros de Asuntos Exteriores.
El nuevo gobierno belga busca reforzar su papel en la OTAN y en África, incluso tender puentes con Trump"
El nuevo gobierno, a pesar de llevar menos de una semana operativo, ya se ha erigido como defensor de la integridad territorial de la República Democrática del Congo, y ha movilizado a la comunidad internacional a sumarse a apoyar a sus aliados africanos. Además, los acuerdos entre ambos gobiernos han tenido como resultado la liberación de Jean-Jacques Wondo, quien estaba en el corredor de la muerte por supuestamente participar en el intento de golpe de Estado de mayo de 2024.
Así pues, podemos ver que el nuevo gobierno belga mantiene la política actual de voluntad de cooperación con la OTAN, como también se posiciona a favor de un proyecto de Defensa Común. Recordemos que en Bélgica se encuentra una de las grandes corporaciones militares y de la industria de la Defensa de Europa, la FN Herstal. Esta empresa se puede beneficiar de la posición del gobierno de incrementar el presupuesto en defensa, y no solamente a nivel nacional, sino que puede ser clave para el rearme y actualización de la industria de la defensa a escala europea.
En este sentido también debemos prestar atención al papel de Bélgica en el campo de la Eurodefensa, pues las vicisitudes comunitarias pueden hacer que el pequeño país se convierta, como antaño, en un motor de la industria en el corazón de Europa. El posicionamiento a favor de la consolidación de una industria europea con más poder y proyección también reforzará a Bélgica.
En conclusión, el nuevo gobierno belga busca, más allá de la línea continuista, reforzar también los marcos en los que se mueve, desde la OTAN al papel diplomático en África, y desde la Defensa Comunitaria a tender puentes con Donald Trump. No sabemos aún entre qué bloque tenderá a posicionarse el nuevo gobierno De Wever, si cercano a Macron con su refuerzo de la autonomía estratégica europea, o bien hacia Meloni, con su posicionamiento ambivalente entre mantener la dependencia actual con Estados Unidos y promover un tímido posicionamiento comunitario. A diferencia de Francia, el papel africano de Bélgica no se ha reducido, se mantiene, un hecho que pocos países europeos aun tienen después de las diferentes revueltas en el golfo de Guinea.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado. Aquí puede leer todas sus columnas en www.elindependiente.com.
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