Charlaba hace unos días en Madrid con Andrés Villavicencio, que es un muchacho de 31 años que el pasado verano tuvo que escapar de Venezuela. Lo hizo en la oscuridad y por caminos selváticos, ante la amenaza de que le torturaran por ser testigo del fraude electoral cometido por Nicolás Maduro. Hizo la maleta en media hora y reconoce que a lo mejor Dios estaba de su lado, dado que en el momento de huir se apagó la luz en su distrito, lo que hizo su presencia más difícil de detectar por los perros sanguinarios del régimen.
Me habló durante la conversación de Juan Carlos Monedero y de cómo el politólogo tuvo la indecencia, hace unas semanas, de ofrecer una conferencia sobre los derechos humanos en el Helicoide, que es el edificio caraqueño donde el régimen martiriza a los presos políticos.
La España contemporánea demuestra una sorprendente tolerancia con figuras como las de José Luis Rodríguez Zapatero y Monedero, tontos útiles -y a lo mejor algo más- de una dictadura opresora que no parecen tener excesivos problemas para pasear por Madrid con la barbilla en vertical. A Zapatero incluso lo exhiben en su partido como guía moral y guardián de las esencias. Le aplauden y vitorean en los mítines quienes parecen ser ajenos a las muertes por inanición, entre golpes y descargas eléctricas, que están documentadas en los centros de tortura caraqueños. Así es el socialismo español actual.
Los que suben a sus púlpitos a Zapatero y a Monedero han ejercido durante los últimos años de faro moral de los españoles. Su dominio ha sido incontestable. Han movido las masas y las han pastoreado hasta un territorio en el que se observa al discrepante con rencor revanchista. Nada de esto es casual ni novedoso. Esta estrategia ya figuraba en el famoso ensayo Gauche: quelle majorité électorale pour 2012?, publicado por el think tank Terra Nova. Ahí se advertía de la pérdida de fuerza en los barrios obreros y de la necesidad de que el progresismo atacara nuevos objetivos que resultaban más interesantes para la izquierda urbana cosmopolita, más acomodada. De ahí que causas como el feminismo ganaran una enorme fuerza a partir de entonces. No fue por los derechos. Era todo por los votos.
"Los hombres nos matan"
En España no se avivó tanto en el PSOE -en transición entonces hacia la era del kaiser Pedro- como desde Podemos, donde se empezaron a lanzar con naturalidad mensajes que apelaban a la concordia, como el de “los hombres nos matan” o “todos los hombres son violadores en potencia”. El televidente español, varón, de mediana edad, tuvo que acostumbrarse en unos pocos meses a que le consideraran culpable por el mero hecho de haber nacido; y a que desde el movimiento 8M le acusaran de pertenecer de forma inconsciente a una colectividad privilegiada. Si levantaba la voz hacia esa idea catecúmana era llamado machista. Si apelaba a su irracionalidad con argumentos, se le señalaba.
Detectar las inquisiciones resulta sencillo y accesible. Miguel Delibes condensó la idea en una frase de El Hereje, quizás la más popular de la obra. “La afición a la lectura ha llegado a ser tan sospechosa que el analfabetismo se hace deseable y honroso. Siendo analfabeto es fácil demostrar que uno está incontaminado y pertenece a la envidiable casta de los cristianos viejos”. Era muy fácil eludir los problemas si cualquiera asentía ante la doctrina de los micromachismos; o hacía la vista gorda hacia el escrache que le montaron a un juez del caso de La Manada de Pamplona por atreverse a apostillar una sentencia con un voto particular. ¡Por obrar de conciencia y argumentar! Su opinión provocó un tumulto. Todavía hoy, atreverse a señalar estas reacciones implica cierto riesgo de ser etiquetado... o vapuleado. Sólo las creencias más sectarias censuran la duda. Sólo las sociedades más estúpidas otorgan la presunción de inocencia o de culpabilidad a alguien por cuestiones biológicas.
Ábalos: "Yo soy feminista"
Fueron grandes impulsores de esos procesos múltiples medios de comunicación -con su nutrido grupo de periodistas, entregados a la causa- y los partidos del Gobierno más feminista de la historia. “Yo soy socialista y, por tanto, feminista”, decía José Luis Ábalos en un vídeo antes de que supiéramos quién era Jésica y antes de que su partido iniciara el debate sobre la abolición. De Íñigo Errejón, poco queda ya que decir. Quizás tan sólo que cuando el grupo Prisa intentó avivar un MeToo español con la publicación de un juicio sumarísimo al cineasta Carlos Vermut, su partido en pleno, sin más pruebas que unos testimonios, se lanzó a pedir su cabeza y a anunciar observatorios. Todo, mientras guardaba debajo de la alfombra los testimonios que acusaban a Íñigo de protagonizar noches toledanas.
El fuego que avivaron entre todos ahora arde sobre la piel de Monedero, que fue otro de los brujos de esta nueva izquierda, profundamente moralizadora
El fuego que avivaron entre todos ahora arde sobre la piel de Monedero, que fue otro de los brujos de esta nueva izquierda, profundamente moralizadora. El periódico ABC difundió el jueves un audio en el que el antiguo presentador de Canal Red, Sergio Gregori, que anda en procesos judiciales contra la empresa, alude a determinadas acusaciones de acoso sexual que pesan sobre el politólogo. Eldiario.es publicaba este jueves que en Podemos habían recibido denuncias, pero no airearon el caso. Evidentemente, para que no perjudicara a su congregación, tan dada, por cierto, a aleccionar a otras parroquias sobre cómo deben de actuar y relacionarse con sus feligreses.
Todas estas sospechas -y son meras sospechas- han provocado un nuevo juicio sumarísimo, en el que tiene pinta de que Juan Carlos Monedero será sacrificado antes incluso de que alguna aludida pueda aportar alguna prueba consistente. Merece la pena subrayar que, pese a que Monedero sea poco menos que una alimaña por su compadreo con el citado dictador y su opinión sobre lugares como Nicaragua, el proceso al que le van a someter es absolutamente repugnante y el propio de una sociedad analfabeta y ovejuna que, todavía hoy, considera que los culebrones políticos e ideológicos con la que le adoctrinan, y los métodos sumarísimos que proponen sus dirigentes, son el camino para resolver los problemas que dicen abordar.
Dirán algunos que le está bien empleado al acusado. Lo cierto es que, en un Estado de derecho, nadie merece ser protagonista de un Proceso como los que avivan los sacerdotes de la Igualdad. Concepto tétrico otrora y ahora. Pero, querido Juan Carlos, el socialismo siempre ha sido esto. No es una ideología que sepa contener la sed de mal que impregna la condición humana, que es irracional y que durante toda su historia ha luchado por civilizar al mono a partir de derecho y respeto a la propiedad privada, que es la gran generadora de libertad y de justicia, al contrario que todo aquello en lo que crees.
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5 Comentarios
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hace 5 horas
Esto ya hace años que era de sobra conocido por toda la Facultad. El problema es que todo el mundo miraba hacia otro lado. Ellas supongo que por miedo. El hecho es que este individuo campana a sus anchas con toda la impunidad. Eso sí, jamás le vi meterse ni mofarse con/ de ningún chico. Éste es el feminismo de pacotilla de esta gente.
hace 8 horas
que le revienten sus hordas feminazis!! jajajaaj
hace 8 horas
Llamar tontos útiles a la pareja de sinverguenzas Monedero/Zapatero es de inocentes, estos dos lo que estan haciendo es hincharse a sacar dinero del pueblo venezolano al sátrapa Maduro y su cohorte del narcogobierno de los cuales son asociados
hace 10 horas
«Ma gustao» D. Rubén, no quito ni una coma. Y aunque coincida que, con esta caja de Pandora abierta, más de uno pagara con su inocencia en la cárcel. No deja de ser justicia divina o el famoso karma que este individuo, por llamarlo de alguna manera, quede señalado, cancelado y execrado por su propia horda intolerante. Nos vemos “En lo que no te han contado” ViOne.
hace 12 horas
Esta secta podemita aprobó la ley de suelta violadores y pederastas con «rebajas de penas».
¿Se olían algo?.