Sánchez va a ganar con Trump más que Abascal, que se fue a USA para dedicarle al nuevo emperador reverencias de sombrerero. Sánchez ya tiene la campaña nacional y mundial hecha frente a los del brazo con muelle flojo y la borrachera country planetaria, unida ahora a la borrachera asesina de los cosacos. Lo de la internacional ultra se le perdía un poco a Sánchez entre anarcoliberales y nacionalistas góticos, populistas autoritarios y euroescépticos proteccionistas, neofascistas y santurrones. Pero ahora ya hemos visto verdaderamente a la internacional trumpista, ese Nuevo Orden Mundial de millonarios con carrito de golf, viejas de casino, mormones albinos y rubias de tarta de manzana que creen que Dios les ha puesto en las manos el planeta como el rifle. Eso, más los tiesos y arrimados de aquí, que se han subido al caballo como novias de caravana o de mantilla. Si el PP ya era para Sánchez aliado de la ultraderecha, esta cosa trumpista entre Núremberg y Las Vegas le ha animado a compararlo con los “colaboracionistas del nazismo”. Cuando parecía que a Sánchez ya no podía salvarlo ni Vox, resulta que lo mismo lo salva Trump.
Para Sánchez el PP ya está en el nazismo, cuando resulta que el pobre PP no se ha movido en nada (con lo que le cuesta moverse a Feijóo, que padece como reúma político). En realidad lo que ha hecho Sánchez es ir detrás de Abascal, que a su vez ha seguido a Trump, que a su vez ha seguido a Putin, y en esta peregrinación milagrera de penitentes, desahuciados o buscavidas el PP no ha tenido nada que ver. Lo que ocurre es que el PP se explica tarde y mal, esperando a ese Feijóo que tiene que buscar el bastón sin gafas. El PP sigue diciendo lo mismo sobre Ucrania, aunque, eso sí, prefiere ponerse diplomático con Trump a pesar de que Trump haya abolido la diplomacia para sustituirla por el trueque ventajista o el chantaje mafioso. Feijóo no va a salir como González Pons, llamando gorila a un Trump cada vez más engorilado, pero la postura del Pocero emperador con Ucrania ha enfadado a la derecha española y europea. Digo la derecha, no la secta de sábana y nave nodriza que está entre pedirle a Trump un hijo y suicidarse por él en un rancho con colchonetas.
Abascal se fue con pompón a USA, a hacer de animadora como el de las barbas de Martes y Trece hacía de trilliza argentina, y Sánchez por supuesto se fue tras él, a ver si también conseguía algo. Yo creo que ninguno de los dos estaba muy contento con ese Vox al que se le estaba oxidando el brillante morrión de conquistador como un clavo del carro de Manolo Escobar, entre humedades de capilla, humedades de castillo y humedades de mazmorra. A Vox se le iba la gente porque ya no entendían ni cómo funcionaba el partido ni qué defendía, aparte de colocar a Abascal de gallo de veleta, que eso parece y hasta así se mueve (Abascal es como el Batman de Michael Keaton o como los personajes ciegos de las películas, que basan todo su impacto y credibilidad en no mover el cuello). A un Vox que estaba entre el falangismo y el niñateo, el trumpismo podía darle un nuevo sentido, una esperanza, un éxito nacional o global y, ahora lo vemos, incluso podía darle una chaqueta de novia de quarterback. En algún momento entre la melancolía y la inutilidad, Abascal decidió apostarlo todo a Trump. Igual que, en algún momento, Sánchez decidió apostarlo todo a Abascal.
Si Trump triunfa, también triunfará Sánchez. De hecho, Trump es su última esperanza. Abascal no se da cuenta y aún cree que Trump le va a dejar España como un rancho de vacas
Sánchez se limita a ir detrás de Abascal, tanto si Vox es ultraliberalismo, franquismo de botijo, falangismo de los Cárpatos (el falangismo tísico de Buxadé) o trumpismo minifaldero. Sánchez está más unido a Abascal que el propio Feijóo, que en realidad lo que querría es que no hubiera Vox. Igual que Sánchez está más unido a Trump que el propio Abascal. Aparte de la postura sobre Ucrania, no hay nada más parecido al trumpismo que el sanchismo, nada más parecido al chorrafuerismo de Trump que el chorrafuerismo de Sánchez, que es también de morritos y flequillito. Sánchez, como Trump, miente al respirar, supedita las leyes y la moral a sus intereses y deseos y tiene por enemigos a la prensa, a los jueces y a oscuros poderes que sin embargo no le impiden tener casi todo el poder. Si no fuera por Ucrania, Sánchez podría haber estado en USA meneando el pompón y relamiendo algodón de azúcar.
El trumpismo no sólo miente más que Sánchez, sino que ya deporta gente con cencerro, sostiene que las leyes no se aplican a los patriotas y está por saltarse la Constitución para que Trump establezca un Reich de mil años. Sin embargo, para llegar del PP al nazismo hacen falta varios saltos consecutivos al vacío, lo que se llama “non sequitur”, saltos que el sanchismo iba a dar, por supuesto. Al otro lado, Abascal o los que manden en Vox también tenían que dar otro salto o se iban a terminar pudriendo como una reliquia de monja. El único que no se ha movido es el PP, más que nada porque no suele moverse. Ahora que Vox es trumpista, putinista o lo que diga el rubio quarterback, yo creo que el PP tampoco se moverá. En realidad, creo que el PP piensa que podrá incluso pactar con Vox sin moverse, seguramente una ingenuidad.
Sánchez lo ha apostado todo a Vox como Abascal lo ha apostado todo a Trump, y no tienen otra opción los dos que seguir con la apuesta, rezándole a san Pancracio o a quien se rece para estas cosas. También el PP tendrá que rezar para que Vox se estrelle contra la carpa del Tío Sam, que a ver qué van a hacer con un infiltrado trumpista / putinista en el Gobierno. Mi apuesta, no muy buena quizá, es que este trumpismo inmoral y pirata va a fracasar en Europa. Irónicamente, Trump no sólo puede hacer que Europa se una como nunca, sino que puede hundir a esta ultraderecha sumisa y antipatriótica que acepta y aceptaría cualquier arbitrariedad de Trump como un silbatazo. De todas formas, lo que no veo es que Abascal gane. Si Trump triunfa, también triunfará Sánchez. De hecho, Trump es su última esperanza. Abascal no se da cuenta y aún cree que Trump le va a dejar España como un rancho de vacas.
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