Los mercados son aquellas instituciones en las que se intercambian bienes y servicios y, como resultado, se obtienen sus precios. Cuando un mercado funciona bien el precio refleja el verdadero valor de las cosas. Para que sea así, es necesario que haya múltiples compradores y vendedores, y que la información sobre el producto o servicio intercambiado fluya por igual a todos los participantes. Los precios así formados son esenciales para que la economía asigne los recursos productivos de una manera eficaz para satisfacer los deseos de los consumidores: proporcionan la información necesaria para que los agentes económicos, consumidores y empresarios, tomen sus decisiones de consumo y producción.
Los mercados son instituciones en los que rige la libertad, donde sus participantes deciden libremente. Las bolsas de valores son el ejemplo de mercados eficientes, sujetas a unas reglas para vigilar que no haya posiciones dominantes por la oferta o la demanda y que los que tienen información privilegiada no se puedan beneficiar de la misma, prohibiéndoles operar. Además, se regula la liquidación para garantizar que se efectúa la transmisión de los valores y el pago de su precio de acuerdo con lo acordado.
Antes de la gran burbuja se ponían 500.000 viviendas nuevas en el mercado; hoy solo 100.000 cuando se crean 300.000 hogares nuevos al año
La Unión Europea siempre ha tenido una tendencia a la regulación, con la excusa de que si es exhaustiva a nivel europeo se impide que los países miembros discriminen a favor de sus propias empresas. Se ha seguido el modelo francés, donde todo se codifica, en contra del common law británico. Esta tendencia se ha multiplicado después de la gran recesión de 2008, donde la culpa de la crisis financiera se ha asignado a la falta de regulación. El boletín oficial ha cogido carrerilla y el número de páginas se multiplica año a año. Ello afecta a los mercados, incidiendo unas veces en la oferta, otras en la demanda, incluso en las dos y, muchas veces hasta en el precio. A esto último ayuda la fiscalidad indirecta que puede ser tan alta que el precio de mercado se convierta en irrelevante.
En estas páginas hemos visto varios ejemplos de cómo la regulación destroza a los mercados. Recordémoslos, añadiendo algunos nuevos:
- El mercado de crédito y la creación de dinero. Después de la crisis financiera de 2007 la regulación ha puesto tan difícil a los bancos la concesión de crédito que el saldo vivo al sector privado no ha hecho más que bajar desde 2009, con independencia de la evolución de los tipos de interés. El juego crédito-depósito ha dejado de ser la base del proceso de creación de dinero para recaer en la compra de deuda pública por los bancos centrales.
- La autoridad supervisora del mercado de la energía fija el precio regulado de la electricidad igualándolo al coste marginal de la energía más cara.
- El mercado primario de valores. Veíamos en párrafos anteriores cómo la bolsa es el típico mercado eficiente. Pero la bolsa es básicamente un mercado secundario, donde se negocian valores ya emitidos. Otra cosa es el mercado primario, el de las ofertas públicas que exigen folleto de emisión. En estos se limitan los demandantes a los inversores institucionales, lo que no deja de ser absurdo cuando, una vez emitidos y admitidos a cotización, están abiertos a los particulares.
- El mercado de vivienda nueva. Si naturalmente la oferta de vivienda tiene unos plazos de maduración largos por los tiempos de la construcción, superar los trámites burocráticos para obtener suelo edificable es una labor titánica. Baste el ejemplo de que en Madrid la llamada operación Chamartín lleva más de 30 años gestándose y todavía no ha obtenido todas las aprobaciones. En tiempos previos a la gran burbuja se ponían 500.000 viviendas nuevas en el mercado; hoy solo 100.000 cuando se crean 300.000 hogares nuevos al año.
- El mercado del alquiler. Desde las leyes liberales del primer gobierno socialista, la regulación ha ido endureciéndose para el propietario, estableciendo plazos mínimos de los contratos a elección del inquilino, limitando las subidas de rentas y no protegiéndoles frente al impago o la “okupación”. No nos puede extrañar que la oferta se haya retraído, produciendo el efecto contrario al deseado: escasez de oferta y subida de precios.
- El mercado laboral. Es quizá el más regulado e incide en la oferta, en la demanda y en el precio final, el salario. La autonomía de la voluntad de los contratantes está muy limitada. El resultado es un elevado paro estructural.
El informe Draghi incide en la falta de competitividad europea, señalando como una de sus causas al exceso de regulación, que impone unas trabas costosísimas a las empresas e impide la innovación. Pero en ningún sitio señala que anula a los mercados, por lo que estos no cumplen su función de asignar eficientemente los recursos. Parece que se inclina hacia que el exceso es negativo per se y a que mucha de esta regulación ha producido efectos indeseados, por lo que hay que cambiarla por otras reglas buenas. No nos puede extrañar viniendo de quien viene, cuyo largo mandato en el Banco Central Europeo no se caracterizó precisamente por liberalizar el mercado bancario, endureciendo constantemente los requisitos de solvencia, convirtiéndose en el primer prestador ante la falta de crédito de la banca privada.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, la regulación ha pasado de moda, es más, está cerca de convertirse en el origen de todos los males. De ahí la reciente presentación de la “brújula de la competitividad” de la presidenta de la Comisión Europea. No parecen muy creíbles estas manifestaciones cuando las ha proferido la campeona de la regulación, aunque este puesto se lo disputa su vicepresidenta Teresa Ribera.
Pero, insisto, no oímos que el principal error de la regulación es que anula a los mercados. Es curioso que la oferta y la demanda no tienen ideología, pero dar el salto a creer en la economía de mercado es neoliberal, lo peor en el ámbito público de esta Europa nuestra.
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5 Comentarios
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hace 4 semanas
A ver si esta «columna» da algo de luz sobre cultura financiera, esa de la que carece el dependiente …
hace 4 semanas
No entiendo esta presunción del liberalismo económico que pretende que algo puede funcionar según unas leyes de oferta y demanda totalmente simplistas y que no tienen en cuenta a las personas. Veamos algunas de las necesidades basicas del ser humano
1. Alimentación. Ya en la biblia se lee como Jose le advierte al faraón de la necesidad de un granero publico. La inestabilidad de la oferta de alimentos por factores climáticos junto con inelasticidad de la demanda hace que las curvas de oferta y demanda de alimentos solo se crucen a costa de hambrunas y/o ruina de los productores. En realidad el faraon ya lo sabía. No ha habido ninguna civilización humana sin un granero publico. A día de hoy, el granero publico es la PAC. En USA hay un monton de ayudas publicas a la producción agrícola que ni Trump ha mencionado que vaya a eliminar.
2. Seguridad. Los ejércitos y las fuerzas de orden siempre han sido públicos. Se ha hecho alguna externalización de este servicio en algunas áreas (mercenarios, compañias privadas de seguridad, etc) pero siempre bajo estricto control gubernamental. No puede ser de otra manera.
3. Justicia. Idem anterior
4. Educación. Aquí el grado de liberalismo aplicado es variable según países, pero si se pretende que el 99% de la población tenga educación, una buena escuela publica es absolutamente necesaria.
5. Sanidad. Idem anterior. La experiencia mas liberal en este campo es la de Estados Unidos y es cara y no cubre adecuadamente a una parte importante de la población. En España vamos hacia el modelo USA a pasos muy rápidos, pero si queremos que la gente no muera desasistida, una sanidad publica solida y bien financiada es absolutamente imprescindible.
6. Moneda y medios de pago. Siempre ha sido un atributo de los poderes publicos. La creacion de dinero se ha privatizado parcialmente a los bancos, pero siempre bajo un control estricto y, cada vez que se ha relajado el control, tanto al poder publico como al privado, las consecuencias han sido desastrosas.
7. Energía. Aquí tenemos un cartel del petróleo y del gas. Un ejercito de los USA que hace de regulador del mercado y lo interviene cuando le da gana… en fin, qué decir. Hay cotización del petróleo Brent, pero libre mercado ni hay ni se le espera, porque es imposible.
8. Mercado laboral. Al articulista le gustaría vivir en los tiempos de Dickens, siendo rico, claro, porque ser niño minero en los tiempos en que el mercado laboral no estaba regulado no era muy agradable.
9. Llegamos a la vivienda. Un sector en que no hay tradición de intervención total del Estado como en los anteriores. La consecuencia es que desde siempre, el acceso a la vivienda digna solo ha estado en manos de los ricos y las clases medias. La infravivienda (con su significado en cada contexto histórico) siempre ha estado ahí. La oferta publica de vivienda, las ayudas a su financiacion, etc, siempre ha sido débiles e incapaces de poner orden. El resultado, un desastre. El mandato constitucional del derecho a la vivienda nunca se ha tomado en serio en España.
Entonces, repasando las necesidades basicas del ser humano, resulta que el mercado es incapaz de asignar recursos en las 9 mas importantes. ¿Sirve para algo el libre mercado? si, vale, lo dejamos para que regule por si mismo en el comercio de gafas sol o de móviles.
Me hacen mucha gracia las enormes contradicciones del articulo
«Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, la regulación ha pasado de moda» jajaja. ¡pero si es el campeón de los aranceles! precisamente ha puesto de moda la regulación.
«Se ha seguido el modelo francés, donde todo se codifica, en contra del common law británico» jajaja. En Reino Unido el problema de la vivienda es tan grave o mas que en España.
«Los mercados son instituciones en los que rige la libertad» jajaja. Mientras los actores ganan dinero. Aun recuerdo como en la crisis de 2008 nuestro flamante dirigente de la CEOE pedía un paréntesis en la aplicación de las reglas de mercado y solicitaba rescates de empresas y empresarios a destajo.
En fin, es que hay tantísimos ejemplos… recordemos la enseñanza histórica que el mercado no regulado es capaz de crear burbujas incluso en el comercio de bulbos de tulipan.
hace 1 mes
El mercado es la peor forma de reasignación de recursos, a excepción de todas las demas que se han intentado.
__
«La democracia es la peor forma de gobierno, a excepción de todas las demás que se han intentado.”
~Winston Churchill
hace 1 mes
ex contradictione sequitur quodlibet («de una contradicción, e.g. «mercado regulado», se sigue cualquier cosa»)
hace 1 mes
a ver si esta columna da algo de luz sobre cultura financiera, esa de la que carecen tantos…