Resumamos lo que espero que pueda aprenderse de este breve ensayo. He escrito este libro para cualquier persona interesada en la historia de Israel y Palestina. Espero que conocer las injusticias cometidas contra los palestinos desde hace más de un siglo os anime a sentir solidaridad y uniros a su lucha, y a levantaros contra la opresión allá donde estéis.
Primero he refutado el mito de que Palestina era una tierra vacía, una tierra sin pueblo para el pueblo sin tierra, como reza el lema sionista. Esto es completamente falso, y se demuestra con echar un vistazo a los libros de historia. Ya hemos visto que Palestina era una sociedad viva y diversa. Igual de importante es la refutación de la idea de que las personas que vivían hace dos mil años en la Palestina romana fueron los antepasados de los colonos sionistas que llegaron por primera vez en 1882. La colonización no puede justificarse basándose en conexiones débiles extraídas principalmente de antiguos textos religiosos. Las leyes y los derechos ya no funcionan así.
La colonización no puede justificarse basándose en conexiones débiles extraídas principalmente de antiguos textos religiosos
La segunda conclusión es que se estableció un Estado judío en la Palestina histórica porque este servía a los intereses imperialistas británicos durante y después de la Primera Guerra Mundial. Al ayudar al movimiento sionista a construir un Estado (en el periodo entre 1918 y 1948), los británicos rompieron la promesa hecha a los palestinos de que los tratarían igual que a otras naciones de reciente creación, es decir, que podrían ejercer el derecho a la autodeterminación y obtener su independencia. Esto también hizo que los británicos fueran cómplices de la limpieza étnica de los palestinos en 1948.
La tercera conclusión es que desde el momento en que el movimiento sionista decidió que Palestina sería el lugar elegido para una nueva nación judía, se convirtió en un movimiento de asentamiento de colonos. Los movimientos de asentamiento de colonos son movimientos de colonos europeos que buscan erigir una nueva Europa fuera de Europa, donde ya no son bienvenidos. En todos los casos, escogen lugares donde ya viven otros pueblos. Los nativos de esas regiones están considerados un obstáculo para los movimientos de asentamiento de colonos.
A mediados de la década de 1920 el movimiento sionista aprovechó las nuevas leyes territoriales de los británicos para perpetrar los primeros actos de limpieza étnica
Si entendemos el sionismo como un movimiento de asentamiento de colonos, comprendemos mejor por qué los intelectuales y líderes escribieron desde una época temprana acerca de la necesidad de trasladar a los palestinos. Esto también explica por qué a mediados de la década de 1920 el movimiento sionista aprovechó las nuevas leyes territoriales de los británicos para perpetrar los primeros actos de limpieza étnica contra los granjeros palestinos. Esta limpieza étnica continúa desde entonces y hasta nuestros días. En 2023 llegó a unos extremos aún más violentos y costó la vida de decenas de miles de personas en la Franja de Gaza.
La cuarta conclusión es que, aunque en Occidente haya muchas personas dispuestas a ayudar en otras luchas anticolonialistas, sobre todo cuando se trata de un imperio rival, esto nunca se ha aplicado a los palestinos. Gracias a la fuerza de los poderosos grupos de presión proisraelíes, la lucha anticolonialista palestina se ha retratado como actos brutales de terrorismo sin una justificación real. Ya es hora de que reconozcamos el movimiento nacional palestino como un movimiento anticolonialista.
En el Sur global y en muchos sectores de la sociedad civil del Norte global ya no es aceptable esa imagen del movimiento de liberación palestino como organización terrorista. No obstante, sin el reconocimiento mundial pleno del derecho de los palestinos a librar una lucha de liberación, el derramamiento de sangre en Israel y Palestina continuará.
Ya es hora de que reconozcamos el movimiento nacional palestino como un movimiento anticolonialista
La quinta conclusión es que los supuestos "esfuerzos por la paz" llevan liderados por Estados Unidos desde 1967 y han fracasado porque Estados Unidos y sus aliados en Europa han sido unos intermediarios hipócritas. Siempre han desoído el sufrimiento y los derechos de los palestinos y han convertido el «proceso» en un escudo que permitía a Israel seguir con la ocupación y la colonización. En este contexto, hemos demostrado que los Acuerdos de Oslo aclamados como un acuerdo de paz israelí generoso, que fue rechazado de manera injustificada por los palestinos, no fueron nada de eso. Aquel fue un intento de sustituir una forma de ocupación por otra; suscitó esperanzas que no pudieron cumplirse y contribuyó al estallido de la Segunda Intifada.
La solución de los dos Estados, es decir, el concepto principal que conforma el llamado proceso de paz, ha fracasado estrepitosamente
La sexta conclusión es que la solución de los dos Estados, es decir, el concepto principal que conforma el llamado proceso de paz, ha fracasado estrepitosamente. Y lo ha hecho porque ya no es factible teniendo en cuenta la presencia de setecientos mil colonos judíos en Cisjordania y el giro general del sistema político israelí hacia la derecha, que no hará más que intensificarse con los acontecimientos del 7 de octubre de 2023. En cualquier caso, tampoco funcionaría porque sus premisas lógicas y morales son erróneas. Este solo se aplica a una pequeña parte de Palestina (el 22 %) y solo a una parte del pueblo palestino.
Una solución real tiene que abordar los problemas de los refugiados palestinos y de la minoría palestina dentro de Israel. Y eso únicamente puede lograrse con una solución de un Estado democrático en el que todos, palestinos o israelíes, disfruten de los mismos derechos y tengan libertad de movimiento por toda la Palestina histórica.
La séptima conclusión es que debemos cambiar nuestra forma de hablar de Israel y Palestina. No tiene sentido que hablemos de paz, como si ambas partes fueran culpables de esta situación, cuando el proceso del que realmente estamos hablando es la descolonización. La Palestina histórica ha sido víctima del asentamiento de colonos durante más de un siglo, con un gran coste para ella. La descolonización está estrechamente asociada a otros conceptos que el discurso político predominante de Occidente evita cuando se trata de Israel y Palestina: liberación y reconciliación.
No pretendo tener una hoja de ruta para alcanzar estos nobles objetivos. El movimiento de liberación palestino tendrá que averiguar cómo aplicar una solución en la práctica; una que sea justa para todas las personas que viven en la actualidad en Palestina, incluidos los judíos israelíes.
Por último, lo que hemos visto en la Franja de Gaza durante el último año es el peor capítulo de la historia moderna de Israel y Palestina. A su debido tiempo, se recordará como una catástrofe inimaginable. Es demasiado pronto para predecir cómo afectará al futuro y al destino de los palestinos en los próximos años, pero si, como hemos hecho, repasamos la historia, podemos entender mejor la conexión entre los orígenes del sionismo en Palestina como movimiento de asentamiento de colonos y sus acciones, que siguen la lógica de la eliminación del nativo. Así comprenderemos por qué debemos ver la resistencia palestina, ante todo, como anticolonial, a pesar de las ideologías profesadas por sus participantes.
Hay otras ideas que derivan de adoptar el paradigma de los asentamientos de colonos. Este implica que cualquier solución en el futuro tendrá que tener en cuenta que en los últimos cien años, la comunidad judía ha crecido hasta convertirse en una población de una cifra considerable, compuesta por ocho millones de personas. Se trata de una comunidad que ha construido un Estado moderno y uno de los ejércitos más fuertes del mundo para mantenerse como Estado judío y, sin embargo, no puede sobrevivir, o cree que no puede hacerlo, sin oprimir a los palestinos. Los palestinos siguen resistiendo y siguen planteando un desafío, a pesar, de todos los intentos —que incluyen desde expulsiones hasta fuerza bruta y bombardeos— por expulsarlos como comunidad de la Palestina histórica.
Parece haber muy pocos puntos en común entre los judíos laicos y religiosos de Israel, aparte del odio a los árabes en general
Está claro que Israel como proyecto judío no funciona. Parece haber muy pocos puntos en común entre los judíos laicos y religiosos de Israel, aparte del odio a los árabes en general, y a los palestinos en particular. Pero eso no basta para una identidad nacional estable, pues no es algo de lo que una persona normal se sienta orgullosa. Los líderes israelíes de nuestra época no ofrecen ningún futuro de paz y normalidad para los israelíes en un mundo árabe. Israel sigue viéndose a sí mismo como un puesto de avanzada occidental en un mundo árabe hostil, aunque la mayoría de los judíos que viven en la actualidad en Israel ni siquiera procedan de Europa. Solo cuando Israel acepte la realidad de su pasado, y de su proximidad, con sus vecinos geográficos, podrá participar en la creación de un futuro mejor para la Palestina histórica y para todo Oriente Medio. Espero que lleguemos a verlo.
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Extracto del libro Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina de Illan Pappé, publicado en español por Capitán Swing.
Ilan Pappé es un profesor israelí de Historia en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, codirector del Centro Exeter de Estudios Etnopolíticos y activista político. Anteriormente fue profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Haifa (1984-2007) y director del Instituto Emil Touma de Estudios Palestinos de Haifa (2000-2008). Es autor de libros como La limpieza étnica de Palestina (2006), El Oriente Medio moderno (2005), Una historia de la Palestina moderna: una tierra, dos pueblos (2003) y Gran Bretaña y el conflicto árabe-israelí (1988). Fue también uno de los fundadores de la coalición de izquierdas Hadash. Ilan Pappé es uno de los denominados «nuevos historiadores» israelíes, quienes, a partir de la desclasificación de documentos en la década de 1980 por parte de los Gobiernos del Reino Unido, Estados Unidos e Israel, han tratado de revisar la historia moderna del Estado de Israel, criticando el sionismo desde puntos de vista muy controvertidos para gran parte de la sociedad israelí, llegando a recibir amenazas de muerte. Se ha mostrado radicalmente en contra de la creación del Estado de Israel, culpándole de la falta de paz en Oriente Medio, argumentando que el sionismo es más peligroso que la militancia islámica y llamando en ocasiones a un boicot académico contra las universidades israelíes. Pappé es un firme defensor de la creación de un único Estado secular en la región histórica de Palestina en el que convivan tanto árabes como judíos.
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1 Comentarios
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hace 3 días
Enhorabuena, es importante que podamos leer estas opiniones para poner un poco de luz y claridad sobre un conflicto generado por occidente y que se pretende resolver sin tener en cuenta al pueblo históricamente perjudicado y oprimido.
Israel comete un genocidio apoyado por occidente. No se olviden